Facundo Parodi, marplatense, corría como todos los días por Parque Camet cuando escuchó chillidos. Miró entre las rocas y vio un delfín atrapado entre dos rocas. Media hora después y tras un arduo trabajo en equipo lograron devolverlo al agua sano y salvo.
La bajamar y dos rocas fueron la trampa para el delfín. Allí, en una de las playas de la zona de Camet, un grupo de hombres le evitaron la muerte. El cetáceo, después de un gran trabajo en equipo, en el que tampoco faltó la cuota de inocencia de un niño de 11 años, volvió al mar.
Aún intentando recuperar el aliento después del esfuerzo físico realizado, el marplatense Facundo Parodi contó a LA CAPITAL, en un tono que denotaba gran felicidad, que “hace apenas unos minutos rescatamos a un delfín que estaba atascado entre las piedras en las Playas de Camet”.
Mientras se limpiaba y curaba las lastimaduras provocadas por el rescate, narró la emocionante historia.
Cerca de las cinco de la tarde de este viernes, Parodi salió a correr por el barrio Parque Camet junto a un amigo cuando, advertido por unos fuertes chillidos, se acercó a la costa para ver que estaba ocurriendo.
Entonces vio a un delfín “de unos dos metros” atascado entre dos enormes piedras. El animal apenas se movía, cansado de los intentos por escapar, y notablemente debilitado por lastimaduras en sus aletas ocasionadas por el roce con las piedras.
Parado descendió en un instante y captó la atención del guardavidas del lugar y otro bañista que se sumaron a colaborar. Entre los tres comenzaron la tarea de “despejar el camino para que pueda volver al mar”.
Tras mover una gran cantidad de piedras, “nos pusimos en posición de cinturón para poder agarrarlo de abajo, uno de atrás y dos de adelante”, contó.
“Yo pensaba ‘lo agarra una piedra y lo abre’. Nunca había tocado un delfín y me di cuenta que son muy frágiles, se sentía como si fuera una bolsa inflada así que yo gritaba ‘¡Que no se nos quiebre!“, añadió.
Un niño de 11 años también colaboró con el traslado del cetáceo hacia el mar, llevándolo desde el hocico. “Nunca me voy a olvidar la cara de felicidad del chiquito“, indicó Parodi.
Una vez que llegaron al agua, notaron que el animal estaba “muy cansado” y, aunque pateaba con fuerza, no lograba moverse. Aún peor: a lo lejos Parodi divisó una ola de gran tamaño, asique “se abrazó al delfín y nadó junto a él”.
Ese era el impulso que necesitaba para poder volver a nadar ya que inmediatamente volvió a aletear con más fuerza que antes. “Lo que más me acuerdo es que se dio vuelta, chilló como diciendo gracias y después lo perdimos. Cuando lo teníamos levantado fue igual, yo lo miraba a los ojos y él me miraba de costado como agradeciendo”, confesó emocionado Parodi.
Si bien la odisea finalizó y el mamífero regresó al mar, Parodi aseguró que alguien debería “seguirlo” porque “evidentemente no estaba bien”. Y, por último, reflexionó: “Pensar que otros cobran fortunas por nadar con ellos y yo estuve abrazándolo”.