Fotos de Familia

“Comparativa realizada en mayo pasado para el suplemento “Mar del Plata, pasado y presente” del diario LA CAPITAL. La imagen antigua -que ya aparece en el blog con el número 1602- fue enviada por Claudia Mónica Barroeta con las siguientes referencias: “En esta foto están mi papá Antonio Barroeta e Ismael Fontana en el carro de reparto de hielo La Marta, año 1943. Atras se ve el anexo del Hotel Bristol, el Hotel Dorá y la confiteria Havanna en construción”. Foto actual: Mauricio Arduin, reportero gráfico de LA CAPITAL.

“Comparativa realizada en mayo pasado para el suplemento “Mar del Plata, pasado y presente” del diario LA CAPITAL. La imagen antigua -que ya aparece en el blog con el número 1581- fue enviada por Alicia Gordon con las siguientes referencias: “Postal del puerto de Mar del Plata de la década del 20. Al dorso, la misma tiene un croquis de la estación marítima”. Imagen actual: Ricardo Tamalet, reportero gráfico de LA CAPITAL.

“Comparativa realizada en mayo pasado para el suplemento “Mar del Plata, pasado y presente” del diario LA CAPITAL. La imagen antigua -que ya aparece en el blog con el número 1468- fue enviada por Cesar Adrán con las siguientes referencias: “Foto de Villa Aimone, sita en calle Jujuy esquina Falucho (al lado del Molino harinero de Luro). Fecha: 9/06/1940, inundación del arroyo “Las Chacras”, con la insólita presencia de un hombre con zancos cruzando la calle. Villa Aimone, que afortunadamente se conserva, data de fines del siglo XIX y se caracteriza por su enorme vestíbulo vidriado, único por su tamaño en la ciudad. El cambio del cerco original se realizó varias decadas después. Luego se vuelve a modificar pasado años de 1990 para contar con una mejor vista y seguridad. A la izquierda de la puerta de entrada principal de la casa, había una placa de mármol de carrara con la inscripción “Villa Aimone”. Más tarde cuando se modifica la cerca por la reja actual, se coloca dicha placa al frente, sobre la derecha del hall de entrada. Después de más de 1 siglo, esta Villa aún hoy sigue en pie albergando a los familiares directos de quienes fueran propietarios en la época de esta foto. Aún hoy se conserva en muy buenas condiciones”. Foto actual, tomada por Ricardo Tamalet, reportero gráfico de LA CAPITAL.

Comparativa realizada en mayo pasado para el suplemento “Mar del Plata, pasado y presente” del diario LA CAPITAL. La imagen antigua -que ya aparece en el blog con el número 0831- fue enviada por María Angélica Suárez con las siguientes referencias: “Antigua postal de la Capilla Stella Maris, sin fecha de envío, edición Casa Rey, MdP. Se observan pocas construcciones a su alrededor”. La foto actual fue realizada por Ricardo Tamalet, reportero gráfico de LA CAPITAL.

Nuestra amiga Griselda Hernández -a quien justamente definimos como una de las “socias fundadoras” de este blog no envía esta foto y una emotiva historia. Nos hemos deleitado leyéndola y es un verdadero placer compartirla. Gracias Griselda!.

“A la casa llegamos por los cincuenta, años especialmente buenos para la construcción en MAR DEL PLATA, Recuerdo que mi papá en esa época contaba con una pequeña empresa de construcción, sus años en el Industrial no le habían dado el titulo pero sí el conocimiento, se trabajaba a full y pudo aprovechar para ahorrar para la construcción de su casa.

Y nos instalamos con una alegría tan grande comparable solamente a la llegada al hogar después de un largo viaje.

Allí empezamos a conocer realmente la amistad, ya que nuestros vecinos, toda gente de trabajo y muy solidarios eran también aficionados como nosotros a la música, mi hermano Claudio Alberto tocaba el bandoneón y otros instrumentos musicales y nosotras, Azucena y yo nos gustaba bailar folklore.

Con ellos nuestros vecinos nos reuníamos por ese tiempo a jugar “a la lotería” como le dicen ahora bingo, y las reuniones siempre terminaban con mucha música. Los Santas que eran los dueños del almacén ejecutaban guitarra y acordeón, Andrés Salvia nuestro vecino de enfrente la batería, a nosotros se nos sumaba los chicos que venían a casa, y no había fin de año, Navidad o cumpleaños que no eran amenizado por esta improvisada orquesta.

Era tan tranquilo el barrio que se bailaba en la calle para las fiestas, todo se vivía de un modo tan natural y sin sorpresas.

Mi casa era de puertas abiertas ya que mi papá dedicaba su tiempo libre a muchas tareas sociales y culturales, para esos tiempos concurríamos a la escuela N• 16, aprendíamos folklore en la escuela y yo bailaba con un vecinito Alberto Álvarez en actos y acompañando a la banda de música cuando ejecutaban una pieza folklórica, con él asistimos a distintos eventos.

