Magnífica serie. Esta, en lo particular, sugiere un nuevo desafío. En la foto 8573 hay muy buena información sobre dos temporales casi consecutivos en el año 1920, uno de ellos con resultado catastrófico para la comunidad pesquera marplatense. Esta postal parece remontarnos a un nuevo temporal en abril del año siguiente. Mis felicitaciones, profesor Mendozzi, por este material.
Muy buen punto Sr. Miqueo Gaitán … revisando sus sugerencias , entre otras referencias presentes en el blog acerca de éste tipo de inclemencias , se me ocurre pensar en que quizá exista alguna mención en los archivos del Diario “La Capital” , tal como la hubo en ocasión de otro temporal . Quizá también alguno de los notables compañeros del blog pueda ayudarnos .
Le transmito un muy cordial saludo .
Julián Mendozzi.
Todo un documento. Las dimensiones de la lancha, sin ningùn tipo de protecciòn. La escasa tripulaciòn, expuesta a las inclemencias del clima marino, ya rudo de por sì. Nos lleva a imaginar que esta tarea, implicaba un enorme sacrificio, con el valor agregado de estar expuesto a los peligros del mar. Hombres duros y curtidos, tirando de la red para izarla a bordo. Salìan de noche a la madrugada, volvìan por la tarde. Ya jubilados solìan reunirse en la intersecciòn de 12 de Octubre y Edisòn…..Conocì a uno de ellos, habìa pertenecido a la tripulaciòn de Chicho Mazzacristo ò tambièn Chicho Pistolo, patròn de la “Josefina”. Lancha que capitaneada por Chicho, capeò y regresò a Puerto sobreviviendo al recordado Temporal de Santa Rosa. Que se llevò muchas vidas. Hoy sigo hablando con un pescador ya jubilado, familiar de Chicho. E inevitablemente cada tanto surge el tema del Malo Tempuone. Y de aquel dìa que el mar se cobrò tantas vidas. La foto nos dà una ìdea, de como se navegaba en aquellas embarcaciones. Y lo expuesto que estaban aquellos hombres, que habrìan surcos en el mar. Gauchos de una Pampa lìquida.
Prof. Mendozzi. Me congratula el hecho, que se interese por estos pasajes de la historia de nuestro Puerto. Salir a navegar en aquellas barcas, sin protecciòn alguna. Sin radio ni cabina. Careciendo de instrumentos elementales para navegar, era tarea para hombres muy marineros y curtidos en la ruda tarea de pràcticar las artes de pesca. Cuando llovìa o castigaban las olas, solìan desplegar una lona impermeabilizada con aceite de lino y proa al viento. El Sr. Carlos Rendo, pescador jubilado, està casado con una sobrina de Chicho Greco. A quièn tengo el gusto de conocer. Mazzacristo como varios de su familia eran Scalotos, o sea oriundos de la Scala. Pueblo de pescadores en la lejana Italia. Segùn mis amigos y el Ingeniero Greco, hijo de Chicho fallecido no hace mucho tiempo. Aquella mañana de Santa Rosa, estaban pescando, cuando el mar comenzò a agitarse. Uno de los tripulantes le dijo a Chicho que venìa una malo tempuone. Por lo que decidieron recoger la red y tratar de llegar a puerto. Uno hubo tiempo, el cielo se oscureciò, de manera significativa. Desplegaron el toldo de lona, y se prepararon a capear. El mal tiempo empeoraba cada vez màs. La penunbra, el viento y el rugido del hicieron que los hombres perdieran la calma, y quisieran acelerar arribar a puerto cuanto antes. Como serìa la situanciòn que uno de ellos, perdiò el conocimiento. Y lo depositaron debajo de la proa de la lancha, lugar este cubierto. Pensaban que el tripulante habìa fallecido. No tardò en desatarse el pànico, siempre ocurre en estas situaciones. Y cualquier marino que se precie, sabe que una tripulaciòn presa del pànico, zozobra. Chicho como patròn conservaba o trataba de conservar la calma. Se sitùo en la popa de la embarcaciò. Con una mano gobernaba el timòn y con la otra sostenìa la piola que estaba atada al acelerador del motor de la lancha. Esta manera aceleraba o desaceleraba el motor segùn venìan las olas. Y con la otra corregìa el rumbo, tratando de mantener la proa al viento y en contra de la olas. Evitando exponer las bandas de babor o estribor al embate del mar. De esta manera evitaba que el mar volcara la lancha. Algunos de los tripulantes pensaron que esta maniobra era ineficàz, y que sucumbirìan. Por lo tanto exìjian a Chicho acelerar y tratar de llegar cuanto antes. Chicho con entereza se impuso a sus hombres y les dijo: Que tenìan que enfrentar las olas conforme vinieran. Acelerando y desacelerando, de lo contrario romperìan la proa o volcarìan la embarcaciòn. Que el tambièn tenìa familia y querìa llegar. Que tuvieran confianza en èl, que volverìan. Los otros desesperados no entendìan razones. Por lo que Chicho tomando un pequeño cuchillo de pesca, les advirtiò. Al primero que toque la piolita lo despanzo. Asì fue que despuès de un dìa y una noche de capear. Entraron a puerto, pasando delante de la mujeres e hijos que esperaban a sus hombres. Siempre las mujeres esperan en la banquina…. Siempre. Ese dìa muchos no regresaron. Se perdieron en el mar. Quizàs se apuraron en volver o quièn sabe què. En la plazoleta de la banquina, estàn las placas de los hombres que no volvieron. Un recuerdo piadoso por las almas de aquellos que salieron a trabajar y se perdieron en el mar. En la tumba del marino no hay flores.
