Estados Unidos vivió una nueva noche de protestas y disturbios, pese a los toques de queda declarados en las principales ciudades, cuando se cumple una semana de la muerte de George Floyd, un hombre afroamericano que falleció a manos de un policía blanco en Mineápolis.
En la capital, Washington DC algunos manifestantes continuaron en partes del centro de la ciudad, pese a que las fuerzas de seguridad intentaron dispersarlos. Minutos antes del toque de queda, que se inició a las 19 hora local, la policía dispersaba con pelotas de goma y gases lacrimógenos a los manifestantes congregados junto a la Casa Blanca para que el presidente, Donald Trump, pudiera salir a pie poco después y fotografiarse con una biblia en la mano junto a una iglesia próxima.