En su primera temporada laboral en Mar del Plata, el actor forma parte de Sugar, la obra más vista del verano. "Fue mi primera oportunidad de hacer una comedia de esta magnitud", dijo.
Vico D’Alessandro se encuentra atravesando su primera “temporada laboral” en Mar del Plata y con uno de los roles protagónicos en “Sugar”, la comedia musical que se mantiene entre las obras más vistas del verano.
La obra, continúa hasta el 10 de marzo, fecha en la que bajará definitivamente de cartel.
El joven actor, que el año pasado realizó varios trabajos para el exterior, una participación en la popular tira “Cien días para enamorarse” y teatro -Dulce pájaro de juventud de Tennessee Williams- le da vida a Jerry el personaje “más infantil” del particular trío protagónico. “Fue mi primera oportunidad de hacer una comedia de esta magnitud, valoró el joven, quién destacó, además que “nunca había transpirado tanto” en una obra de teatro.
En una nota con LA CAPITAL abordó la necesidad de la formación permanente, el teatro, la multidisciplina y la diversidad.
“Tuve la suerte de que no me criaron para actuar o ser de determinada manera porque soy hombre”, aseveró y reivindicó el necesario respeto a las personas, independientemente de su género y su orientación sexual.
– ¿Cómo te llevás con la multidisciplina que requiere esta obra? Te has preparado en varias a lo largo de tu carrera…
– Desde chico lo que estudié siempre es arte dramático, solamente trabajo de textos, un poco de expresión corporal, pero a medida que fui avanzando -y más a través del trabajo que el estudio- me dio la oportunidad de hacer cosas que tengan que ver con la música, el baile y después, solo, empecé a estudiar canto porque me gustaba trabajar la proyección vocal. Más allá de de que me guste la música empecé a estudiar por un tema del instrumento sonoro a la hora de hacer teatro.
Baile hice por haber estado en un programa infantil, Casi ángeles, ahí trabajábamos mucho espectáculos en vivo y había coreografías pero nunca estudié baile exclusivamente, creo que voy a empezar este año o el año que viene, me agarró el gustito y es una herramienta más.
– En la actividad artística, sin saber qué te depara el futuro, ¿toda herramienta, toda capacidad, todo conocimiento, toda técnica es importante?
– Hay que estar preparado, te puede tocar bailar o cantar o hacer algo en otro idioma. Por eso es importante, yo trato de estudiar idiomas, inglés, italiano, portugués, tener un poco de habla en diferentes idiomas porque te abre puertas laborales.
– Más ahora que hay producciones que abarcan diferentes países, elencos de distintas nacionalidades…
– Sí, y con las plataformas digitales hay un poco más de espectro laboral para los actores, en mi rubro, si uno está preparado, habla otros idiomas y tiene estas posibilidades de aprender otro tipo de herramientas que se corran de lo exclusivamente laboral sirve un montón. Hay producciones de distintos países que toman actores de todas partes del mundo. Eso se está viendo mucho, está bueno y te abre el margen laboral si es que acá no conseguís trabajo.
– En el caso del personaje de Jerry, ¿Te llegó por sorpresa o lo estabas buscando o esperando?
– Ni lo buscaba ni lo esperaba, fue sorpresivo, había terminado de hacer una obra de teatro, Dulce pájaro de juventud, de Teneessee Williams, algo completamente distinto, después de eso estaba en Italia presentando una serie y cuando me llamaron. Me querían en Sugar. Sabía que estaban Federico y Nicolás, pero habían dicho que alguno de los dos por ahí se bajaba. Yo ya había trabajado con Gustavo -Yanquelevich, el productor- me llevo bárbaro con todos. Se terminó dando la oportunidad en el papel de Jerry y fue lindo porque fue mi primera oportunidad de hacer una comedia de esta magnitud, nunca lo había hecho.
– ¿Cómo trabajaste para apropiarte de ese personaje que habían hecho Darín y Cabré, ponerle tu impronta?
– Yo siempre defiendo mucho el texto, el autor y la obra. Es un personaje que lo agarre el actor que lo agarre sabe que al lado de Joe tiene una locura diferente, es el más infantil. Es divertido y a la vez interesante meterse de lleno porque la energía de uno tiene mucho que ver con como se ve al personaje después. En este caso en especial, no te permite estar bajo de energía. Está todo el tiempo arriba y eso es un lindo desafío y un disfrute.
Después, hay escenas de impronta que son sencillas cuando uno las lee pero para desarrollarlas tienen su trampita, porque si te quedás en eso y no les metés cositas, si no matizás un poco y levantás el registro, queda en la nada.
– Además de hacer valer el texto, tenés que ser muy preciso con el juego de escenografías y coreografías…
– Sí, si no es así falla. Yo me cambio todo el tiempo. Tengo que entrar con peluca, con labios pintados, los tacos, salir, entrar de traje. Luego otra vez, con pollera y tacos, creo que nunca transpiré tanto en una obra de teatro como lo hago acá. Pero la paso bárbaro, trabajo con pasión, si no le pongo pasión no voy a ningún lado, mi vida fue siempre así.
– Además la comedia está planteada de una forma que se ven todos los detalles, no te perdés nada…
– Sí, no te podés equivocar, no te salva nadie acá, se ve todo. La escenografía que tenemos ayuda un montón a componer y me parece que es gran parte del mérito de esta obra, que sea tan espectacular, porque es una obra digna de Brodway, tiene todo para triunfar. Creo que la historia es muy linda, el show, el vestuario y está bueno que esté en Mar del Plata.
– Y además tiene un mensaje sobre la diversidad y el amor. ¿Te identificás con ese mensaje?
– Totalmente, el mensaje de que el amor lo puede todo y va más allá de toda apariencia. Yo lo creí siempre. Para mí todo este movimiento no es nuevo en mi vida. Tuve la suerte que no me criaron para actuar o ser de determinada manera porque soy hombre, que me dejaron ser como quiera ser. Respeto las elecciones de cada uno y me parece que todo es válido mientras no se anule la opinión del otro y no se vuelva una causa crispada que salga disparada para cualquier lado. No lo hablo mucho públicamente, para mí las personas son personas, no me importa si son gays, lesbianas, hétero, lo que sea, va el tema por la libertad y el respeto.
Creo, igualmente, que somos un país muy atrasado en eso, de a poco se están generando nuevos movimientos y conciencia.
– ¿Hay una diferencia en la práctica, a nivel social, en la calle con lo que pasa con las leyes, el reconocimientos de derechos que si han avanzado?
– Totalmente. Me parece que el principal problema de argentina somos nosotros mismos. Lo digo con el corazón, me encanta el país pero muchas veces no me gusta como somos, me parece que muchas veces hacemos todo para estar mal. No entrando a cuestiones políticas. Como personas en el detalle se esconde el diablo. Hasta cuando vas a cruzar la calle los autos no frenan donde tienen que frenar, la gente cruza por cualquier lado. Generalmente se destaca más un defecto que lo que se elogia una virtud, somos un poco egocéntricos y es real. Ojalá empecemos a cambiar, tiene todo que ver con la educación.