Astor Piazzolla y su primera esposa, Dedé, en la Rambla Bristol en 1948. La foto, aportada gentilmente por el periodista, escritor y docente Marcelo Gobello, fue publicada en el suplemento que La Capital editó el 25 de Mayo de 2014 al cumplir 109 años. En la oportunidad, el amigo Gobello anticipó en forma exclusiva un capítulo de su libro próximo a editarse -“Astor Piazzolla y Mar del Plata”- donde el hijo del genial músico hace un emotivo relato de sus veraneos en la ciudad.
Astor Piazzolla
El veraneo con los Noninos
El vínculo de Astor Piazzolla con Mar del Plata tiene más relación con sus afectos que con el tiempo que vivió en esta ciudad.
El genial músico nació en Mar del Plata el 11 de marzo de 1921. Fueron sus padres Vicente Piazzolla y Asunta Manetti, integrantes de dos frondosas familias italianas que habían llegado a la incipiente villa balnearia en busca de prosperidad.
Con el mismo propósito, Vicente y Asunta -los “Noninos”- emigraron a Nueva York en 1926 llevándose al pequeño Astor, de apenas 5 años.
Al retornar en 1937, Astor sabía tocar un bandoneón que su padre le había comprado en una casa de empeños de Nueva York. Pero su destino no estaba en Mar del Plata sino en Buenos Aires, donde el tango vivía su época de oro.
Los “Noninos” retomaron su vida marplatense mientras Astor -al tiempo que prosperaba como músico- se casó con Dedé Wolf en 1942. Del matrimonio nacieron dos hijos: Diana (1943) y Daniel (1944).
Recuerdos de la ciudad
En su libro “Astor Piazzolla y Mar del Plata” -próximo a editarse- Marcelo Gobello recoge el testimonio de su hijo Daniel en un capítulo que ofrece a manera de anticipo en este suplemento. A continuación, los párrafos más destacados de su relato:
“De mi bisabuelo Pantaleón Piazzolla, a quien obviamente no llegué a conocer, conservo un baúl de su propiedad que el mismo hizo a mano y donde puso “pantaleo piasolo” porque no sabía escribir. Por la parte de la familia Piazzolla, te cuento que Nonino (Vicente) tuvo tres hermanos: Ruggero (el hermano mayor que había nacido en Italia), la tía Teresa, y la hermana menor de todos, que se llamaba Rosita”.
“Todavía existe en Mar del Plata una peluquería que se llama “Piazzolla” y que pertenece a los descendientes de Ruggero, que también fue peluquero como Nonino”.
Amante de la pesca
“Recuerdo que papá tenía un lugar de preferencia para pescar en Mar del Plata que estaba ubicado en las piedras de Playa Chica (donde muchos años después nos sacamos unas fotos él, Nonina y yo); bajás y hay una piedra plana enorme y ahí íbamos mucho a pescar juntos. También íbamos a cazar a El Boquerón, nos gustaba cazar perdices o lo que hubiera por los caminos, ojo, no nos metíamos en ningún campo”.
“La escollera Sur era otro de los lugares preferidos para la pesca, yo era muy compañero de él. De pibe, era su ladero. A veces –muchos años después- recuerdo que me pasaba a buscar y nos íbamos dos días a pescar a Mar del Plata. Por supuesto que parábamos en la casa de los Noninos en Alberti 1561, donde estaba el chalet donde habían vivido siempre desde que regresaron de Estados Unidos y había dos locales (el 1555 y 1557). En el 1555 estaba la bicicletería y cuando Nonino se cansó de arreglar bicicletas puso una juguetería y durante una época al mismo tiempo funcionaba ahí una recepción de tintorería”.
Veraneo con los Noninos
“Todos los veranos los Noninos venían a buscarnos a mí y a Dianita; era adoración que tenían por nosotros. Recuerdo que Nonino tenía un Citroën 47 (el modelo llamado el once ligero) y nos venía a buscar al otro día que terminábamos las clases. Esa misma noche del fin de clases ya llegaban Nonino y Nonina y al otro día a la mañana ya partíamos para Mar del Plata”.
“Era una fiesta para nosotros, además nos amaban. Y nos pasábamos unas vacaciones bárbaras en Mar del Plata hasta que papá (que por lo general viajaba con mamá los fines de semana que no trabajaba) nos venía a buscar a final de la temporada (un día antes del comienzo de clases) y nos volvíamos con él en micro a Buenos Aires. Nos pasábamos casi 4 meses en Mar del Plata. Recuerdo en el 57 que hubo la terrible epidemia de poliomelitis y que nos quedamos casi hasta junio allí!”.
