Cultura

Viviana Cortés Araya, una poeta costarricense en Mar del Plata, presenta su libro de poemas “Distancias”

La escritora nacida en San José comparte con LA CAPITAL cómo llegó a vivir en la ciudad, estudiar en la UNMdP y publicar poemas que hablan sobre el exilio. Este viernes 12 de julio a las 17 será la presentación en Dickens Pub.

La poesía de Viviana Cortés Araya llega de San José de Costa Rica a Mar del Plata, ciudad en la que elige vivir desde 2010, tras exiliarse de su país natal. “En esos tiempos era una sociedad difícil para los homosexuales. Recuerdo que en varias ocasiones nos expulsaban de lugares públicos, de restaurantes, inclusive de plazas. No podíamos estar a la vista”, comparte Viviana en diálogo con LA CAPITAL acerca de los motivos por los cuales decidió migrar hacia Argentina.

Su relación con la poesía surge de sus lecturas, principalmente de autoras latinoamericanas, con las cuales ha construido “con mucha fuerza mi condición de mujer y mi identidad como latinoamericana”. Su mirada aguda, profunda y precisa de los textos literarios puede conocerse en Lecturas de Compostaje, proyecto que dirige desde 2021 y en el que dicta talleres.

Si bien ya ha publicado en revistas literarias de México, España y Argentina y algunos de sus textos forman parte de la antología “Nueva Poesía Costarricense” editada en el 2020 por el Ministerio de Cultura de Costa Rica, “Distancias” es su primer libro. Publicado por Halley Ediciones, reúne poemas en los que se pregunta y ensaya definiciones sobre su experiencia migratoria.

Este viernes 12 de julio, la autora presentará su libro y conversará con la profesora y poeta Evangelina Aguilera. La cita será en Dickens Pub (Diagonal Pueyrredon 3017) a las 17. 

En una conversación con LA CAPITAL, revela cómo la poesía ha sido un descubrimiento sensorial y una herramienta para hacerse preguntas y cuestionar la realidad. Además, ofrece una mirada íntima sobre “Distancias” y comparte cómo migrar ha impactado en su manera de escribir y de vivir.

-¿Cómo surge tu relación con la poesía?

-Es una gran pregunta. Me parece que la relación surge en algún punto de mi camino lector. No fue la poesía el género que, por decirlo de alguna manera, me acercó a la literatura. De hecho, muchas veces sucede que es el género que la gente no suele leer. Diría que la relación surge de un hallazgo. Quizás, la respuesta que tengo al alcance es el dónde y el cuándo. Por ejemplo, recuerdo una escena de lectura que para mí fue esclarecedora. Leí en voz alta un poema de un libro muy chiquito de Cesare Pavese. Ahora no recuerdo ningún verso, ni tampoco de qué se trataba, lo que recuerdo perfectamente es el sonido. En ese momento, descubrí que la poesía se puede leer con todos los sentidos.

-¿Quién dirías que sos según tus lecturas?

-Por lo que he leído en el último tiempo, diría que, en primer lugar, soy mujer. Me he dedicado a leer y estudiar las obras de autoras latinoamericanas, principalmente, la década del sesenta y setenta. Esos acercamientos, como decía, construyen con mucha fuerza mi condición de mujer, pero también mi identidad como latinoamericana. Después, bueno, está el método, el cómo leo. Soy desordenada. Salto de una frase a un poema, de un verso a un párrafo, de una novela a un epígrafe. Soy una lectora inquieta.

Distancia “es una palabra que para un migrante se convierte en sentimiento. Siempre tenemos distancia, porque no es la misma lengua, ni las mismas costumbres, ni el mismo clima, ni la misma gente”.

-¿Y como poeta? ¿Qué te interesa explorar en la poesía?

-La poesía me permite pensar, cuestionar estados, situaciones. Diría que cuando escribo pregunto. A veces esas incertidumbres no están reflejadas en la forma final de los poemas. Por ejemplo, “Distancias” tiene muchas definiciones y uno podría pensar, como bien se dice, que definir es limitar. Sin embargo, me parece que en la poesía las definiciones tienen otras leyes, se crean para desmontar lo que muchas veces está establecido. Desde ahí exploro.

-¿Por qué elegiste titular tu primer libro de poesía como “Distancias”? ¿Qué significados tiene esta palabra para vos y para el poemario?

