Modelo y periodista, fan de la moda y de los autos, en una charla con LA CAPITAL describe el lado B de emigrar, cómo es la competencia en el modelaje, su pasión por la Formula 1 y cómo cumplió su sueño de desfilar en Europa.
“Ser modelo estuvo muy en claro en mí desde que tengo uso de la razón, pero las posibilidades eran nulas, no tenía ningún contacto”. Eso creía Valentina Mayorca, la modelo y periodista marplatense que a sus 23 años vive en Barcelona.
A los 15 años logró dar sus primeros pasos en la industria de la moda, luego de ser una de las finalistas de un reconocido concurso de modelaje que le abrió las puertas. “La verdad que no das con la altura porque medís 1.70 pero no importa, te queremos igual”, le dijeron.
Al finalizar el colegio se mudó a Capital Federal. Empezó estudiando nutrición y luego descubrió su otra pasión en el periodismo. El cambio fue enorme con el estrés y la aceleración que se vive en la ciudad que nunca duerme. Sin embargo, que haya “mucha más movida” le dio más trabajo, pero también reconoció que había mucha más competencia.
-Mencionaste la competencia en la industria, ¿cómo definirías el mundo de la moda en Argentina?
-Mi experiencia siempre fue muy positiva. Por ahí al principio tuve un par de comentarios como “ay, no va a poder desfilar porque es petisa”. Es un mundo de mucho ego, hay mucha competencia y hay muchas chicas que por ahí buscan siempre el problema. Para mí, la clave es mantenerse al margen de todo y tener en claro quién sos y a dónde querés trabajar y ya.
-¿En qué momento decidís irte del país?
-Cuando estaba por terminar la carrera, creí que era el momento de pegar un salto. En el peor de los casos, saber que uno puede volverse o al menos en mis posibilidades lo tomaba así. Cuando vine, me costó, fue duro y ahora siento que cada día me va gustando más y lo puedo considerar un hogar. Pero no fue tan “color de rosas” como suelen romantizar el hecho de emigrar.
-¿Cómo es el “lado B” de emigrar?
-Todo el mundo me decía “apenas llegás, vas a tener trabajo, te van a salir los papeles” y nadie me había dicho “mirá que los papeles te pueden tardar más tiempo. Si no los tenés, no podés trabajar y no podés salir del país”, esas cuestiones. Pasé de estar al cien trabajando y con la facultad a nada de golpe y me costó un poco hacerme un círculo de gente propio. También son duelos que hay que vivirlos, me permitía llorar, extrañar, preguntarme y dudar acerca de la situación y pasé esos momentos para hoy poder decir “de acá no me voy”.
-¿En qué te apoyaste en ese momento?
-En mi familia y en el objetivo. Tengo una frase que uso todos los días que es “el esfuerzo de hoy es el éxito de mañana”.
-¿Y cómo fue irte haciendo tu lugar en la industria sola, sin conocer a nadie? Volvías a tener 15 y estar en Mar del Plata sin contactos…
-Lo sentí mucho así, pero tenía experiencia y más conocimiento. Acá es mucho más difícil aún porque no estoy en agencia, no me habían salido los papeles, es otra cultura, son más cerrados y fríos. Cuesta entrar porque tenés que ser mega famoso, tener algún familiar, o sos la argentina o sudamericana, pasa mucho eso. Te miran de arriba abajo. Yo ahí no me achico porque estoy muy orgullosa de donde vengo y tengo ese objetivo de representar a mi país.
-¿En qué momento te llega o conseguís la posibilidad de estar en el Fashion Week de Madrid en este escenario tan complicado?
-No había planeado desfilar, a mí me invitan a un desfile como invitada. El plan era ir a los desfiles y mi último día recorrer. Vi que había una conocida, Coca Pram, que estaba en Madrid. Le escribí porque tenía que salir de mi zona de confort y la invité a cenar. Ella me contó que estaba trabajando para Custo Barcelona y le dije que me encantaría desfilar. Me respondió: “Bueno, mañana te presento en el backstage”. Ahí lo conozco a Custo, me dice “si querés probarte algo, mirá, tengo esto acá”. Es mi momento de brillar. Tengo cinco metros para ponerme este look, caminarlo y que digan sí, esta chica tiene que estar desfilando mañana o en otro desfile. Me vio, me dijo: “Me encanta ¿Querés desfilar mañana?”. Le dije que sí, obvio. Fue una locura, porque todas las modelos que había se mueven en todos los fashion weeks de Europa y miden un metro 85, son caras de todas las revistas.
-¿Qué sentís que fue lo que te hizo poder estar ahí parada?
-No creo en la suerte, sino en todo el esfuerzo de años porque esto es un sueño que yo tengo desde muy chiquita. Lo decís como algo más alejado, “quiero estar en un desfile de Europa”, pero, ¿cómo vas a llegar a un desfile de Europa si no das con la altura? De golpe, estás ahí con el metro 70.
-¿Cuál es el objetivo ahora?
-A corto plazo, hacer el Fashion Week de Barcelona y la Bridal Fashion Week. Un gran sueño también es aparecer en algún cartel enorme de la calle y en cuanto a lo periodístico, poder ser periodista de Fórmula 1, que si bien no tiene mucho que ver con lo mío, hay una historia familiar que me moviliza mucho. Estoy especializándome en ingeniería de motores para cuando se me dé la oportunidad, realmente estar formada.