Sr. Taboada ; como lo he expresado en algún otro momento , su relato al igual que muchos otros con los que felizmente cuenta este querido espacio forman parte de la Historia que no se encuentra en la bibliografía mas clásica referente a la Ciudad que nos atiende ni en los trabajos científicos mas actuales ; y para quien gusta y se apasiona por la lectura de la misma (y modestamente en cuanto a mi respecta , todo material del que logro hacerme ya sea en papel o digital lo devoro…) realmente resultan de un valor superlativo ; además claro , de dejar de ser un recuerdo en la mente y , por qué no , en el corazón de una persona , para convertirse , al quedar plasmado aquí , en un pedacito de la Historia de la Ciudad que ahora no quedará en solo un recuerdo y podrá ser conocido y citado por otros interesados en la materia y amantes de la Ciudad .
De manera que , como tantas veces lo he leído aquí en palabras del estimado Sr. J.A. Lago ; su recuerdo , al igual que tantas imágenes que vaya uno a saber por cuánto tiempo han permanecido quizá en algún viejo arcón arrumbadas , vuelven ahora , por medio de “Fotos de Familia” , a la vida y formarán desde entonces parte viva de la historia Marplatense al socializarse y ser conocidas por mas personas , tal como lo son ahora “Don Chicho” y su tripulación ; y creo que de allí la importancia intrínseca de este gran emprendimiento del Diario “La Capital” ; de la participación de los Sres. y Sras. foristas y de todos cuantos se vayan sumando a la propuesta .
Cordiales saludos y una vez mas el agradecimiento por compartir estas historias.
Atte. Julián Mendozzi.
Sr Taboada: Todo mi agradecimiento por compartir estas historias- y mis saludos y también gracias a todos los que con sus fotos y relatos escriben la historia de esta querida ciudad. Nilda
Magnífica serie. Esta, en lo particular, sugiere un nuevo desafío. En la foto 8573 hay muy buena información sobre dos temporales casi consecutivos en el año 1920, uno de ellos con resultado catastrófico para la comunidad pesquera marplatense. Esta postal parece remontarnos a un nuevo temporal en abril del año siguiente. Mis felicitaciones, profesor Mendozzi, por este material.
Muy buen punto Sr. Miqueo Gaitán … revisando sus sugerencias , entre otras referencias presentes en el blog acerca de éste tipo de inclemencias , se me ocurre pensar en que quizá exista alguna mención en los archivos del Diario “La Capital” , tal como la hubo en ocasión de otro temporal . Quizá también alguno de los notables compañeros del blog pueda ayudarnos .
Le transmito un muy cordial saludo .
Julián Mendozzi.
Todo un documento. Las dimensiones de la lancha, sin ningùn tipo de protecciòn. La escasa tripulaciòn, expuesta a las inclemencias del clima marino, ya rudo de por sì. Nos lleva a imaginar que esta tarea, implicaba un enorme sacrificio, con el valor agregado de estar expuesto a los peligros del mar. Hombres duros y curtidos, tirando de la red para izarla a bordo. Salìan de noche a la madrugada, volvìan por la tarde. Ya jubilados solìan reunirse en la intersecciòn de 12 de Octubre y Edisòn…..Conocì a uno de ellos, habìa pertenecido a la tripulaciòn de Chicho Mazzacristo ò tambièn Chicho Pistolo, patròn de la “Josefina”. Lancha que capitaneada por Chicho, capeò y regresò a Puerto sobreviviendo al recordado Temporal de Santa Rosa. Que se llevò muchas vidas. Hoy sigo hablando con un pescador ya jubilado, familiar de Chicho. E inevitablemente cada tanto surge el tema del Malo Tempuone. Y de aquel dìa que el mar se cobrò tantas vidas. La foto nos dà una ìdea, de como se navegaba en aquellas embarcaciones. Y lo expuesto que estaban aquellos hombres, que habrìan surcos en el mar. Gauchos de una Pampa lìquida.
Sr. Taboada…pero que genial relato el que comparte !!! . Ya mismo tomo debida nota de sus recuerdos en mis anotaciones personales .
Muy agradecido por su gentileza al compartirlos
lo saluda muy atte.
Julián Mendozzi.
