ACERCA DE LA LABOR FEMENINA EN EL PUERTO DE MAR DEL PLATA. (Extractos).
“…Además, un rasgo importante de la demanda de mano de obra era la
solicitud de personal femenino, debido al tipo de empleos ofrecidos en la hotelería,comercios, textiles, casas de familia, restaurantes, conservas de pescado,trabajos que se relacionaban con los servicios y la alimentación. Los estudios que se han realizado sobre el mercado de trabajo coinciden en señalar que existe una cierta racionalidad económica en la designación del empleo femenino.
Las características se basan en que las mujeres consideran el trabajo fuera del hogar como secundario, poseen habilidades manuales y tienen gran adaptación a desempeñar tareas repetitivas porque las mujeres son “menos” inquietas que los varones. Como la destreza manual es una condición requerida en la industria para tareas de montaje, textil, manipulación de objetos delicados, la mano de obra requerida en estos trabajos es por excelencia femenina. Por ello se le ofrece del lado de la demanda salarios más bajos, no sólo porque son empleos
descualificados, sino también porque se supone que para las mujeres el empleo extradoméstico es secundario. Además, operan factores ideológicos desde el momento que los trabajos que requieren mayor fuerza física y son desempeñados por los hombres, deben ser mejor remunerados que los que demandan destreza y precisión manual ocupados por las mujeres…”
“…A mediados de los cuarenta la ciudad se había convertido en el primer centro pesquero del país, por la cantidad de embarcaciones que llegaban al puerto y por el número de fábricas instaladas en la zona portuaria y barrios aledaños…”
“…Para el año 1937 se calculaba que trabajaban 600 obreras y obreros y para mediados de los años cincuenta alrededor de 7.000…”
“…Las primeras tareas relacionadas con la elaboración de pescado fueron realizadas –a principios del siglo XX- por las esposas e hijos de los pescadores que comenzaron “artesanalmente en sus hogares la salazón de una especie que era semejante a las sardinas”, para luego formar parte de la mano de obra de los primeros saladeros y posteriormente, de la industria procesadora, instalada en tierra. La demanda de personal estuvo relacionada con los meses de captura de las
especies: la temporada de anchoita agosto/setiembre a diciembre, la temporada de caballa enero a marzo y recién en los años setenta, cuando se descubre el bonito –similar al atún-, se lo procesaba después de abril. En estas temporadas se requería la mayor demanda de mano de obra. Por las características del trabajo en la conserva, las mujeres fueron solicitadas mayoritariamente para desempeñar el oficio…”
“…En todas las fábricas –grandes o pequeñas- las tareas estaban distribuidas de acuerdo al sexo: las mujeres realizaban las tareas
de descabezamiento y envasado del pescado, mientras que los hombres se
ocupaban de manejar los hornos, el traslado de las parrillas con el pescado para procesar, cargar los cajones y manejar los camiones. Esta división se apoyaba en criterios tradicionales, los cuales sostenían que las mujeres eran más hábiles para desarrollar labores que requerían destreza con las manos y minuciosidad, mientras que a los hombres se les requería por su fuerza física, como recordaba una obrera: “Sí, las parrillas y las tapas son livianitas. Si era mucho pesado le decíamos a
la capataza y venía el peón y nos daba una mano”…”
“…Las condiciones de trabajo variaron a lo largo del período. Hasta los primeros años cuarenta, las conserveras trabajaban mojadas y bajo el agua, debido a que el pescado era limpiado con abundante líquido. Además, las obreras trabajaban paradas más de 12 horas.
Estas condiciones comenzaron a modificarse a partir del año 1942
cuando se les reconoció su sindicato. Los cambios consistieron en colocar tablones para los pies, bancos en el lugar donde envasaban, los cuarto de hora para descansar o comer, aunque la extensión de la jornada no se modificó.
También, las condiciones de higiene fueron cambiando a lo largo del período especialmente en las empresas que concentraban mayor personal, mientras que en las fábricas chicas y si pensamos en la gran cantidad de fábricas clandestinas que componían la industria de la conserva y congelado de pescado, los controles estaban sujetos a la iniciativa del propio dueño…”
“…Con respecto a la extensión de las jornadas, la Ley la limitaba a 8 horas diarias ó 8 semanales,18 no obstante, en las empresas no se tenían en cuenta estos límites, dado que la misma ley establecía excepciones para aquellos trabajos considerados temporarios y realizados en equipo. Entonces, las jornadas se extendían
entre 14 ó 16 horas, hasta que el pescado fresco se procesara. Sumado a ello el aumento de los salarios estaba asociado a la productividad, lo que hacía que las trabajadoras realizaran horas extras – 18 a 20 hs- y extraordinarias – 20 a 23 hs. En cambio, los hombres no tenían restricciones horarias, pudiendo trabajar inclusive toda la noche. Al mismo tiempo, las largas jornadas de trabajo junto al tipo de labor, dejaron numerosos rastros en las obreras que a los cincuenta
años eran consideradas las “viejas” de la fábrica, por las mismas trabajadoras.
