Los vasos comunicantes entre Zambayonny y Diego Perdomo: de la música con palabrotas a las historias del "muestreo cotidiano".
Por Fernando del Rio
El egoísmo del generoso podrá ser distinguido solo como un oxímoron porque todo se trata de lo acostumbrado, de lo que nos ponen como cierto e indiscutido. El egoísta no puede ser un generoso y un generoso ni siquiera necesita esforzarse para evitar el egoísmo, porque es un sin sentido. Eso dice la regla y a la regla siempre hay que cumplirla.
Miles de generosos, sin embargo, se reservan una dosis de egoísmo cuando reconocen y disfrutan a un artista al que otros ni siquiera sospechan. Lo ofrecen con ímpetu y si no lo reciben, entonces sí asoma el egoísta. Lo encanutan ?a ese artista- más que nunca. Me defino como generoso (es tan arrogante eso como escribir una entrevista en primera persona, ¿no señoras?) y con el correr de los años supe atesorar y poner a salvo de los mesurados a John Fante, Erskine Caldwell, a Stephen Dixon, Palahniuk, Boris Vian, Charlo. Provocadores.
Y también me sucede con Zambayonny, el irreverente no descubierto por los reverentes. El trasgresor de los políticamente correctos y el vulgar de los puristas. Una especie de flor maldita oculta entre las espigas de un trigal.
Trovador, novelista, librepensador y, fundamentalmente aquello, provocador. Porque el artista que no provoca es cualquier cosa menos artista. Un tipo que puede contar la historia de un cantor fantasma en el subte, de la rubia beneficiada por la belleza, de cualquier pareja en crisis, de los errores de una sociedad en eterno Deja Vu e incluso de los contratiempos de un simple viaje en colectivo (o dos) merece ser observado.
Zambayonny, o Diego Perdomo, pasa este verano por Mar del Plata en medio de otro oxímoron: el final de un comienzo. Está dejando atrás las canciones de sus últimos dos discos y preparando la llegada del nuevo. Y encima de todo, ello, divulgando su tercer libro “La suerte del campeón”, un encuentro de textos con la mirada enfocada en el fútbol.
Y el que lo quiera descubrir, que lo descubra.
-Mar del Plata otra vez?
-Desde el 2008 vengo siempre a Mar del Plata. He arrancado giras. La gira de Salvando las Distancia arrancó acá, el primer show de Búfalo de Agua fue acá. Es medio una cábala Mar del Plata; debe ser después de Buenos Aires la ciudad en la que más hemos tocado.
Dicen que Mar del Plata tiene un público difícil y que es una suerte que te traten bien. La verdad, siempre me trataron bien. La gente va, participa, se ríe, me invitan a 40 mil asados, me siento muy bien acá.
-La manera en la que llegaste a ser un personaje público fue por utilizar canales no convencionales, algo diferente a lo de muchos otros cantautores. ¿Eso causa una relación más estrecha, más personal con tus seguidores?
-Puede ser que tengas razón, pero también yo creo que tiene que ver con que fue el momento aquel. Hoy no llama la atención que alguien llegue por esos canales. No hay otra manera casi. Siempre digo para graficarlo que antes era noticia una pareja que se casó porque se conoció por internet. Era noticia. Era una cosa absurda, Hoy lo primero es conocerse por internet. Cuando empezamos nosotros eran los comienzos de You Tube, porque parece que You Tube tiene 20 años pero tiene la mitad. Ni siquiera estaba la idea tan practica de subir videos, sí de consumirlos. A mí me encanta ser parte de este cambio. Yo nunca fui muy apegado ni al discurso del pasado ni al discurso de que? “el olor a libro?” Me encanta el olor a libro, pero yo leo digital. Y la música la escucho digital. Y me gusta el streaming. Y me gusta que del vinilo se pasó al CD? y siempre sin pena.
-Internet, ese aliado?
-A mí los que me conocieron cuando me llevaron a Canal 13, que fueron las primeras notas importantes, lo hicieron por internet. Y después sí, se dio de esa manera, porque las discográficas importantes dejaron de apostar tanto porque ya las ganancias de ventas de CD desaparecieron y entonces dejaron de apostar a los pibes que arrancaban. Y los pibes que arrancaban tuvieron que cambiar. Cambiaron el engrudo y los afiches por las redes sociales. Ahora Facebook empezó a cobrar y cada vez llegás a menos gente. Pero veremos cómo evolucionan.
-Esa evolución en la tecnología tan veloz parece relacionarse con los cambios o elecciones en tu carrera. De aquel irreverente de las canciones reflexivas pero sobreabundadas de palabrotas, como dice la gente bien, se le dio paso al otro, al irreverente de los temas púdicos…
-Yo siempre hice muchas cosas a la vez, aún antes de esas canciones que funcionaron en internet y en los shows. Yo hice siempre canciones paralelas. Canciones paródicas, discos con amigos, con otra gente. Pero esas canciones funcionaron. Yo seguía trabajando con lo otro, pero esas canciones funciones. Lo mismo con los cuentos, yo tenía en una época esquizofrénica seis o siete blogs con personajes diferentes y me divertía. Tratar de tener una escritura diferente en cada personaje y pretender lo que sucede en una novela: que cada uno hablara distinto y no todos iguales.