Luego de ahí comenzó mi hermana Azucena con su compañeritos de Sexto Grado a formar un grupo más seriamente encarado y eligió a su vez a mamá para darle un viso mucho más comprometido al grupo, erigiéndola como directora, a lo que Pichina (mamá) asumió con mucha alegría de ahí la casa de Guido y Gascón no solo fue nuestro hogar sino que se convirtió en el hogar y en el lugar elegido por muchos jóvenes y niños.

Ella también le dio el nombre al grupo como la Flor Nacional “EL CEIBO” y hoy después de 57 años siguen con esa misma intención con esa misma alegría aunque no sean los mismos sus bailarines Pichina sigue como el primer día.

La casa de la esquina de Guido era un punto obligado de todos lo que formaban parte del hecho cultural de la ciudad músicos, actores, bailarines, profesores estudiosos de lo tradicional, folklor logos, podía enumerar a personajes muy famosos y conocidos, concurrían asiduamente.

El barrio era especial ya que dada las circunstancias lejos de molestarse por el movimiento habitual por los ensayos, la música y demás, apoyaban y se sentían parte.

Recuerdo llegar del trabajo y siempre había invitados a comer, todavía me pregunto como hizo mi hermana Azucena para estudiar y tener excelentes notas ya que lo que se llama “ambiente de estudio” no lo era precisamente.

Estudiaba en nuestro cuarto hasta altas horas repitiendo en voz alta las lecciones, cuando llegaba las primeras noches cálidas de Noviembre dormíamos con la ventana abierta muy común antes como las puertas sin llave.

A eso de la medianoche solía escucharse casi siempre pasar a la misma hora alguien un desconocido que cantaba flamenco su canto entraba por el cuarto y lo llenaba de nostalgia, me sonaba triste, siempre pensé que sería un inmigrante español ya que para esos tiempos llegaba de la península muchísimos inmigrantes.

Si tengo que hablar de los sonidos que recuerdo uno de ellos era en la tarde en la hora que dejaban los trabajadores de la construcción sus tareas verlos bajar por Av. Colón en bicicleta…su sonido impactante de miles de bicis apabullaba, siempre salía a la puerta para verlos, eran la imagen del trabajo.

Nuestra infancia transcurría distinta a la mayoría, ya que participábamos en cuanta fiesta de Mardel hubiera, Congresos, Aniversarios, fechas patrias, festivales de cine…Era común para nuestros amigos vernos subir a un micro para cualquier lugar de la provincia o del país.

Podía seguir hablando de todos los lugares que fuimos y los premios que obtuvimos pero no viene al tema. El conjunto que creó Azucena sigue en pié en otro lugar de la ciudad como dije siempre con Pichina.

Recuerdo cuando llego la televisión no todos la pudimos tener en los sesenta, nos reuníamos enfrente de casa en el hogar de la familia Salgado, eran unos privilegiados ya que solo unos pocos la tenían, nos apretábamos en el comedor que tan gentilmente brindaban a ver con alguna dificultad algún evento o programa que se emitía desde Buenos Aires , luego con la creación de CANAL 8 comenzó una etapa de creatividad y esfuerzo donde brillaron en la década del 60 programas de calidad con artistas locales y de la capital.

La vida del barrio iba cambiando poco a poco como también nosotros, vimos irse del barrio familias que eran ya parte de la nuestra, y llegar a otros como nuevos vecinos, pero es difícil olvidar a los que fueron los compañeros de la infancia, también un día nosotros nos fuimos con nuestras ilusiones a otro lugar a vivir pero algo dejamos en esas veredas quizás el ruido de nuestros juegos quizás en la casa todavía resuene el bandoneón de mi hermano tocando CORAZON DE ORO, o la energía en la escalera de la casa donde subíamos y bajamos corriendo llenos de felicidad.

Se pasar por el barrio cada tanto, todavía suelo encontrarme con algunos amigos algunas casas están iguales, lo mismo la que fue nuestra, la miro de enfrente y a veces me parece ver a mi abuelo parado en la puerta como entonces, la escuela N”16 que inauguramos una vez, muy desmerecida, lamentablemente, la plaza Peralta Ramos donde corríamos y jugamos cuando niños, ya no es la misma, pero bueno lo rescatable que todavía puedo pasar y que la vida solo es un momento”.-

“Monumento al Ingeniero Emilio Mitre y moderna edificación frente a la playa”, reza el epìgrafe de esta postal coloreada”. Enviada por José Alberto Lago.

Postal coloreada de Plaza Colón. Sin fecha. Enviada por José Alberto Lago.

Postal coloreada editada por Casa Rey. Sin fecha. Enviada por José Alberto Lago.

Panorámica del centro de la ciudad desde el campanario de la Catedral. A la izquierda la calle San Martín. Enviada por José Alberto Lago.

Panorámica de Diagonal Pueyrredon. Enviada por Jorge Alberto Lago.