Los riesgos asociados con el desempeño de su tarea –artrosis, problemas en la espalda, infecciones en las manos- implicaban para las trabajadoras la pérdida de la habilidad y la destreza en el desempeño de las faenas, fundamentales para su contratación y permanencia en el trabajo…”
“…Si bien todas las tareas fueron consideradas sin calificación, a la hora de pagar los salarios las mujeres recibían menor sueldo que los varones. En el año 1942 un peón especializado cobraba $ 7, mientras una obrera $ 4.50; en el año 1957, sin especificar categoría, un obrero percibía $ 73.60 y una trabajadora $ 52.80.20 Estos criterios establecidos por la costumbre y aceptados por los mismos
obreros, permitió al empresario contratar mujeres en las tareas que se requería mayor mano de obra, abaratando de esta manera el costo del producto…”
“…Las condiciones de trabajo que se podrían calificar de severas y si se quiere adversas, fueron permeando la vida de estas trabajadoras que se comunicaban con códigos y palabras que no admitían en ellos la debilidad ni la cortesía, como sostenía una trabajadora: “ o te haces al ambiente o no vas más a trabajar, porque
si te haces la finoli…”.La cultura del trabajo las llevaba a mimetizarse con un ambiente rudo, en el cual ser “finoli” no cabía en un espacio que demandaba resistencia y en la pelea diaria por el sustento…”
“…La incorporación de menores en la industria fue aceptada tempranamente en nuestro país. En este sentido, Mar del Plata empleó desde sus inicios mano de obra infantil. Las reseñas del Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP) hacen referencia como señalamos, de la utilización de los niños y mujeres en la salazón de la anchoita, que luego fue incorporada a las primeras fábricas de
conserva de pescado. Generalmente, las hijas o sobrinas de las propias obreras eran quienes cubrían este requerimiento. En este sentido, era usual que siguieran el camino de la madre y se iniciaran también en la conserva, mientras difería en el caso de los hijos varones, tal vez, porque los hombres tenían mejores ofertas ligadas a la pesca –marineros, pescadores, maquinistas – triplicando los salarios
de la mano de obra en tierra. Aunque la ley especificaba que la contratación de menores debía ser a partir de los 14 hasta los 18 años, muchas jóvenes alteraban su edad para poder ingresar a la fábrica, especialmente las hijas de aquellas obreras que ya trabajaban en el pescado y eran conocidas por la empresa. Si a esto le sumamos los establecimientos clandestinos que no estaban sujetos a las inspecciones, los menores debieron ingresar a edades muy tempranas…”
FUENTE : Molinari, I. D. (2008) Obreras, operarias y empleadas. El trabajo de las mujeres en Mar del Plata, entre los años 1940 y 1960 [En
línea]. Trabajos y Comunicaciones, (34). Disponible en: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3728/
pr.3728.pdf
Sugiero a los Sres. foristas la lectura completa del presente artículo , que además abarca la temática del trabajo Femenino en Mar del Plata también en los ámbitos de la Industria textil y rama Comercio .
ACERCA DE LA PARTICIPACIÓN GREMIAL DE LA RAMA FEMENINA DE LA INDUSTRIS PESQUERA MARPLATENSE.
