La diputada y exgobernadora consideró que, aunque es "doloroso", el rumbo económico "es el correcto". Advirtió sobre "el desastre que dejó" el gobierno anterior. Pero tomó distancia de "las agresiones y descalificaciones" del Presidente.
Por Ramiro Melucci
María Eugenia Vidal volvió a Mar del Plata para lanzar un programa de alfabetización. La exgobernadora dijo a LA CAPITAL que, en un país con altos niveles de inflación y pobreza, necesitaba comprometerse “desde la acción” y “no ser indiferente con lo que pasa alrededor”.
A su paso por la ciudad, la diputada del PRO no evitó las preguntas sobre el momento que atraviesa el país, la relación de su partido con el Gobierno, la posibilidad de un acuerdo político y las medidas que cortaron el flujo de fondos a la Provincia de Buenos Aires.
–¿Cómo ve el país?
–Con mucha preocupación. Estos niveles de pobreza, de inflación, la situación de los chicos en la escuela, la de los jubilados que están en su peor momento en los últimos 20 años te impulsan a la acción, a querer transformar, a querer cambiar. Y la Argentina está en ese proceso de cambio, porque fue lo que eligieron los argentinos en la última elección, pero sabíamos que iba a ser un cambio con mucho esfuerzo, muy doloroso, porque es difícil poder superar el desastre que dejaron los últimos cuatro años. La Argentina necesitaba y sigue necesitando un cambio de rumbo gigante, y estamos como empezando a transitar ese cambio de rumbo.
–Pero también hay mucho conflicto. El Presidente se pelea con los gobernadores, se enfrenta particularmente con uno del PRO, como Ignacio Torres. Destrata desde las redes sociales. ¿Esta es la forma del cambio?
–Yo no estoy de acuerdo ni con las agresiones ni con las descalificaciones. Nunca hice política de esa manera. Tampoco creo que los problemas reales de la Argentina se resuelvan por Twitter. También es cierto que el cambio que la Argentina necesita no podía ser sin conflicto. Acá hay muchos intereses, mucha gente que sostuvo privilegios durante muchos años, gente que tiene un discurso hipócrita, que dice que defiende a los trabajadores pero en realidad está defendiendo tenerlos de rehén para cobrarles una cuota compulsiva para el sindicato todos los meses. Y así como te doy este ejemplo podría dar mil más de kioscos, de privilegios y de nichos que se fueron construyendo en la Argentina, en los que unos pocos se ven beneficiados y perjudica a la mayoría. Ese conflicto para mí es inevitable. Después está cómo uno lo elige transitar, pero sin duda para poder llegar al equilibrio fiscal, ordenar las cuentas y enfrentar lo que más nos duele y afecta a todos, que es la inflación, hay que dar muchas peleas.
–El PRO estuvo muy predispuesto a votar la ley ómnibus. A ayudar al Gobierno. Después vino una pelea con el gobernador de Chubut, que justamente es del PRO. ¿Se deja ayudar Milei?
–Cuento mi experiencia, que no es la de todo el PRO. Enero fue un mes de mucho trabajo por la ley ómnibus y hubo un ida y vuelta interesante con el Gobierno. Muchas cosas que nosotros propusimos se incluyeron en la ley. Por ejemplo, la educación esencial. Si se hubiera votado y sancionado, este lunes el paro docente no hubiera tenido el mismo efecto, porque los maestros hubieran seguido teniendo el derecho a hacer huelga, pero con las escuelas abiertas y el 70% de los chicos en clases. Eso fue una propuesta nuestra y había consenso para votarla. Lo mismo la eliminación de las jubilaciones de privilegio. Yo lo hice acá en la provincia de Buenos Aires y voy a ser la primera gobernadora que no la va a cobrar. La habíamos incluido en la ley para que los presidentes y los vices no la tengan. Todo eso fue producto del intercambio y del diálogo, lo cual demuestra que cuando se quiere mejorar, proponer, hacer las cosas bien, se puede, y que el conflicto con la agresión innecesaria solo te lleva a que todos perdamos.
–El Gobierno eliminó el Fondo de Incentivo Docente (Fonid). Eso genera un conflicto con la Provincia. ¿Cómo lo analiza?
–Me parece bien que el gobernador reclame por el Fondo de Incentivo Docente, porque es un componente del salario de los docentes. Lo que no me parece bien es que se ponga en duda si los docentes lo van a cobrar. Y lo digo porque el gobernador ha recibido transferencias discrecionales del gobierno anterior por más de 4.000 millones de dólares y acaba de tener una autorización de endeudamiento por 1.800 millones de dólares y un aumento de impuestos de más de 300%. Entonces, recursos en la provincia de Buenos Aires para pagar los salarios docentes hay, porque además me pregunto qué otra prioridad hay si no es cubrir la falta del Fonid.
