Por José María “Coty” Lambertini
Mi otra batalla fue seguir adelante. Como la de todos los ex combatientes: elaborar lo que nos había sucedido, cómo capitalizarlo y cómo seguir adelante. Y justamente la batalla de la guerra fue la que me enseñó qué era lo verdaderamente importante y esencial para tener un estado de felicidad. Porque cuando te falta todo y estás a punto de perder la vida, ahí te aflora justamente lo esencial, lo primordial, lo que realmente te hacía feliz. Y yo me di cuenta que era el deporte, que mis mejores momentos en la vida anterior, porque esta era una nueva vida la que me estaba sucediendo, pasaba por el deporte y llevándolo a lo más chiquitito era jugar a la pelota con los amigos.
Para entenderlo -de alguna manera- con eso uno se daba cuenta que tenía todo. Aprendí a valorar las cosas esenciales.
Al volver de Malvinas sentí desazón. La desazón venía por la confusión de todo lo que había pasado. Había que procesarlo, era muy fuerte y justamente la corta edad hacía que no tuviéramos la madurez suficiente para poder procesar todo lo que nos había pasado y encima encontrarnos con la realidad argentina que nos discriminaba y nos quería tapar. Tiré abajo de la alfombra todo lo que había sucedido, de eso no se hablaba.
En estos 40 años nuestros logros como ex soldados combatientes fueron muchos y llevaron muchísimo trabajo, muchísimo esfuerzo, muchísimo sacrificio pero se lograron cosas importantes en el área de trabajo, salud, vivienda. Fundamentalmente lo que se cuidó mucho fue atender la problemática de la salud, tanto física como la mental. Eso es uno de los mayores logros.
La guerra es el peor flagelo de la humanidad. Algo que nunca aprendimos, a lo largo de toda la historia, es que nunca llegan a solucionar nada, al contrario, lo único que queda es miseria y dolor y nadie gana.
La paz es el mejor estadio de la humanidad, de los seres humanos para poder evolucionar, desarrollarse y convivir.
No hay estadio como la paz para poder estar en ese plano. Poder estudiar, desarrollarnos, evolucionar como especie. No creo que haya otro estadio mejor que la paz y justamente la guerra deja todo mal y creo que la paz deja todo bastante bien acomodado.
Si yo tuviera que transmitir mi experiencia, les diría que siempre hay que apostar a la vida. Es fundamental mirar para adelante y mirar para los costados para ver quién nos acompaña, nuestros seres queridos. Es clave apoyarse en ellos, tenerlos cerca. Siempre se dice que todo tiempo pasado fue mejor, yo digo que lo mejor está por venir.
(*): Soldado Clase 1963, Bat. B 2da. Secc., GADA 602 de la ciudad de Mar del Plata.