“…Un aspecto sobresaliente del complejo proceso de organización del gremio giró en torno al rol de la mujer en el sindicato. Nuevamente es un problema que se vio reflejado en las páginas de los periódicos anarquistas. En el primer número de “El Obrero del Pescado” apareció un recuadro titulado “La Mujer y el Sindicato”, en el cual se propugnaba la participación de las obreras, que habían tenido un papel preponderante en la huelga fundacional, en la vida sindical. Reproduciremos el recuadro in extenso ya que nos brinda un amplio panorama sobre la temática. Veamos:
“Quizás el hecho más notable, más importante de la organización del gremio del pescado ha sido la participación de la mujer. Desde los comienzos fue ella la primera en dar a la lucha el aporte formidable de su entusiasmo y su valentía, y ahora consolidado ya el sindicato, es
ella también su más firme puntal. Y es que la mujer obrera, la víctima más grande de la sociedad actual, doblemente esclava en la fábrica y en su casa, empieza a despertar. A comprender que ella también tiene derechos que defender, que tiene dignidad y que se acabaron ya los tiempos en que como una burra de carga no paraba de trabajar todo el día, soportando en silencio la brutalidad del macho que no veía en ella más que una sirvienta, o a una bestia de placer. Ya no se conforma con el sermón del cura o con el consuelo de la religión, que le decía que la vida de la mujer no podía ser otra que trabajar, parir y obedecer. La obrera moderna que interviene en la producción a la par del hombre, que
como él tiene que luchar para mantener a los suyos, comprende que como él tiene los mismos derechos y obligaciones. Como trabajadora tiene que ocupar su puesto de lucha en la fábrica o el sindicato, luchando codo a codo, de igual a igual con sus compañeros de explotación. Tiene que terminar de una vez por todas aquello de que el sindicato o la
organización son cosas para los hombres nada más. Los que sostienen esto (como muchas obreras del pescado que dicen que no hay que ir a la Casa del Pueblo porque está lleno de hombres), son inconscientes enemigos del progreso y la elevación de la mujer proletaria. A romper pues,compañera, con todos los prejuicios y las trabas con que pretenden atarnos. Como mujeres y como obreras seamos la vanguardia digna y combativa de la clase trabajadora”
Más allá de los inconvenientes que se les presentaron a los/as organizadores/as del sindicato en la consolidación del mismo, el resultado parece haber sido favorable. Por una parte se puede decir que la participación de las obreras en las actividades sindicales
fue importante, gran cantidad de secretarías estuvieron a cargo de obreras, también cumplieron el papel de delegadas y participaron activamente en las comisiones de fábricas…”
FUENTE : Nieto , Agustín ; Conflictividad obrera en el puerto de Mar del Plata: del anarquismo al peronismo. El Sindicato Obrero de la Industria del Pescado, 1942-1948.
quiero destacar que la foto pertenece a la fabrica de conservas de “” casa Spina””, y muestra sobre las paredes de un galpon de la fabrica como se secaban entonces el bacalao, todo era artesanal ,por ello se necesitaba tanta mano de obra, vaya el recuerdo a mi familia una de las precursoras de la fabricación de conservas de pescado de mar del plata
ACERCA DE LA LABOR FEMENINA EN EL PUERTO DE MAR DEL PLATA. (Extractos).
“…Además, un rasgo importante de la demanda de mano de obra era la
solicitud de personal femenino, debido al tipo de empleos ofrecidos en la hotelería,comercios, textiles, casas de familia, restaurantes, conservas de pescado,trabajos que se relacionaban con los servicios y la alimentación. Los estudios que se han realizado sobre el mercado de trabajo coinciden en señalar que existe una cierta racionalidad económica en la designación del empleo femenino.
Las características se basan en que las mujeres consideran el trabajo fuera del hogar como secundario, poseen habilidades manuales y tienen gran adaptación a desempeñar tareas repetitivas porque las mujeres son “menos” inquietas que los varones. Como la destreza manual es una condición requerida en la industria para tareas de montaje, textil, manipulación de objetos delicados, la mano de obra requerida en estos trabajos es por excelencia femenina. Por ello se le ofrece del lado de la demanda salarios más bajos, no sólo porque son empleos
descualificados, sino también porque se supone que para las mujeres el empleo extradoméstico es secundario. Además, operan factores ideológicos desde el momento que los trabajos que requieren mayor fuerza física y son desempeñados por los hombres, deben ser mejor remunerados que los que demandan destreza y precisión manual ocupados por las mujeres…”
“…A mediados de los cuarenta la ciudad se había convertido en el primer centro pesquero del país, por la cantidad de embarcaciones que llegaban al puerto y por el número de fábricas instaladas en la zona portuaria y barrios aledaños…”
“…Para el año 1937 se calculaba que trabajaban 600 obreras y obreros y para mediados de los años cincuenta alrededor de 7.000…”
“…Las primeras tareas relacionadas con la elaboración de pescado fueron realizadas –a principios del siglo XX- por las esposas e hijos de los pescadores que comenzaron “artesanalmente en sus hogares la salazón de una especie que era semejante a las sardinas”, para luego formar parte de la mano de obra de los primeros saladeros y posteriormente, de la industria procesadora, instalada en tierra. La demanda de personal estuvo relacionada con los meses de captura de las
especies: la temporada de anchoita agosto/setiembre a diciembre, la temporada de caballa enero a marzo y recién en los años setenta, cuando se descubre el bonito –similar al atún-, se lo procesaba después de abril. En estas temporadas se requería la mayor demanda de mano de obra. Por las características del trabajo en la conserva, las mujeres fueron solicitadas mayoritariamente para desempeñar el oficio…”
“…En todas las fábricas –grandes o pequeñas- las tareas estaban distribuidas de acuerdo al sexo: las mujeres realizaban las tareas
de descabezamiento y envasado del pescado, mientras que los hombres se
ocupaban de manejar los hornos, el traslado de las parrillas con el pescado para procesar, cargar los cajones y manejar los camiones. Esta división se apoyaba en criterios tradicionales, los cuales sostenían que las mujeres eran más hábiles para desarrollar labores que requerían destreza con las manos y minuciosidad, mientras que a los hombres se les requería por su fuerza física, como recordaba una obrera: “Sí, las parrillas y las tapas son livianitas. Si era mucho pesado le decíamos a
la capataza y venía el peón y nos daba una mano”…”
“…Las condiciones de trabajo variaron a lo largo del período. Hasta los primeros años cuarenta, las conserveras trabajaban mojadas y bajo el agua, debido a que el pescado era limpiado con abundante líquido. Además, las obreras trabajaban paradas más de 12 horas.