–También se cortó el Fondo de Fortalecimiento Fiscal que percibía la Provincia…
–Eso es absolutamente distinto. El Fonid es un fondo que por ley se gira a todas las provincias desde hace muchos años. El Fondo de Fortalecimiento Fiscal es otra cosa. Mi abuela tenía una frase: “Lo que mal empieza mal termina”. Fueron recursos que se le sacaron a la Ciudad de Buenos Aires en el medio de la pandemia, de un día para el otro, porque el gobernador tuvo una rebelión policial porque no supo manejar su fuerza de seguridad y entonces el Presidente, intempestivamente, le sacó los fondos a la Ciudad para dárselos a la Provincia. Ya desde el año pasado el gobernador sabe que hay un fallo de la Corte que ordena devolverles esos recursos a la Ciudad, con lo cual no lo puede tomar desprevenido esta situación. Comparo esto con cómo hicimos nosotros las cosas. La Provincia tiene un reclamo legítimo por la desigualdad entre lo que aporta y lo que recibe. Nosotros elegimos primero ir a la Corte, luego hacer un pacto fiscal con los 23 gobernadores restantes y el Presidente de ese momento, Mauricio Macri. Y que ese pacto fiscal fuera al Congreso, que fuera votado y se votara en la Legislatura de la provincia. De manera que los cuatro puntos de coparticipación que se ganaron durante nuestro gobierno nadie los discute. No es casualidad. El camino que recorrimos fue el correcto. En cambio, el gobernador decidió aprovechar que tenía un presidente de su mismo espacio político y pedirle que por decreto le diera los fondos. Y bueno, vino otro presidente y por decreto se los sacó.
–¿El PRO y la Libertad avanza podrían desembocar en algún momento en una alianza?
–Lo importante hoy es que hay una decisión del PRO de ayudar a este gobierno, de que le vaya bien, porque si le va bien a este gobierno le va bien a todos los argentinos. No somos parte de La Libertad Avanza, yo no pedí el voto por Milei. No lo hacemos por Milei, lo hacemos por los argentinos. La intención es ayudar en todo lo que podamos a un gobierno que no tiene gobernadores, no tiene intendentes ni fuerza parlamentaria. Y que necesita de ese apoyo y esa ayuda. Para que eso se traduzca más adelante en un entendimiento más profundo tiene que haber un acuerdo de rumbo y valores. No hay que discutir cargos ni interbloques; todo eso es el final de la discusión. El principio es si vamos por el mismo lado, si queremos el mismo país, el mismo rumbo y tenemos los mismos valores. Está claro que el rumbo económico para nosotros es el correcto. Sabemos que es difícil, es doloroso, que los argentinos la están pasando muy mal, pero no se podía seguir así, porque si seguíamos así íbamos a más pobreza seguro y a una peor situación para siempre. Entonces, estamos de acuerdo con que hay que cambiar. Acompañamos desde ese lugar. Todavía no se está discutiendo, ni en el interior del PRO y creo que tampoco en el de La Libertad Avanza, si eso se va a traducir en algo más profundo.
La diputada del PRO y exgobernadora María Eugenia Vidal lanzó ayer en Mar del Plata un programa de alfabetización.
El objetivo es que 500 chicos de la ciudad, Caleta Olivia (Santa Cruz) y Paraná (Entre Ríos) aprendan a leer y escribir.
“La Asociación Civil Hacemos es una ONG que viene trabajando hace cuatro años en Paraná. Son jóvenes comprometidos con la educación y el trabajo. Me convocaron a fines del año pasado para llevarla a todo el país –explicó Vidal a LA CAPITAL– Acá en Mar del Plata trabajamos en conjunto con la asociación Adelante”.
La exmandataria provincial señaló que “hoy la mitad de los chicos de tercer grado no entiende lo que lee”. Y agregó: “Tenemos un problema de comprensión de texto y de lenguaje. Eso los afecta después para siempre: para poder aprender otras materias, para poder terminar el secundario y por supuesto también para conseguir trabajo”.
Vidal contó cómo trabaja la fundación: “En un período de seis meses, con un grupo de pedagogos que armaron un manual, buscamos voluntarios de secundario completo que quieran dedicar su tiempo y trabajar en barrios pobres para poder alfabetizar a los chicos. Y en seis meses les enseñamos a leer y escribir y a poder leer un cuento, un libro, y poder entender lo que leen”.