-Creo que lo que más reescribí fue el título. Este libro concursó para el II Premio Internacional de Poesía Ana María Iza en Ecuador y llegó a ser finalista. En ese momento el título eran dos versos de Cristina Peri Rossi: “Partir es siempre / partirse en dos”. Los versos los mantuve, de hecho, son el epígrafe que abre el libro. Después vino el título “Distancias” que lo encontré en unas cartas que Susana Thénon le escribió a Ana María Barrenechea. Ella le contaba que estaba escribiendo algo que no sabía muy bien qué era pero que las llamaba “distancias”. En el 84 Thénon publica su libro y, con algo de suerte, cuarenta años después, una costarricense vuelve a ese título. Me parece que es una palabra que para un migrante se convierte en sentimiento, una palabra que se multiplica. Siempre tenemos distancia. Distancia porque no es la misma lengua, ni las mismas costumbres, ni el mismo clima, ni la misma gente. Además, cuando se vuelve, si es que se vuelve, también tenemos distancia. Ya no somos los mismos. En el libro ensayo algunas definiciones: “Espacio que media / entre dos vidas distintas” o “Intervalo de tiempo que muestra / el lugar del que se viene / y no el lugar al que se va”.

-¿Podrías ampliar estas afirmaciones que realizás sobre tu libro: “Es la historia de un viaje que no requiere desplazamientos” y “también es la historia de un retorno”?

-El viaje sin desplazamientos está relacionado, directamente, a la segunda parte del libro que se titula “Divanes”. Pasar por el psicoanálisis fue un viaje, con todo lo que implica: mudanzas, desarraigos, extravíos, deambulaciones. Un viaje sin desplazamientos físicos. Con respecto al retorno, creo que Costa Rica se escucha de fondo, es una voz diseminada que llama para volver. El retorno siempre está presente. En “Continuidad” los últimos versos dicen: “Me fui para alargar mi mundo / y ahora vuelvo para contarlo”.

“Migro, luego escribo” podría ser la poética de Viviana Cortés Araya.

-¿Cómo describirías tu experiencia escribiendo y publicando en otra tierra?

-Difícil. Cuando estás en tu país, me parece que los circuitos de publicación son más accesibles. Hay más contactos. Creo que te sentís con más seguridad de hacerlo. De todas maneras, siempre hay personas que te acompañan. Pienso en la editora, Mariana Kruk, que confió en mi escritura. En Evangelina Aguilera, una escritora que me dio una mano mucho antes del proyecto del libro. Docentes de la Universidad (Nacional de Mar del Plata) que con alguna charla o alguna clase te incentivan a escribir. Pienso en Matías Moscardi, en Marta Ferreyra, en Rosalía Baltar, en Verónica Leuci. Eso no se olvida.

-¿Podrías compartir cómo, cuándo y por qué llegaste desde Costa Rica a Mar del Plata?

-En el libro lo llamo exilio. Me fui muy joven de Costa Rica, creo que tenía 19 años. En esos tiempos era una sociedad difícil para los homosexuales. Recuerdo que en varias ocasiones nos expulsaban de lugares públicos, de restaurantes, inclusive de plazas. No podíamos estar a la vista. Ahora las cosas cambiaron mucho y me alegra que haya sido así. Quizás en ese momento la primera solución que encontré fue irme. Algunas veces pienso en eso y me pregunto si tuve que haber participado de la lucha. Llegué a Argentina en el 2010, un gran año para la comunidad y para mí un acontecimiento casi surrealista.

-En algún punto, ¿considerás que tu experiencia como migrante ha impactado en tu manera de escribir?

-Sí. Me atrevería a decir que en mi caso es algo así como “Migro, luego escribo”. Casi como una poética. Creo que la migración también se puede practicar en la escritura. Migrar de tema, de estilo, de búsqueda.

-¿Qué poetas de Costa Rica recomendarías?

Una. Nuestra gran Eunice Odio.

-¿Tenés algún verso que te acompañe a donde vayas?

-Un verso en polaco de Szymborska, “Nic dwa razy”, que sería algo así como “Nada sucede dos veces”.

Dos micro-definiciones y un poema de Viviana Cortés Araya

“Migración”

1.

Desplazamiento

del cuerpo

y del alma.

“Extranjería”

1.

Condición de inter/cambiar

Una tierra que te vio nacer

Por otra que te ve crecer.

“Dolores del exilio”

Según Dante Alighieri,

el dolor del exilio es probar

lo amargo del pan ajeno

o lo cotidiano de bajar

y subir por otras escaleras.

No fue mi caso.

El verdadero dolor del exilio

es una pregunta universal:

¿en qué lugar posar el corazón

para que pueda otra vez enraizarse?

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