Estas condiciones comenzaron a modificarse a partir del año 1942
cuando se les reconoció su sindicato. Los cambios consistieron en colocar tablones para los pies, bancos en el lugar donde envasaban, los cuarto de hora para descansar o comer, aunque la extensión de la jornada no se modificó.
También, las condiciones de higiene fueron cambiando a lo largo del período especialmente en las empresas que concentraban mayor personal, mientras que en las fábricas chicas y si pensamos en la gran cantidad de fábricas clandestinas que componían la industria de la conserva y congelado de pescado, los controles estaban sujetos a la iniciativa del propio dueño…”
“…Con respecto a la extensión de las jornadas, la Ley la limitaba a 8 horas diarias ó 8 semanales,18 no obstante, en las empresas no se tenían en cuenta estos límites, dado que la misma ley establecía excepciones para aquellos trabajos considerados temporarios y realizados en equipo. Entonces, las jornadas se extendían
entre 14 ó 16 horas, hasta que el pescado fresco se procesara. Sumado a ello el aumento de los salarios estaba asociado a la productividad, lo que hacía que las trabajadoras realizaran horas extras – 18 a 20 hs- y extraordinarias – 20 a 23 hs. En cambio, los hombres no tenían restricciones horarias, pudiendo trabajar inclusive toda la noche. Al mismo tiempo, las largas jornadas de trabajo junto al tipo de labor, dejaron numerosos rastros en las obreras que a los cincuenta
años eran consideradas las “viejas” de la fábrica, por las mismas trabajadoras.
Los riesgos asociados con el desempeño de su tarea –artrosis, problemas en la espalda, infecciones en las manos- implicaban para las trabajadoras la pérdida de la habilidad y la destreza en el desempeño de las faenas, fundamentales para su contratación y permanencia en el trabajo…”
“…Si bien todas las tareas fueron consideradas sin calificación, a la hora de pagar los salarios las mujeres recibían menor sueldo que los varones. En el año 1942 un peón especializado cobraba $ 7, mientras una obrera $ 4.50; en el año 1957, sin especificar categoría, un obrero percibía $ 73.60 y una trabajadora $ 52.80.20 Estos criterios establecidos por la costumbre y aceptados por los mismos
obreros, permitió al empresario contratar mujeres en las tareas que se requería mayor mano de obra, abaratando de esta manera el costo del producto…”
“…Las condiciones de trabajo que se podrían calificar de severas y si se quiere adversas, fueron permeando la vida de estas trabajadoras que se comunicaban con códigos y palabras que no admitían en ellos la debilidad ni la cortesía, como sostenía una trabajadora: “ o te haces al ambiente o no vas más a trabajar, porque
si te haces la finoli…”.La cultura del trabajo las llevaba a mimetizarse con un ambiente rudo, en el cual ser “finoli” no cabía en un espacio que demandaba resistencia y en la pelea diaria por el sustento…”
“…La incorporación de menores en la industria fue aceptada tempranamente en nuestro país. En este sentido, Mar del Plata empleó desde sus inicios mano de obra infantil. Las reseñas del Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP) hacen referencia como señalamos, de la utilización de los niños y mujeres en la salazón de la anchoita, que luego fue incorporada a las primeras fábricas de
conserva de pescado. Generalmente, las hijas o sobrinas de las propias obreras eran quienes cubrían este requerimiento. En este sentido, era usual que siguieran el camino de la madre y se iniciaran también en la conserva, mientras difería en el caso de los hijos varones, tal vez, porque los hombres tenían mejores ofertas ligadas a la pesca –marineros, pescadores, maquinistas – triplicando los salarios
de la mano de obra en tierra. Aunque la ley especificaba que la contratación de menores debía ser a partir de los 14 hasta los 18 años, muchas jóvenes alteraban su edad para poder ingresar a la fábrica, especialmente las hijas de aquellas obreras que ya trabajaban en el pescado y eran conocidas por la empresa. Si a esto le sumamos los establecimientos clandestinos que no estaban sujetos a las inspecciones, los menores debieron ingresar a edades muy tempranas…”
FUENTE : Molinari, I. D. (2008) Obreras, operarias y empleadas. El trabajo de las mujeres en Mar del Plata, entre los años 1940 y 1960 [En
línea]. Trabajos y Comunicaciones, (34). Disponible en:
http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3728/
pr.3728.pdf
Sugiero a los Sres. foristas la lectura completa del presente artículo , que además abarca la temática del trabajo Femenino en Mar del Plata también en los ámbitos de la Industria textil y rama Comercio .
