Daniela perdió a su marido Isaac Sebastián en 2017. Dos años después logró que le reconocieran su derecho a cobrar un ingreso mensual, pero desde hace cinco meses que en Anses solo recibe evasivas. "Somos muchas las esposas que estamos en la misma situación", aseguró.
El 17 de junio de 2017, el naufragio del buque El Repunte provocó la muertes de tres tripulantes y la desaparición en el mar de siete de ellos. La tragedia también dejó a decenas de familias destrozadas y viudas con la difícil de tarea de criar hijos en soledad. Muchas de ellas, también, se transformaron en jefas de su hogar al ver que la división de tareas familiar de la casa cambiaba por completo al igual que sus vidas.
Daniela Alejandra Pala (41), esposa de Isaac Sebastián Cabanchik, desaparecido en el mar, es un ejemplo de esta situación. A dos años de la pérdida de su marido, su vida dio un giro de 180°. A la tristeza por haber perdido a quien describe como el amor de su vida y padre de sus dos hijos (mellizos de 16 años), se le sumó la angustia por no poder sobrepasar serias dificultades económicas. “No me alcanza para vivir”, aseguró en diálogo con LA CAPITAL, en el marco de su reclamo a Anses por el pago de la pensión que le corresponde por ley tras la muerte de su marido.
“Después de mucho insistir logré que en abril de este año me den el documento de presunción de fallecimiento de mi esposo, lo que me permitió iniciar el trámite en Anses para cobrar la pensión. Pero pese a que en la página figura que todo está listo para cobrar desde el 6 de junio, el organismo todavía no me lo paga”, señaló.
Daniela, Isaac Sebastián y sus dos hijos mellizos, en tiempos más felices.
Si bien la demora en percibir lo que es suyo la llevó a recurrir a los medios de comunicación para visibilizar su problema, lo que realmente la empujó fue la imposibilidad de cubrir las cuentas diarias, comprar comida, pagar la educación de sus hijos y solventar un nivel de vida que al menos cubra necesidades básicas.
“Isaac Sebastián era el sustento de la casa. Yo vendía milanesas de soja como un extra, pero ahora es exclusivamente de lo que vivimos y no alcanza. Por suerte antes también había hecho cursos de capacitación para depilar y otros de peluquería. Pero cuando quise hacer cosas de peluquería se me quemó la planchita y no pude seguir trabajando”, describió Daniela.
La economía de Daniela se deterioró de tal manera que no tuvo otra alternativa que salir a pedir ayuda. Así, sus padres el mes pasado le pagaron la luz y el gas, familiares y amigos le prestaron dinero y hasta el supermercado de su barrio le permite pagar en cuotas la comida que allí compra. “Me da vergüenza que me ayuden, que me presten plata, que me paguen las cosas. Ellos también la necesitan y no puedo devolverla. Nadie quiere llegar a este punto de salir a contar sus penas, pero yo solo pido que me paguen lo que me corresponde. Un dinero que podría ayudarme a salir de esta situación”, indicó.
Daniela también aseguró que es una víctima más del alto índice de desocupación en la ciudad. “Salí a buscar trabajo muchas veces. Pero tuve cáncer de mama y ya cuando contas eso nadie te toma, es difícil encontrar un trabajo”, señaló.
Su mayor pena es no poder cubrir muchas de las necesidades de sus hijos. “Me siento una mala madre, que no puede ayudarlos. Ellos están en el mejor momento de sus vidas, en su adolescencia, y yo no dejo de estar enojada, preocupada, diciéndoles que no a todo lo que me piden. Les doy solo plata para el boleto de colectivo. Si me piden más para algo extra siempre es la misma respuesta: ‘no, no tengo plata'”, contó.
Daniela también aseguró que su situación es igual o incluso mejor que muchas otras viudas de tripulantes de El Repunte. “”Somos muchas las esposas que estamos en la misma situación. Incluso hay muchas que ni siquiera tienen la presunción de fallecimiento, un documento indispensable para poder hacer el trámite. También muchas están en juicio. Yo opté por no hacerlo y con la plata del ART comprar la casa en la que estamos ahora. Pero me alcanzó para eso nada más. Al menos tenemos un techo, pero no tenemos nada más”, señaló.
A través de hacer pública su historia, Daniela busca que Anses responda a su reclamo y efectivicen el pago adeudado. A su vez, aseguró que recibir un trabajo o clientes para su venta de milanesas de soja, sería “una gran colaboración”. Su celular es (0223) 15634-9690.