Existe una relación directa entre la cantidad de sal de la dieta, los valores de presión arterial y las alteraciones de la estructura y función del corazón y las arterias.
Una rodaja de pan de salvado tiene hasta tres veces más sodio que una de pan blanco, por lo que, en la Semana Mundial de la Concientización sobre la Sal, especialistas recomendaron “no caer en las trampas de las empresas” y “aprender a leer las etiquetas de los productos” para elegir los más saludables.
Descubrir la sal oculta es uno de los principales objetivos que se plantearon durante la semana de la sal, que busca concientizar a los consumidores mediante la correcta lectura de etiquetas nutricionales, ya que la mayor parte de sodio se ingiere manera “involuntaria” a través de alimentos procesados.
Si bien la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la ingesta diaria de sodio es de 5 gramos, “en la Argentina se consume habitualmente más del doble, entre 10 y 12 gramos“, alertó Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina e integrante de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
“Es importante apostar a las nuevas generaciones, que los padres puedan acompañar a sus hijos en la incorporación de hábitos saludables para que los niños de hoy sean los adultos sanos de mañana”, dijo a Télam.
Si bien el sodio es necesario para la salud, en niños su consumo debe ser proporcional a las necesidades energéticas. La Asociación Norteamericana del Corazón indica para ello un rango que varía de un máximo de 1.500 a 2.300 miligramos diarios, dependiendo de la edad.
“Existe una relación directa entre la cantidad de sal de la dieta, los valores de presión arterial y las alteraciones de la estructura y función del corazón y las arterias. Debemos estar atentos a la cantidad de sodio que indican las etiquetas de los alimentos y bebidas, ya que esos valores sumados a la sal que se agrega en el momento de comer pueden superar los niveles saludables”, alertó por su parte Sebastián Obregón, director del Consejo Argentino de Hipertensión Arterial de la SAC.
El especialista detalló que en 100 gramos, la carne contiene 65 miligramos (mg) de sal, mientras que el huevo 122 mg y el pescado 140.
Asimismo, una rodaja de pan de salvado tiene 507 mg de sodio, mientras que una de pan blanco tiene 170, por lo que es “importante conocer los porcentajes de sodio que poseen alimentos similares”.
“Por ejemplo, un salamín presenta un promedio de 1.300 mg de sodio cada 100 gramos, mientras que una porción de carne del mismo peso, solo 65 mg. Lo mismo sucede con el pan de salvado, donde una rodaja cuenta con 507 mg por porción y una galletita sin salvado posee casi la mitad: 283 mg cada 100 gramos”, graficó.
Aunque cada vez más alimentos adoptan leyendas que alertan sobre su bajo o alto contenido en sodio, muchas veces no queda claro cuánta cantidad aportan.
Por ello, Obregón precisó que si la etiqueta dice “bajo contenido de sodio” quiere decir que el producto tiene “menos de 140 mg por porción”, mientras que si dice “contenido moderado” tiene entre 140 y 400 mg por porción.
Asimismo, los alimentos con la leyenda “alto contenido de sodio” tienen más de 400 mg de sodio por porción.
“Es relevante destacar que tanto la expresión ‘Bajo contenido de sodio’ como ‘Sin sal’ o ‘Sin sal agregada’ en la etiqueta de un alimento no significa que el producto esté libre de sodio. Por esos pequeños trucos de las compañías alimenticias es que debemos prestar principal atención a la lectura general de los productos que consumimos”, advirtió el profesional, también especialista en Medicina Interna y en Cardiología.
En la Argentina está vigente la ley 26.905, que regula el sodio en alimentos procesados y su oferta en bares y restaurantes.
Pero a pesar de que la mayor parte de los alimentos evaluados ya cumplen con la primera etapa de descenso de sodio fijada por la norma, “los niveles de sal siguen siendo muy elevados en los grupos de alimentos procesados”, afirmó Obregón.