-¿Antes de Zambayonny estaba Diego Perdomo, una etapa previa a la que tus seguidores llegan después y que ahora están disfrutando de nuevo?
-Es que cuando esas canciones, las de las “malas palabras” digamos, funcionaron yo seguí haciendo otras cosas. Y decidí hacer discos distintos. El primer cambio es con Búfalo de Agua. Y ese disco, en el que algunos se enojaron mucho porque casi no había “malas palabras” tenía otro perfil. Llegó a los Premios Gardel?. Y perdimos con Gieco. El primer volantazo fue ese y ese disco llegó a los Gardel. Después vino Los Años Locos que es un disco más instrumentado, como yo lo quería hacer con la banda y ahora en febrero o marzo va en ese camino y suena mucho mejor. Es el que más me gusta.
-¿La última siempre es la mejor obra?
-Y? lo más reciente tiene que ser lo que más te gusta porque es el motor que te lleva a hacer algo. Si no estás muy convencido de tu última obra no la sacás, queda en el cajón.
-Precisamente, desde Búfalo de Agua se ve la mezcla de Perdomo con Zambayonny. Esto es, un óptimo nivel de escritura, un contexto musical armonioso y melódico, y la madurez de artista que se manifiesta en la firmeza de sus afirmaciones. ¿Te ves así?
-Voy haciendo mezcla de todos los momentos. Uno con el tiempo va a encontrando su voz y eso lleva tiempo. Lo sabés vos Fernando porque sos escritor. El tema es que en la vida diaria, en la sociedad, no tenés tiempo de evolucionar artísticamente porque te tenés que dedicar a otras cosas, con lo cual a lo mejor la madurez como artista la conseguís a los 40, a los 45, a los 50. Entonces muchos, muchas veces, son juzgados a los 20, a los 22 y listo. Porque después se casan tienen que trabajar de otras cosas y eso hace que sea difícil encontrar artistas maduros. Que si no funcionaron artísticamente y no pueden vivir de eso no mantienen el ciclo que les permite evolucionar. Yo tengo la suerte de llevar 10 años viviendo de esto, y se me permite ir probando cosas nuevas. Perdés un público y ganás otro, porque, por supuesto, siempre pasa y está bien que pase así. Porque no hay manera de hacer algo unánime. Ni los Beatles fueron unánimes. Así que tenés que hacer lo que podés defender y evolucionar.
-¿Cómo es eso de defender la obra?
-Porque me gusta ir cambiando cosas y entonces debes ser capaz de defender cada verso, porque yo a veces escucho músicos que dicen no.. “esto lo pusimos porque como suenan las palabras, hay un cosa?pssss”. A mí me da un poco de decepción un tipo que estoy escuchando y de repente me dice: “No, la verdad es que no estaba diciendo nada”. Pero, loco ¡yo hasta recién te estaba escuchando con atención! Bueno entonces yo trato de que, si discutimos de algún verso, te pueda decir por qué lo escribí. Que vos después obviamente interpretes lo que quieras pero a partir de que uno haya intentado decir algo y dejar en claro algo. Porque si no, es un juego roto.
-Muchas de tus canciones narran conflictos cotidianos, pequeños dramas que generalmente dejamos pasar y no los analizamos porque creemos que no nos afectan. ¿La herramienta del humor la usás para hacerlos notar?
-Para mí se sostienen las historias en ese muestreo cotidiano. El humor lo que te permite es quitarle solemnidad al asunto. Porque aparte es como hablamos. En Uruguay también pero sobre todo en Argentina. Tenemos un modo en el que el humor está muy metido todo el tiempo. Somos bastante distendidos para hablar. Yo conozco mucha gente que habla así, que es entretenida para hablar, y cuando se ponen a escribir se ponen serios. Empiezan a hablar de tú. ¿Pero qué pasó amigo, te mudaste al Caribe? Se enamoran y empiezan a hablar de tú. En serio, el humor te permite eso y también te permite escaparle a ese tipo que cuenta la realidad como en una nota del diario. Algunos artistas han caído en esa?en esa cosa panfletaria en la que también perdés, porque pierde vuelo.
-La filosofía o la teología no son la única manera de entender el mundo, ¿no?
-La música ha educado más gente que la filosofía. Está todo el tiempo de fondo desde que tenemos memoria casi y muy pegada a situaciones duras y situaciones lindas también. Entonces siempre está la música como un respaldo. En mi caso, voy probando. Cuando encuentro una idea para desarrollar no sé si va a ser una canción, un cuento, una línea de una novela. Pero lo que hago es buscar ideas, buscar disparadores.
-Tus canciones son escenas muy narrativas. Parecen vinculadas a la literatura estadounidense del siglo pasado, donde lo visual era decisivo. El detalle está muy presente.