Prof. Mendozzi. Me congratula el hecho, que se interese por estos pasajes de la historia de nuestro Puerto. Salir a navegar en aquellas barcas, sin protecciòn alguna. Sin radio ni cabina. Careciendo de instrumentos elementales para navegar, era tarea para hombres muy marineros y curtidos en la ruda tarea de pràcticar las artes de pesca. Cuando llovìa o castigaban las olas, solìan desplegar una lona impermeabilizada con aceite de lino y proa al viento. El Sr. Carlos Rendo, pescador jubilado, està casado con una sobrina de Chicho Greco. A quièn tengo el gusto de conocer. Mazzacristo como varios de su familia eran Scalotos, o sea oriundos de la Scala. Pueblo de pescadores en la lejana Italia. Segùn mis amigos y el Ingeniero Greco, hijo de Chicho fallecido no hace mucho tiempo. Aquella mañana de Santa Rosa, estaban pescando, cuando el mar comenzò a agitarse. Uno de los tripulantes le dijo a Chicho que venìa una malo tempuone. Por lo que decidieron recoger la red y tratar de llegar a puerto. Uno hubo tiempo, el cielo se oscureciò, de manera significativa. Desplegaron el toldo de lona, y se prepararon a capear. El mal tiempo empeoraba cada vez màs. La penunbra, el viento y el rugido del hicieron que los hombres perdieran la calma, y quisieran acelerar arribar a puerto cuanto antes. Como serìa la situanciòn que uno de ellos, perdiò el conocimiento. Y lo depositaron debajo de la proa de la lancha, lugar este cubierto. Pensaban que el tripulante habìa fallecido. No tardò en desatarse el pànico, siempre ocurre en estas situaciones. Y cualquier marino que se precie, sabe que una tripulaciòn presa del pànico, zozobra. Chicho como patròn conservaba o trataba de conservar la calma. Se sitùo en la popa de la embarcaciò. Con una mano gobernaba el timòn y con la otra sostenìa la piola que estaba atada al acelerador del motor de la lancha. Esta manera aceleraba o desaceleraba el motor segùn venìan las olas. Y con la otra corregìa el rumbo, tratando de mantener la proa al viento y en contra de la olas. Evitando exponer las bandas de babor o estribor al embate del mar. De esta manera evitaba que el mar volcara la lancha. Algunos de los tripulantes pensaron que esta maniobra era ineficàz, y que sucumbirìan. Por lo tanto exìjian a Chicho acelerar y tratar de llegar cuanto antes. Chicho con entereza se impuso a sus hombres y les dijo: Que tenìan que enfrentar las olas conforme vinieran. Acelerando y desacelerando, de lo contrario romperìan la proa o volcarìan la embarcaciòn. Que el tambièn tenìa familia y querìa llegar. Que tuvieran confianza en èl, que volverìan. Los otros desesperados no entendìan razones. Por lo que Chicho tomando un pequeño cuchillo de pesca, les advirtiò. Al primero que toque la piolita lo despanzo. Asì fue que despuès de un dìa y una noche de capear. Entraron a puerto, pasando delante de la mujeres e hijos que esperaban a sus hombres. Siempre las mujeres esperan en la banquina…. Siempre. Ese dìa muchos no regresaron. Se perdieron en el mar. Quizàs se apuraron en volver o quièn sabe què. En la plazoleta de la banquina, estàn las placas de los hombres que no volvieron. Un recuerdo piadoso por las almas de aquellos que salieron a trabajar y se perdieron en el mar. En la tumba del marino no hay flores.
Sr. Taboada ; como lo he expresado en algún otro momento , su relato al igual que muchos otros con los que felizmente cuenta este querido espacio forman parte de la Historia que no se encuentra en la bibliografía mas clásica referente a la Ciudad que nos atiende ni en los trabajos científicos mas actuales ; y para quien gusta y se apasiona por la lectura de la misma (y modestamente en cuanto a mi respecta , todo material del que logro hacerme ya sea en papel o digital lo devoro…) realmente resultan de un valor superlativo ; además claro , de dejar de ser un recuerdo en la mente y , por qué no , en el corazón de una persona , para convertirse , al quedar plasmado aquí , en un pedacito de la Historia de la Ciudad que ahora no quedará en solo un recuerdo y podrá ser conocido y citado por otros interesados en la materia y amantes de la Ciudad .
De manera que , como tantas veces lo he leído aquí en palabras del estimado Sr. J.A. Lago ; su recuerdo , al igual que tantas imágenes que vaya uno a saber por cuánto tiempo han permanecido quizá en algún viejo arcón arrumbadas , vuelven ahora , por medio de “Fotos de Familia” , a la vida y formarán desde entonces parte viva de la historia Marplatense al socializarse y ser conocidas por mas personas , tal como lo son ahora “Don Chicho” y su tripulación ; y creo que de allí la importancia intrínseca de este gran emprendimiento del Diario “La Capital” ; de la participación de los Sres. y Sras. foristas y de todos cuantos se vayan sumando a la propuesta .
Cordiales saludos y una vez mas el agradecimiento por compartir estas historias.
Atte. Julián Mendozzi.
Sr Taboada: Todo mi agradecimiento por compartir estas historias- y mis saludos y también gracias a todos los que con sus fotos y relatos escriben la historia de esta querida ciudad. Nilda