Artículo de Caras y Caretas editado en febrero 1913. Se refiere a la contratación de expertos nadadores de Cabo Verde, Africa, para su incorporación en la Prefectura local. La segunda parte del artículo aparece en la imagen siguiente. Material enviado por Ignacio Iriarte.
Un bañero con historia
EL HEROICO Y ABNEGADO “NEGRO RAMOS”
“Mar del Plata y Miramar admiraron las hazañas de Francisco Ramos, vinculado al mar desde el nacimiento, y lo vieron en sus playas hasta la extinción de su prolongada existencia. Su figura alta, delgada y negra erguíase ante la bahía miramarense, entre la baliza “chica” del Dormi-house y Punta Hermengo del vivero Florentino Ameghino; desde la punta “Vorotué” hasta los médanos de la costa sur, brindando sus imágenes para ilustraciones marinas.
Mezclado con los pájaros: Invariablemente presenciaba el nacimiento del sol sobre el horizonte oceánico; observaba los crecientes y menguantes lunares, las pleamares y bajamares, mientras en su rededor evolucionaban bandadas de gaviotas y rozábanle las golondrinas, luciendo el oscurísimo azul metálico de sus plumajes afelpados, mientras desplazábanse las masas nubosas, impulsadas por los vientos más variables de todos los cuadrantes, ora la violenta sudestada, ora el pampero violento, acusado en la veleta con una carabela a la vista. Así todos los días; así todas las noches. Nació ante el mar y vivió ante el mar.
Tierras de piratas: El negro Ramos vio la luz en la isla San Vicente, del archipiélago atlántico de Cabo Verde, situado a 17 grados de latitud norte, bastante distante del continente africano, cuya máxima prolongación occidental denomínase Cabo Verde. Hacia el oriente extendíase el Sahara.
“La arenosa San Vicente -escriben los hermanos Reclus- posee el mejor puerto del archipiélago”… y en ese puerto arenoso y muy pesquero trabajó Ramos desde los 14 años, vinculándose temprano a la vida marítima. Vivía a una cuadra del mar; recordaba siempre las lanchas de pesca atestadas de sardinas y atún, los dos faros giratorios y uno fijo semejantes al de Punta Mogotes; la gran montaña a pico sobre el mar; la presencia de la escuadra inglesa practicando instrucción con torpedos, y no olvidaba a nuestra benemérita fragata “Sarmiento”, fondeada entre las embarcaciones de todas las banderas del mundo.
Marinero en Playa Bristol: Siendo muy joven embarcóse rumbo a Montevideo, donde arribó en 1909; en el puerto fue estibador. Pero su propósito era residir en Argentina, fin alcanzado en abril del mismo año.
Poco después de llegar a Buenos Aires subió al transporte “1º de Mayo” en calidad de peón de cocina; luego al destroyer “Patria”, ascendidó a cocinero de tropa; solicitada su baja en 1910, ingresó a la subprefectura de la Capital Federal, e inmediatamente, en comisión, fue trasladado a la Subprefectura de Mar del Plata para hacerse cargo de la vigilancia de la playa Bristol como marinero. En la custodia de los bañistas veraneantes débesele el salvamento de numerosas vidas, arriesgando la propia; peligró no en pocas circunstancias adversas.
Bañero en Miramar: Meses después radicóse en Miramar, en febrero de 1911 -días antes de ser inaugurada su estación ferroviaria-, destinado a la Ayudantía Marítima de Miramar, dependiente de la Subprefectura de Mar del Plata. En 1913 recibió el galardón de cabo por los méritos verificados en servicio; y con el objeto de trabajar como bañero solicitó la baja. En ese nuevo medio renovó la salvación de muchos accidentados, sustrayéndolos de la furia marina gracias a la intrepidez, heroísmo y aptitudes como eximio nadador, hazañas múltiples que le valieron prestigio y ascendencia.
Constante vigía: Durante la última etapa, no obstante su edad, participó en los trabajos del murallón que circunda la Avenida Costanera y confiósele la vigilancia de las playas y la vieja rambla, donde montara guardia desde la noche hasta el amanecer. Tras un breve sueño volvía a su puesto de observación en la rambla, destacándose la negrura de su imagen sobre la espuma de las olas, día y noche, pues, avizor vigía.
Un anochecer, visitando a Ramos en la humilde casilla de madera del Balneario “Miramar”, donde vivió más de treinta años, descubrí entre recuerdos personales y papeles viejos que llenaban su pequeño baúl, un diploma realizado con el escudo nacional, y, a la luz de una vela introducida en el cuello de una botella verde, – su candelero “de estilo”- sobre el camastro leí y copié su texto, que es el siguiente:
Heroico salvataje: “República Argentina. Prefectura General de Puertos. El Prefecto General de Puertos, en uso de sus atribuciones por el superior decreto fecha cinco de diciembre de 1905 y según lo resuelto en el expediente Letra Nro. 887, acuerda este diploma con medalla correspondiente al señor Francisco Ramos como premio y reconocimiento de la heroica acción con que se distinguió el 10 de enero de 1911, Mar del Plata. Dado en Buenos Aires, capital de la República Argentina, a seis días del mes de febrero de 1911. – (Fdo.) El Prefecto General.”
Este honroso diploma alude a un dificultosísimo salvamento practicado mar adentro, en condiciones sumamente riesgosas.
Vida humilde y sencilla: Gozó del afecto de los veraneantes y gente del pueblo por su carácter suave, bondadoso y serio. Profesó un acendrado amor por nuestra Nación. Falleció en Miramar el año 1950.
Así, suscintamente, la vida de Francisco Ramos, ex marinero, ex bañero y vigía, quien tras su permanencia en la lejana tierra natal transcurrió más de cuatro décadas en nuestras playas, con sus ojos enrojecidos escudriñando corrientes, canales, pozos, bancos de arena, para advertir peligros, vigilando a los bañistas y nadadores, presenciando mil tormentas, pronosticando el tiempo con aciertos dignos del más expertos meteorólogo; siempre frente al océano durante largos días, durante largas noches.
Vida humilde y sencilla, abnegada y heroica, de un viejo lobo de mar.”
Fuente: EIRIZ MAGLIONE, Eduardo (1949) artículo publicado en la revista LYRA de Buenos Aires, correspondiente al número de enero de 1949 y reproducido y subtitulado por ACHA, Segundo en “Miramar, Cien Años de Anecdotario Histórico” pág. 132 a 134. Al bautizarse como “Negro Ramos” a una lancha de salvataje en las playas de Miramar, fue el feliz nombre escogido por el concurso ganado por el Dr. Julio J. Malmierca.