“No sabés cómo nos cuidaban y querían los abuelos. Papá era hijo único y nosotros éramos sus únicos nietos. Nonina nos pelaba las uvas una por una…”
Los días felices
“Yo no recuerdo haber pasado una temporada de verano en Capital, siempre en Mar del Plata. Ibamos mucho a la Playa Bristol de más chicos, porque no teníamos movilidad, así que bajábamos por Alsina hasta la costa y nos íbamos a la Bristol. Papá era muy amigo de todos los bañeros, ya que le gustaba mucho nadar. Nadie nos molestaba porque a papá no lo reconocía nadie. Ibamos todas las mañanas a la playa, a Astor le encantaba. Al mediodía volvíamos a almorzar a lo de los Noninos y casi todas las tardes salíamos con papá los dos juntos a pescar”.
“Papá después descubrió un lugar maravilloso para pescar, porque salían muchas corvinas inmensas y se llenaba de tiburones, en el norte de la ciudad cerca del vaciadero, al norte de parque Camet. Recuerdo que mi tío Ercolino Provenzano (casado mi tía Argentina, hermana de Nonina) nos retaba porque decía que eso era un asco, que cómo te vas a comer esos pescados que se alimentaban de los desperdicios de la ciudad. Pero seguimos yendo igual porque lo que a nosotros nos gustaba era la emoción de pique, no comernos los pescados”.
La carpa de Nonino
“Otra salida que recuerdo con mucha melancolía y alegría a la vez eran las salidas a El Boquerón, con Astor, Nonino y Nonina y a veces algunos tíos y primos. Nonino llevaba una carpa de lona pesadísima que había fabricado él y se armaban unos asados espectaculares; pasábamos todos el día ahí hasta la noche”.
“Mi papá y mi mamá eran fanáticos de una heladería que estaba en Cabo Corrientes y se llamaba “Lombardero”; se iban a la tarde en una bicicleta tándem que tenían para ellos guardada en la bicicletería de Nonino a buscar helados allí, casi religiosamente. (Diana y yo también teníamos nuestras propias bicicletas guardadas allí durante todo el año, que después usábamos en nuestros inolvidables veraneos.) Eran los mejores helados de Mar del Plata, quedaba cerca del viejo Hotel Amestoy por la zona del parque San Martin”.
Milanesas y Cagnolina
“Ya de más grande, en la época de La Botonera (teatro donde tocaba Astor en la década del 70), ibamos mucho a comer a la parrilla Trenque Lauquen, o al restaurante “Los Platitos” de los hermanos Espósito. Cuando éramos chicos no había tanta plata para ir a comer afuera seguido, además se comía tan bien en lo de Nonino y Nonina… cocinaban tan rico. Las milanesas de Nonina las recuerdo como las más ricas que jamás probé en mi vida y Nonino hacía una sopa de cazón que se llamaba la Cagnolina que era para chuparse los dedos”.
Astor nadador
“A papá le encantaba ir a la playa, sobre todo para nadar, era un excelente nadador, por eso se había hecho muy amigo de los bañeros de las playas del centro, porque se metía 400 o 500 metros mar adentro a nadar con ellos en sus prácticas”.
“También visitaba mucho a sus primos Bertolami, que recuerdo vivían casi todos en una misma cuadra, en la calle Rodríguez Peña entre Santiago del Estero y Santa Fe: Tito Bertolami (ahora ahí vive José Bertolami, un pibe de mi edad), la Negra Bertolami, Aimone Bertolami, lamentablemente ya todos fallecidos. Originalmente en esa zona había estado la quinta del Tio Pepe Bertolami (hermano de Nonina) de más de una manzana, donde recuerdo haber visto de chico una jaula inmensa llena de pajaritos, porque el tío Pepe era uno de los más grandes criadores de canarios de la Argentina en esa época”.
“Después que falleció Nonino en 1959 -tan joven, a los 66 años- Nonina se mudó a un departamento pequeño en la calle Avellaneda y Catamarca”.
“Dianita y yo tuvimos una infancia espectacular, tanto con nuestros padres como con nuestros abuelos, pero nuestra máxima felicidad eran los largos veraneos en Mar del Plata con Nonino y Nonina. Mar del Plata forma parte indisoluble de nuestras vidas, y sé muy bien que mi viejo siempre la quiso mucho.”