La niña de la foto es Laura Carlotto (desaparecida en 1977) junto a sus padres Estela (presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo) y su padre Guido disfrutando del verano de 1958 en Mar del Plata. Foto de la familia Carlotto suministrada por María Eugenia Ludueña, autora del libro
“Laura. Vida y militancia de Laura Carlotto”. En su edición del domingo 23 de noviembre pasado, La Capital publicó una entrevista del periodista Marcelo Pasetti a María Eugenia Ludueña. La reproducimos a continuación.
María Eugenia Ludueña, tras su trabajo sobre Laura Carlotto
“En el fondo, desearía
que este libro no existiera”
Es un cuadro de la época más negra de la historia argentina. María Eugenia Ludueña acaba de publicar “Laura. Vida y militancia de Laura Carlotto”. “En el fondo, desearía que este libro no existiera”, admite en su charla con LA CAPITAL.
Por Marcelo Pasetti
twitter: @marcelopasetti
“A veces me despierto en mitad de la noche, beso a mi hijo y recuerdo que Laura, y tantas otras, no tuvieron esa suerte”, admitió María Eugenia Ludueña, periodista, autora de un libro en el cual se narra la historia de Laura Carlotto, la hija desaparecida de Estela de Carlotto quien sigue en la incansable búsqueda de su nieto Guido, nacido en cautiverio. Tras haber presentado en Mar del Plata “Laura. Vida y militancia de Laura Carlotto”, Ludueña dialogó con LA CAPITAL y dijo estar convencida de que los nietos se recuperarán. “No se sabe nada porque hay un pacto de silencio donde todos tienen las manos sucias. Pero todo cae por su propio peso, tarde o temprano. La mentira, sin duda, también. Prueba de eso son las historias de los 109 nietos restituidos”, alegó.
-¿Qué te motivó a escribir este libro? ¿Cómo surgió la idea?
-A primera vista surgió un poco por azar. Pero después, repasando otras variables, como mis memorias de la infancia, creo que no lo fue tanto. A fines de 2009 entrevisté a Estela para la revista dominical del diario La Nación, donde colaboré durante algunos años. Era una nota sobre la restitución del nieto número cien de Abuelas de Plaza de Mayo. Le pregunté si guardaba algún elemento especial para Guido, su nieto y uno de los casi 400 que falta encontrar. Me contó: durante más de 30 años, de cada encuentro al que había asistido se había traído una remera, un pin, un souvenir para contarle a Guido que buscándolo, por todo el mundo, había recolectado todo eso. Pero ya era mucho: ocupaba demasiadas cajas. Me dijo que a ella le gustaría que alguien escribiera sobre Laura. Inmediatamente le dije: yo lo hago. Después de que se publicó la nota, le envié un mail, nos encontramos, me pasó los primeros datos de amigas o gente que la había conocido. Le estoy profundamente agradecida por haber confiado y haberme abierto las puertas de algo tan querido y doloroso como el mundo de su hija asesinada.
-Se nota claramente que hubo un trabajo de investigación muy amplio. ¿Cuánto tiempo te demandó hacerlo?
-Empecé las entrevistas en 2010 y las últimas a fines de 2012. Entre las entrevistas y la escritura hubo un trabajo de más de tres años, mezclado con los tantos trabajos en paralelo que tenemos los periodistas.
“Quería que hablara por Laura y por los demás”
-¿Cómo era Laura Carlotto?
– Por lo que me han contado sobre ella: comprometida, terca, idealista, solidaria, jugada, estructurada y desenfadada al mismo tiempo, audaz, introvertida, sensible, muy madura para su edad. Sus compañeras le pedían consejo. Le gustaba la música, pintar, hacer manualidades. Estaba muy compenetrada y atenta a su época. Tenía sed de aprender. Cuando empezó a estudiar Historia en la Facultad de Humanidades en la Universidad de La Plata entró en la JUP (Juventud Universitaria Peronista). Era una militante periférica, de base, desarrollaba tareas de prensa y difusión, y se sentía muy poco importante como para que le pasara algo.
–Ella fue secuestrada y desaparecida y tenía tan sólo 22 años. Estaba embarazada, dio a luz e igualmente la asesinaron. El paradigma total de la locura y crueldad de la dictadura…
-Mientras hacía el libro, esta locura y esta crueldad aparecían en muchas historias de otros amigos y compañeros de Laura, por eso también quise incluirlas en las historias paralelas. Esa falta de lógica de los represores para con los secuestrados como parte de la estrategia del terrorismo, de querer romper los lazos colectivos y hacer pedazos cualquier intento de organización. Me pareció importante contar que así fueron también con tantos compañeros. Quería que el libro hablara por Laura y por los demás, que tuviera esa dimensión colectiva que fue la medida de las cosas en los 70 para muchos militantes.