Prof. Julián Mendozzi.
ACERCA DE LA PARTICIPACIÓN GREMIAL DE LA RAMA FEMENINA DE LA INDUSTRIS PESQUERA MARPLATENSE.
“…Un aspecto sobresaliente del complejo proceso de organización del gremio giró en torno al rol de la mujer en el sindicato. Nuevamente es un problema que se vio reflejado en las páginas de los periódicos anarquistas. En el primer número de “El Obrero del Pescado” apareció un recuadro titulado “La Mujer y el Sindicato”, en el cual se propugnaba la participación de las obreras, que habían tenido un papel preponderante en la huelga fundacional, en la vida sindical. Reproduciremos el recuadro in extenso ya que nos brinda un amplio panorama sobre la temática. Veamos:
“Quizás el hecho más notable, más importante de la organización del gremio del pescado ha sido la participación de la mujer. Desde los comienzos fue ella la primera en dar a la lucha el aporte formidable de su entusiasmo y su valentía, y ahora consolidado ya el sindicato, es
ella también su más firme puntal. Y es que la mujer obrera, la víctima más grande de la sociedad actual, doblemente esclava en la fábrica y en su casa, empieza a despertar. A comprender que ella también tiene derechos que defender, que tiene dignidad y que se acabaron ya los tiempos en que como una burra de carga no paraba de trabajar todo el día, soportando en silencio la brutalidad del macho que no veía en ella más que una sirvienta, o a una bestia de placer. Ya no se conforma con el sermón del cura o con el consuelo de la religión, que le decía que la vida de la mujer no podía ser otra que trabajar, parir y obedecer. La obrera moderna que interviene en la producción a la par del hombre, que
como él tiene que luchar para mantener a los suyos, comprende que como él tiene los mismos derechos y obligaciones. Como trabajadora tiene que ocupar su puesto de lucha en la fábrica o el sindicato, luchando codo a codo, de igual a igual con sus compañeros de explotación. Tiene que terminar de una vez por todas aquello de que el sindicato o la
organización son cosas para los hombres nada más. Los que sostienen esto (como muchas obreras del pescado que dicen que no hay que ir a la Casa del Pueblo porque está lleno de hombres), son inconscientes enemigos del progreso y la elevación de la mujer proletaria. A romper pues,compañera, con todos los prejuicios y las trabas con que pretenden atarnos. Como mujeres y como obreras seamos la vanguardia digna y combativa de la clase trabajadora”
Más allá de los inconvenientes que se les presentaron a los/as organizadores/as del sindicato en la consolidación del mismo, el resultado parece haber sido favorable. Por una parte se puede decir que la participación de las obreras en las actividades sindicales
fue importante, gran cantidad de secretarías estuvieron a cargo de obreras, también cumplieron el papel de delegadas y participaron activamente en las comisiones de fábricas…”
FUENTE : Nieto , Agustín ; Conflictividad obrera en el puerto de Mar del Plata: del anarquismo al peronismo. El Sindicato Obrero de la Industria del Pescado, 1942-1948.
Prof. Julián Mendozzi.
quiero destacar que la foto pertenece a la fabrica de conservas de “” casa Spina””, y muestra sobre las paredes de un galpon de la fabrica como se secaban entonces el bacalao, todo era artesanal ,por ello se necesitaba tanta mano de obra, vaya el recuerdo a mi familia una de las precursoras de la fabricación de conservas de pescado de mar del plata