-Tiene que ver con la idea de querer contar y cerrar historias. De hecho en este disco nuevo que sale ahora, casi te diría que el 80% son historias. O con personajes que es interesante verlos cómo funcionan. Los presentás como en un cuento, mostrás el conflicto y lo resolvés? cuando podés.
Un mal plan
-¿Tuviste que lidiar mucho con eso de cantar canciones con un perfil trasgresor desde el lenguaje?
-Sí, tuve que lidiar mucho. En realidad mi plan fue malísimo, si fue un plan. Ponerte un nombre raro, Zambayonny con doble N, que no se escribe siempre bien. Que hasta que Google te lo explica van a pasar algunos años. Después distorsionar la voz cuatro semitonos para bajo para que no se entienda y quede como grave, y encima hacer canciones con malas palabras? No, lo confieso, no era un plan. Eran canciones para amigos. Claro que tuve que lidiar y discutir mucho, porque primero muchos amigos y cercanos no podían creer que yo estuviera haciendo eso. No les gustaba para nada. Y después cuando hice canciones diferentes otra gente se enojó porque hice canciones sin malas palabras. Entonces como esto no me pasó a los 18 años, me pasó de grande, me da un poco de risa todo.
-Parece que aún a la sociedad le cuesta aceptar la vulgaridad como un recurso dentro del arte.
-¡Por supuesto! Hay una retracción al consumir arte, porque se le hizo creer a la gente que el arte escrito y también el arte musical era como una cosa de pocos, de la elite. Todavía hay unos cuantos que creen eso. Vos agarrás un texto de Fontanarrosa?fue mi primera sorpresa, porque yo tenía esa educación. Entonces agarré a Fontanarrosa y dije: “Mirá papá, se puede escribir así”? Genial el Negro. Están algunos que tienen esa idea de la elite y que tiene que cuidarse el idioma, porque el idioma es ese, y después resulta que salís a la calle y el idioma no es ese. Se criaron leyendo grandes clásicos ingleses.
-Es un momento de cambio de gobierno, de cambio de políticas. ¿Creés que se viene un cambió estético en la expresión artística o al menos en las que más se difundan?
-Yo no sé si van a haber tantos cambios. Imagino que cambiará dónde se pone el dinero, es sí, pero no imagino un gran cambio en el que aparezcan de golpe 20 mil artistas que no existían, porque no los hay? Cuando programás un lugar como el Kirchner, si vos querés que tenga actividad todo el año, vas a tener que recurrir a todos los artistas. Te pueden caer mal algunos que no están en tu línea, pero después el 90% va a tocar. Porque aparte me parece que no es el plan del gobierno nuevo?Y si el plan fuera dedicarse solamente a los artistas que están en su línea de pensamiento? habrá tres shows.
-¿Notaste desde adentro una excesiva o necesaria ideologización?
-No, excesiva no.
-¿Te parece que el artista debe manifestarse ideológicamente?
-Creo que debe manifestarse ideológicamente desde el verdulero, el artista, el albañil, el periodista? Es una condición humana. En la obra, en cambio no tiene que ser una condición. Pero si el tipo decide que sea así, como cuando el verdulero al pesar papas da su opinión a la señora que le compra, no me parece mal. No veo que la mayoría de los artistas estén pendientes de lo que pasa políticamente. A mí me encanta la política, sí estoy muy pendiente y puede hablar de política porque siempre me gustó. Veo que una gran mayoría de los artistas juegan a ser apolíticos, sin saber que ser apolíticos es ser de derecha. O sí sabiendo. Pero no veo como una cosa excesiva de que todos están politizados. Sería divertido, porque me gusta la discusión.
-Creo que uno de los problemas es que últimamente existe una tendencia a confundir lo ideológico con lo partidario?
-Está muy bien eso. Lo ideológico va más allá de lo partidario y lo demostrás cada día con cómo sos y cómo te movés. Y qué hacés. ¿Pero cómo hacés para que no se filtre nada de quién sos en tu obra? Incluso estaría mal. Porque si no mostrás algo? ¡sos nada! Hay gente que se preocupa demasiado en ser nada. Yo prefiero siempre a un politizado que a uno que diga que no le interesa la política. Me parece más rico, si jugás a eso, no podés hablar de casi nada. Están los que dicen: “de ese tema yo no hablo”. Pero flaco, ¿sabés lo que abarca ese tema? Desde si tenés casa, a cómo se alimentan tus hijos, qué precio tienen las cosas. Siempre te tiene que interesar quién gobierna. Pongo un ejemplo: si nos quedamos en una isla 7 personas y hay comida que administrar, hay que elegir quién de todos la va a administrar. ¿Nos va a interesar quién lo hace? Claro que te va a interesar porque ves la relación directa entre el poder y lo que a vos te pasa. No te puede entonces no importar.
Nuevo disco
“El disco nuevo es un disco corto, de once canciones, que fue grabado en Super Charango y suena bárbaro. Es donde grabamos Los Años Locos. El disco quedó bárbaro y ya grabamos tres videos de estudio. Después haremos algunos de esos videos con una chica linda caminando por la calle, de esos que no nos pasan nunca por ningún lado. De verdad, lo nuevo me tiene muy entusiasmado.