Por otro lado, en la biografía de Laura hay datos que estremecen como el hecho de que perdió dos embarazos con su ex marido, años antes de ser secuestrada, y pudo llevar un embarazo a término en condiciones inhumanas, con testimonios contundentes acerca de esa gestación en el centro clandestino de detención La Cacha.
-Hay datos, escenas del libro que sólo pueden ser reflejadas asi por una mujer. Precisamente como mujer, cómo te afectó la historia? Qué produjo en vos escribirla y a al mismo tiempo descubrir tantas atrocidades?
-Todo lo que tiene que ver con la maternidad, cuando tenés un hijo (tengo uno de siete años, Ian), cobra otra resonancia. No puedo imaginar lo que debe ser un embarazo en esas condiciones, parir engrillada y menos aún compartir apenas unas pocas horas con tu bebé, despegarte de él después de llevarlo nueve meses en tu vientre, no poder darle el pecho, volver a un centro clandestino de detención con el cuerpo preparado para criar a tu hijo pero sin él. Me pregunté muchas veces: ¿en qué momento el ser humano cruza determinada frontera y es capaz de infringir ese daño a otro? A veces me despierto en mitad de la noche, beso a mi hijo y recuerdo que Laura, y tantas otras, no tuvieron esa suerte.
-Laura trabajaba, estudiaba y militaba, señalás. En varias oportunidades, familiares y amigos le advierten acerca de los peligros que se avecinaban. ¿Tan fuerte era su compromiso o se sentía omnipotente?
-Creo que al principio un poco sentía que no le podía pasar. Pero también es cierto que cuando la secuestran, a fines de noviembre de 1977, La Plata era tierra arrasada. Ella sabía que podía morir y así se lo dijo a Estela. Pero no quería salvarse sola y seguía también, creo, por compromiso con los compañeros caídos.
Un pacto de silencio
-Casi en paralelo contás la historia de María Claudia Falcone, emblemática desaparecida de La Noche de los Lápices, que era pariente de Laura Carlotto. Evidentemente La Plata era un infierno en aquella época…
-Sí. Estela y Remo, el hermano menor de Laura, me dijeron que el secuestro de María Claudia fue el punto de inflexión en la familia. Desde esa madrugada que el matrimonio Falcone, Nelva y Jorge padre, llegaron desesperados a casa de Estela y Guido, los Carlotto empezaron a sentir que les podía pasar a ellos, a vivir aterrados y a ser perseguidos. Remo era un pibe entrando a la adolescencia. Cuando supo que se habían llevado a María Claudia –que tenía 16- se preguntaba por qué no iba a pasarle a él.
-Estela Carlotto sigue buscando a su nieto nacido en cautiverio. ¿Pensás que de acuerdo a la información que manejan podrá encontrarlo? ¿Cómo es posible que nada se sepa?
-Sí, creo que lo van a encontrar, a Guido y también a los casi 400 que faltan. No se sabe nada porque hay un pacto de silencio donde todos tienen las manos sucias. Pero todo cae por su propio peso, tarde o temprano. La mentira, sin duda, también. Prueba de eso son las historias de los 109 nietos restituidos. Incluso en casos de familias que ni siquiera sabían que había un embarazo en cautiverio, esos hijos han aparecido. Si empezás a analizarlas, una por una, en cada historia hay por lo menos un intersticio, un punto de ruptura,– muchas veces más- por donde se coló la verdad y ya no hubo vuelta atrás.
-Hay un diálogo en el libro que es tremendo. “Nuestra muerte, mamá, no va a ser en vano” le dice Laura a su madre en un encuentro. Evidentemente, Estela Carlotto nunca pudo convencer a su hija para que abandonara todo…
-Eso lo cuenta Estela. No pudo convencer a Laura de que se fuera. Prueba de su tozudez y de su compromiso con sus convicciones. Laura no quería morir: quería vivir. Decía que quería que todos viviéramos bien. Me costó escribir esa parte porque tenía las frases pero contado desde hoy, hasta podría sonar cursi si no se lee el contexto o qué la impulsaba.
-En el libro también haces referencia al accionar de la Concentración Nacional Universitaria (CNU). En Mar del Plata también tuvo una presencia muy fuerte. De hecho hay varios detenidos por delitos de lesa humanidad.¿Laura tuvo enfrentamiento con representantes de la CNU al igual que su novio de entonces? ¿Tenía fuerte injerencia la CNU, en La Plata también, en la militancia universitaria?
