Una mujer de 73 años, ampliamente conocida en el mundo judicial y policial como la "mujer que no puede parar de robar", fue nuevamente detenida en las últimas horas.
Una vez más la mujer balcarceña aquejada por un mal que la impulsa a robar sin que ningún castigo le haga cambiar el rumbo de su vida fue detenida, ahora por sustraerle la billetera a un turista en un restaurante céntrico.
La ladrona, de 73 años, fue aprehendida durante un allanamiento a su vivienda de Balcarce después de que la policía analizara el video del comercio en el momento en que ocurría el robo. Tan conocida es por la fuerza policial que su identificación no fue un trastorno.
Los hechos ocurrieron el miércoles en el tradicional restaurante de Moreno y Buenos Aires, donde un turista de 66 estaba merendando con un amigo. Al parecer en ese momento, el hombre dejó su billetera sobre la mesa y se dirigió al baño, lo que fue aprovechado por la mujer para apropiarsela.
El turista denunció más tarde que, además de la documentación personal, en la billetera guardaba cerca de 30 mil pesos.
El fiscal Fernando Berlingeri inició una causa con la colaboración de la Subcomisaría Casino y se pidió el allanamiento para una casa de Balcarce, en donde reside la mujer. Con el apoyo de la Comisaría Comunal Balcarce se llevó a cabo el operativo y allí se logró el secuestro de las prendas de vestir utilizadas en el robo.
La mujer fue acusada del delito de hurto, causa que se suma a otros 63 hechos previos por por hurto consumado y en grado de tentativa, además de imputaciones anteriores por robo, daños y lesiones leves, averiguación de ilícito, lesiones culposas.
Como lo indicó LA CAPITAL en una nota publicada hace más de cinco años, E. M. es una señora amable, con familia, que suele vestirse bien y tiene un trato cordial con la gente. Sin embargo, posee una condición que la ha hecho meterse en serios problemas: no puede parar de robar. Es una pulsión. Es un destello incontrolado. La Justicia nunca logró una solución para su caso y en esa imposibilidad se va la frustración de sus decenas de víctimas.
En marzo de 2019, se conoció un video publicado por un comercio de frutas y verduras de Independencia al 1000. Allí se la veía en plena faena, robándole el bolso a una mujer que elegía algunos productos de la góndola con el carro a un costado, casi detrás.
Horas antes, E.M. había mantenido una audiencia en Tribunales por causas anteriores, todas ellas culminadas de la misma manera: libre por inimputable. Horas después, regresaría a Balcarce, donde vivía entonces, en un colectivo.
Un pasado condenatorio
La historia de E.M. se remonta a mediados de la década del ’90 cuando, sin ninguna necesidad económica, comenzó a sentir el incontenible deseo de hacerse de carteras ajenas. Porque su debilidad son las ajenas de otras mujeres. No tiene objetivos superiores. Solo apropiarse de carteras.
Antes del 2001 ya había sumado algunas condenas por el delito de hurto o tentativa de hurto. Desde entonces se acumulan 61 causas o registros donde E. M. figura como imputada. Salvo un expediente donde el delito es daño y otro por amenazas, los demás son robos de carteras.
El 8 de noviembre de 1995 o el 26 de agosto de 1999 en Balcarce, el 30 de agosto de 2000 en Tandil, el 6 agosto de 2008 en Mar del Plata identificándose como María Inés Martínez, el 22 de marzo de 2002, el 23 de abril de 214, el 9 de junio de 2005 una vez más en Tandil, el 26 de agosto de 2017, el 28 de noviembre de 2002, el 22 de febrero de 2014, el 19 de abril de 2003, el 24 de julio de 2003 en Tandil, el 4 de abril de 2006, el 27 de diciembre de 2010.
Podría seguirse por un prolongado espacio: el 25 de mayo de 2013, el 5 de junio de 2015, el 24 de marzo de 2007, el 3 de febrero de 2010, el 12 de noviembre de 2004… Todas fechas de inicios de causas por robos de carteras o bolsos.
Días atrás, el fiscal Leandro Arévalo la volvió a imputar y la llamó a declarar en el marco de la audiencia del artículo 308, es decir lo que antes se conocía como declaración indagatoria. Pero E.M. se negó a hacerlo por consejo de su abogado Lucas Tornini, quien la asiste desde el año 2001.
Para el letrado, todo tiene una explicación que ya fue confirmada por tres peritos de tres departamentos judiciales diferentes, entre ellos el eminente Guillermo Luján. Según él, E.M. padece una patología de Trastorno de Control de los Impulsos en la modalidad Cleptomanía, teniendo la necesidad patológica del arrebato o del hurto de objetos, carteras, con una carga impulsiva que no puede controlar que al producirse el hecho, esta misma situación de respuesta impulsiva la liberta de la ansiedad y angustia que experimenta previamente.
“Hay un dictamen que asegura que padece un trastorno que hace que, aunque comprende la criminalidad de sus actos, no puede dirigir sus acciones”, señaló en 2019 Tornini en diálogo con LA CAPITAL. De hecho, lo que dice Tornini encuentra relación con diversos fallos, como el de diciembre de 2014 en el que se la declara “inimputable” y se la sobresee en la instancia de resolución de una prisión preventiva.
Nacida un 15 de septiembre de 1950, E.M. es costurera y se dedica a confeccionar trajes para novias en Balcarce. En esta etapa de su vida ya es jubilada y trabaja poco. Pero tiene ingresos por rentas. “Cuando está con su medicación es un ser adorable, se puede charlar sin problemas. Pero cuando no, pierde las referencias y comete estos actos”, señaló entonces Tornini.
Si la detuvieron más de 60 veces, otras tantas la descubrieron las víctimas y fue atacada a golpes. En las redes sociales la gente cuenta anécdotas al borde de la verosimilitud: “Me robó en la iglesia de Güemes cuando entraba mi prima para casarse”, “la saqué de Bonafide dos y se me ofendió” o “robaba en la entrada y salida de los teatros”. La propia Justicia define sus actos como bizarros y pueriles, sin estrategia ni mecanismos defensivos, e implica un riesgo para sí ante una reacción desmedida de quienes se sientan ofendidos por el hecho”.