Reflexiones acerca de la importancia de la sanción de la ley que otorga la paridad de género en las listas legislativas de la provincia de Buenos Aires.
La Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires sancionó con mayoría el proyecto de ley que fuera aprobado en el Senado unas semanas atrás, y que aplica la paridad de género electoral, siendo la conformación de las listas democráticas en cantidad de lugares por igual para hombres y mujeres.
“Si somos el 51 por ciento de la sociedad, corresponde que tengamos en el parlamento la representación en igualdad de género”, dijo una legisladora marplatense en los pasillos de la Cámara de Diputados previo a la sanción de la ley.
Un proyecto nacido en la órbita nacional, que tuvo un espíritu de autoría de la diputada nacional Cristina Álvarez Rodríguez, y que llegó a la provincia de Buenos Aires implicando que desde hoy las listas electorales no tendrán que pensar en el cupo femenino puesto que, coloquialmente hablando y como dicta la campaña, se conformarán una y uno: un hombre y una mujer.
Como ocurriese en 1947 con el otorgamiento de los derechos políticos a la mujer bajo el lema “la mujer puede y debe votar”, y como se reforzaría en 1991 con la ley de cupo femenino en las listas electorales que implicaba que el 30 por ciento de la lista conformada debía ser integrada por mujeres, la sociedad dio un salto en la construcción de un presente de igualdad vivida con la sanción de la ley de paridad electoral.
De este modo la provincia de Buenos Aires se transformó en la vanguardia de los derechos políticos, puesto que todavía a nivel nacional, por más apoyo de todos los bloques, no se ha logrado la reforma electoral, aunque sí hoy en el ámbito de la provincia más grande del país. De todos modos sirve de antecedente para la previa sanción nacional pero fundamentalmente como hecho histórico que nuevamente golpea la puerta del presente y muestra cómo años de lucha, trabajo y construcción tiene los frutos por unanimidad de las fuerzas políticas.
Colmados los palcos con la ciudadanía presente, colores de todos los partidos políticos, las tintes unidas en un tramado que hace a la historia; saltos, aplausos, emoción de ser parte activa de las páginas de la Argentina. Colgaban las banderas de la UCR, del FPV, de Cambiemos, del FR, de centros de estudiantes, de grupos militantes del género. El parlamento reunido para concretar este paso.
No es necesario ahondar mucho tiempo atrás para conocer los avances que en este país se han concretado en materia de ampliación de derechos. Puntualmente con la temática de género se ha puesto en agenda la problemática en relación a la violencia contra las mujeres, y el trabajo en pos de la igualdad como realidad vivida. La Ley de lucha contra la Violencia de Género, la Ley de Educación Sexual Integral, incluso la Ley de Identidad de Género, han demostrado cómo las órdenes del día parlamentarias han hecho voz de lo que durante años fue solo eco en las calles de nuestro país.
Cierto es, como diría Cristina Fernández en el marco de la reglamentación de la Ley de Matrimonio Igualitario y como citó en la sesión la diputada por el FPV PJ Alicia Sanchez: “esta ley no tiene un autor o una autora particular”, es decir han sucedido acciones de personas puntuales que han llevado adelante la agilidad técnica y burocrática, acompañada de la política, para que las demandas se conviertan en leyes; pero no puede adjudicársele a una persona o a un movimiento partidario una sanción de una ley ampliatoria de derechos: los derechos conquistados son de la gente que luchó durante décadas para que estas cosas existan más allá de los papeles.
Hablaron por el Frente Renovador el diputado Pablo Garate quien inaugurara la sesión expresando la posición de la Comisión de Reforma Política, como presidente de la misma. Luego tocó el momento de la diputada Sandra Paris por el Frente Cambiemos, quien al mencionar el nombre de Mauricio Macri tuvo aplausos y silbidos, no así al nombrar a María Eugenia Vidal -quien deberá reglamentar la ley- que se llevó todos los festejos; luego hizo uso de la palabra la Diputada Lucia Portos por el Frente para la Victoria quien dejó en claro que durante mucho tiempo por ser mujer la tildaron “de cupo” y explica lamentando “como si eso invalidara mi voz y mi voto” Apuntó, también, “contra los referentes políticos que ponen en tela de juicio la participación de las mujeres en la política, y contra el poder judicial, los gremios, e incluso sobre los cargos jerárquicos que se ocupan en la Cámara de Diputados donde la presencia de las mujeres es escasa”, y concluyó con un poema titulado “Me Dijeron” que culmina diciendo “nunca más silenciadas”.
Felicitar a todas las organizaciones que hicieron carne la lucha y la construcción de igualdad fue una oración obligada en cada uno de los discursos por todos los legisladores que hablaron. Es que existe una responsabilidad constitucional, de contrato social, donde los legisladores hacen valer la voz de sus representados en un recinto donde se constituye el estado democrático. Nadie gobierna sino por medio de sus representantes, dictamina la Ley Suprema de nuestro país. Pero sí hay que destacar la idea conceptual de que para que esto exista por mayorìa de votos hay un estado presente, que ha heredado un proceso de conquistas sociales ampliatorias de derechos y no puede escapar de una demanda histórica.
Era inevitable continuar con el voto cantado entrando el siglo XX. Luego con el voto exclusivo de varones, luego solo con el voto de mujeres pero sin su participación. Y hoy era inadmisible que siendo las mujeres la mitad de la población argentina no tengan semejanza y congruencia de representatividad en las cámaras neurálgicas de un estado de derecho. ¿Sigue la desigualdad? “Claro, de no existir no sería necesaria una ley de este tenor”, afirman las agrupaciones en los pasillos de calle 53 y 7 de La Plata; pero no por ello es menor y como afirmó el Diputado Navarro del Peronismo para la Victoria “la igualdad se hace en la calle”, es decir en el trabajo indiscriminado y en la igualdad social.
Desde la educación, por ejemplo, debemos entender, como transmisores de cultura, que muchos de nosotros fuimos a clases en nuestra escuela en procesos interrumpidos de democracia. Que muchos de nuestros docentes votaron con más años que con los que votamos por primera vez nosotros, que nos convertíamos en ciudadanos a los 21 años, y que llegando a nuestros tiempos actuales las generaciones nacen en democracia, se forman con docentes nacidos y formados en democracia, y con voto joven, y centros de estudiantes activos. Con el correr de los años será más sencillo construir una sociedad de iguales, y es menester de quienes tengan la responsabilidad asumida y jurada velar por esa construcción.
Todo debería ser por tendencia natural, lo sabemos no somos tontos, mucho menos obsecuentes, pero el sometimiento de las demandas de una nación son estas: ampliar derechos. Por eso, el año 2017 nos encuentra con una vanguardia electoral única. Un paso importante en la construcción social. Las generaciones que vengan, nacidas y formadas en democracia, demandarán lo que reste para que todo sea, como afirmó Bachelet en su asunción en la ONU Mujeres “una igualdad como realidad vivida”.
Hoy es miércoles, y ayer al mediodía Estela de Carlotto daba a conocer el nombre de un nuevo nieto recuperado, el 121. Vendrán nuevos nietos, porque como los derechos y la justicia, ellos están ahí, solo hay que hacerlos carne y hacer que crezcan. Un retrato recuperado, y una ley de paridad. Como manifestò un tweet de la Diputada Alejandra Martinez: Este miércoles Argentina amaneciò un poco màs madura.