-Mientras buscaba materiales para entender el accionar de la CNU en La Plata aparecían documentos que se referían a Mar del Plata. En la presentación del libro en la Feria de Mar del Plata, justamente Solana Guangiroli –cuya hermana está desaparecida- me contaba la intensidad del accionar allí. En La Plata tenían mucha injerencia universitaria, sí. Mostraban abiertamente su violencia en los claustros, y la seguían en las peñas, donde podían empezar con unos cantitos y terminaban a veces a los tiros. Lo particular de La Plata es que al ser una ciudad estudiantil y pequeña, los militantes de la JUP les conocían las caras a estos fachos, muchos habían estudiado en los mismos colegios. Por otro lado, como editora de Infojus Noticias –donde trabajo- sigo de cerca las historias judiciales de la CNU en Mar del Plata, como el caso del líder marplatense y ex fiscal federal Demarchi, extraditado desde Colombia, acusado de delitos de lesa humanidad. Las atrocidades de aquella madrugada de marzo de 1975, perpetradas por la CNU en Mar del Plata, son difíciles de creer.
Alegría y dolor
-El secuestro de Guido, padre de Laura y esposo de Estela, también produce un quiebre grande en el seno familiar. Ya liberado, Guido sabe que viene lo peor…
-Sí, de algún modo todos los Carlotto con los que hablé dicen que Guido era el que quizás más sufría por Laura, porque él había vivido esa experiencia durante su cautiverio y sabía los padecimientos de los secuestrados. También cuentan quienes lo conocieron que Guido, a partir de su secuestro y después de la muerte de su hija Laura, entró en declive. Remo contaba que su padre cuando volvió del cautiverio parecía diez años mayor que antes.
-Desde la resistencia, se registraban hechos hasta “infantiles”. Los jóvenes como Laura, considerás que fueron “abandonados” en su accionar por los máximos dirigentes de Montoneros?
-No me siento en condiciones de juzgar, porque lo que investigué fue la biografía de Laura en un contexto. Creo que tampoco se puede pensar que a los jóvenes como Laura los llevaban de las narices. Sí parece que los compañeros que estaban, como ella, en los frentes de masas, quedaron mucho más expuestos a la represión. Montoneros era una orga hiperverticalista, con muy poca tolerancia a la disidencia, y con el verticalismo pasa eso: se desbarata. Sí me sorprendió saber de ciertas reacciones “infantiles” de la conducción frente a la conducta de determinados militantes. El debate de Walsh con Montoneros, y las críticas- que cito en el libro- también hablan de otras posiciones y es muy rico. Cuando toda la conducción ya estaba fuera del país, Laura seguía acá.
-¿Publicado el libro, cuál fue la reacción, la opinión de Estela de Carlotto?
– A Estela le mostré el libro antes de publicarlo, lo mismo a los hermanos. También hice un trabajo de corrección sobre borradores con los entrevistados, creo en la inteligencia colectiva y este libro es, en cierta medida, una creación colectiva, posible gracias a tantos testimonios y materiales de consulta producidos por otros. Estela me dijo que el libro le produce alegría y dolor. El jueves 14 presentamos el libro en La Plata y ella dijo: “estoy feliz de que se hable de ella, porque ella me hizo a mí. Soy esta gracias a Laura”. Claudia, Kibo y Remo son muy generosos, el libro es también la historia de los Carlotto y de su transformación. Para mí es un gran honor que Estela y ellos me acompañen, como han hecho, cuando lo presentamos. O hace unas semanas, cuando Estela lo presentó en Casa América en Cataluña, invitada a un encuentro de DDHH. Me siento muy agradecida, aunque en el fondo, desearía que este libro no existiera.
Una entrega sencillamente maravillosa de “Fotos de Familia” ; felicito sinceramente al Diario “La Capital” y a los Periodistas Marcelo Pasetti por su labor en esta entrevista y Gustavo Visciarelli por llevar adelante el blog , y lógicamente a la autora del trabajo , María E. Ludueña.
Simplemente rescatar el siguiente pasaje :
“…No pudo convencer a Laura de que se fuera. Prueba de su tozudez y de su compromiso con sus convicciones. Laura no quería morir: quería vivir. Decía que quería que todos viviéramos bien…”
Vaya mi profundo respeto a la memoria de Laura y hacia su familia .
Prof. Julián Mendozzi
Archivos por la Memoria
Estela Barnes de Carlotto
Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo:
http://www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/programas/memoria/por_la_memoria/html/archivo_5_estelacarlotto.htm