Una de las vecinas del barrio La Trinidad damnificada por el tornado ocurrido en enero, ayer volvió a reiterar el pedido para que "los funcionarios municipales que prometieron ayuda cumplan con su palabra".
Silvia Romero es una de las vecinas del barrio La Trinidad -ubicado a la altura del kilómetro 393,5 de la autovía 2, frente a Estación Camet- que sufrió las consecuencias de la cola del tornado que arrasó la ciudad el pasado 22 de enero.
La vivienda de Romero está ubicada en la calle 7 entre 6 y 8 y por efecto del fenómeno meteorológico sufrió la voladura del techo de fibrocemento, además de la rotura de vidrios y postigones.
Ese día, se hicieron presentes en el lugar del fenómeno la titular de Desarrollo Social, Vilma Baragiola, y el intendente municipal, Carlos Arroyo, y prometieron que “el lunes (el suceso fue un viernes) tendríamos los materiales para volver a empezar”, explicó ayer a LA CAPITAL Silvia Romero.
En total, fueron 15 las familias afectadas, con menor o mayor grado de gravedad.
“Hasta fin de enero siguió lloviendo -relató la damnificada- y en esas circunstancias seguíamos corriendo los muebles para que no se mojaran, estuvimos varios días sin dormir y con el secador y el trapo de piso en la mano esperando poder correr el agua”.
Al mes del hecho, les enviaron -tal como le contaron a este diario en su edición del pasado 16 de febrero- chapas “del grosor del papel plateado de cigarrillos, nada más, ni clavos, ni tirantes ni nada. Sabemos que a otras familias ni eso”.
Daños
“Particularmente -añadió- creí en esa promesa que nos hicieron, pero pasaban los días y nos tuvimos que hacer cargo, comprar el ruberoid, ya que el cielo raso de madera no aguantaba más agua, el del lavadero se pudrió y en el del comedor y la cocina empiezan a mostrar los daños colaterales. También las paredes empiezan a descascararse y es terrible el olor a humedad que tenemos impregnado”.
Como las lluvias continuaron, no pudieron “seguir más sólo con el ruberoid, así que un amigo de mi marido nos prestó los 15 mil pesos que costó arreglar debidamente el techo”, reseñó Silvia y aseguró que a través de Cáritas están gestionando un crédito blando para devolver el dinero que les prestaron.
Sin embargo, la mujer se preguntó si “el municipio está preparado para algo más grave, porque dijeron en los medios que estaba todo solucionado pero mi casa estaba sin techo”.
También cuestionó por qué “el intendente nunca más apareció o, al menos, me hubiese recibido para plantear mi problema. Los teléfonos del municipio no funcionan, porque cada vez que llamaba nadie respondía. Son muchas preguntas sin respuestas. Hoy por hoy, creer en los políticos es una utopía”.