El juez Juan Manuel Sueyro dictó un fallo sumamente original días atrás: dos jóvenes de 20 y 24 años que en octubre de 2020 asaltaron a un hombre y fueron perseguidos por la policía hasta chocar su vehículo, evitarán ir presos y recibirán "una segunda oportunidad". Los acompañará a dar un paseo por la cárcel de Batán para que sepan a qué se atienen si vuelven "a equivocarse".
Cuando el 25 de octubre de 2020 fueron perseguidos por la policía y chocaron su vehículo en Juan B. Justo y Marcelo T. de Alvear, dos de los ladrones que momentos antes habían asaltado a un hombre en Garay y Santa Fe simulando tener un arma de fuego supusieron un futuro tras las rejas y por mucho tiempo. El tercero, en cambio, logró escaparse y nada se supo de él.
En su poder los efectivos encontraron el teléfono celular sustraído a la víctima. Sin embargo, como se trataba de jóvenes sin prontuario, sólo pasaron una noche alojados en una celda de la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán y luego recibieron sus respectivas excarcelaciones.
Con el transcurso de los meses, ambos -de 20 y 24 años- permanecieron a disposición de la Justicia y quedaron procesados por el delito de “robo agravado por su comisión en poblado y en banda”. Finalmente, el último miércoles 15 de diciembre supieron que habían evitado ir presos: el juez Juan Manuel Sueyro condenó a uno de ellos -el mayor- a 3 años de cárcel en suspenso y respecto del otro, otorgó la suspensión del juicio a prueba. Es decir, el primero cumplirá la pena bajo ejecución condicional -no será detenido si mantiene un buen comportamiento-, y el restante directamente evitará una sentencia en su contra si cumple con los requisitos impuestos por el magistrado.
Entre ellos, Sueyro enumeró las mismas condiciones que se aplican siempre, como son fijar un domicilio, empezar a trabajar, estudiar y someterse al control del Patronato de Liberados, además de presentarse ante la Justicia cada vez que así se los demande. Pero le sumó uno más, de suma originalidad: deberán acompañarlo en una recorrida por la Unidad Penitenciaria Nº 15 de Batán y, así, saber cómo son las condiciones de detención en ese lugar para saber a qué se atienen si vuelven a delinquir.
Durante la audiencia previa al cierre del acuerdo, celebrada el 1 de diciembre pasado y presenciada por LA CAPITAL, el magistrado y los jóvenes mantuvieron el siguiente diálogo:
-¿Ustedes estuvieron en un pabellón de la Alcaidía Nº 44?
-No, en una celda.
-O sea que no tuvieron contacto con otros detenidos, estuvieron aislados…
-Sí.
-¿Y cuánto tiempo estuvieron?
-Una noche.
-Ah, muy bien. ¿Y conocen la Unidad Nº 15?
-No.
-Bueno, entonces además de comprometerse a estudiar y trabajar, porque no me gusta que no hagan nada, voy a exigir en el acuerdo que ustedes vengan a dar una vuelta conmigo por la Unidad Nº 15. Así ven cómo es, de qué se trata estar detenido ahí y saben lo que les espera si vuelven a equivocarse. Para mí, es lo mismo firmar una pena de ejecución condicional o la suspensión de juicio a prueba, que una condena alta. Esto depende de ustedes.
Los dos imputados accedieron a la imposición del magistrado y uno de ellos hasta explicó que ya había comenzado a hacer el curso de pescador. El otro, por su parte, se comprometió a iniciar también sus estudios y a conseguir un trabajo. El próximo 19 de enero, a las 9 de la mañana, ambos deberán presentarse ante el juez Sueyro para ir a recorrer la cárcel. Y tendrán que esforzarse para que sea la primera y la última vez allí.