El acuerdo del intendente con Acción Marplatense para la aprobación del presupuesto y el aumento de tasas supuso el reconocimiento más importante a la gestión del ex jefe comunal desde diciembre de 2015. Giro de Juntos por el Cambio. Reparos del Frente de Todos.
Por Ramiro Melucci
Los que frecuentan a Gustavo Pulti saben que ya en las semanas previas a la firma del acuerdo estaba más intenso de lo habitual con el destino que habían tenido algunos de los proyectos de su gestión. Se quejaba del playón de autos secuestrados en que se convirtió el Centro Cívico del Oeste. Protestaba por la agencia de la Policía Federal anclada en la Terminal de Cruceros. Rumiaba maldiciones por la concesión de la Escuela de Artes y Oficios Digitales a la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI), una de las fuerzas especiales de la Policía Bonaerense.
Aquellas apreciaciones, que no eran las únicas, formaban parte del andamiaje intelectual mediante el que el ex jefe comunal empezaba a edificar el entendimiento del bloque de Acción Marplatense con el intendente Guillermo Montenegro. Finalmente, dos de aquellos tres reclamos y otras tantas obras y líneas de la planificación trazadas entre 2007 y 2015 quedaron plasmadas en el acuerdo para la aprobación del presupuesto 2022 y el aumento de tasas, en la mayor reivindicación del gobierno de Pulti desde diciembre de 2015.
El pacto, sellado en un tiempo de necesidad legislativa del oficialismo y debilidad electoral del partido vecinal, podría interpretarse también como una revisión de Juntos por el Cambio acerca del período de administración pultista. Cuando era Cambiemos y bajo la impronta de Carlos Arroyo, la alianza privilegió la crítica al gasto público y las denuncias antes que cualquier reconocimiento. El cambio de enfoque histórico deja a salvo a Montenegro, porque entonces no había desembarcado en la ciudad con intenciones de ser intendente, pero quizá incomode a los socios que aportaron materia gris en aquella denigración y hoy deben aceptar el nuevo paradigma.
En las negociaciones, Montenegro no aceptó cambiar la sede elegida por el ministro de Seguridad de la provincia, Sergio Berni, para la UTOI. Pero admitió la incorporación de un cúmulo de obras impulsadas por Pulti, como la culminación de los polideportivos Centenario y Camet –que ya venía anunciando el municipio– y la del hospitalito de Batán.
Horacio Taccone, uno de los protagonistas de la foto que refrendó el consenso, escenificada en el inconcluso Centro Cívico del Oeste, no olvidó tildar con su voto a favor del presupuesto en la Comisión de Hacienda la necesidad de un afianzamiento en la gestión de los residuos. Le recordó al intendente que “no solo hay que mencionar” el cuidado del ambiente, sino también “hacer las acciones pertinentes para que esto ocurra”, en una alusión crítica al discurso del jefe comunal en la Asamblea frente al Cambio Climático de la semana anterior.
El presidente del bloque de Acción Marplatense agregó que el gobierno local “es bueno comunicando”, y le pidió “ganas e ímpetu” para difundir información sobre la separación de residuos en origen, otra de las políticas abandonadas en 2015, apenas insinuada en los últimos años.
Para que el acuerdo se instrumente y no ocurra como el año pasado, Pulti buscó un reaseguro con los consejos de monitoreo vecinal, que deben ser creados por decreto. Aun así, es lógico preguntarse por qué habría de respetarse la totalidad del compromiso si el de 2021, que solo incluía cuatro cláusulas, no se cumplió. Por suerte no lo revisa el directorio del Fondo Monetario: hablaría de “riesgos altos”.
El cambio de enfoque histórico deja a salvo a Montenegro, porque en la etapa de la denigración no había desembarcado en la ciudad con intenciones de ser intendente.
Con el entendimiento, el gobierno y Acción Marplatense enviaron un mensaje conjunto al Frente de Todos: tácitamente lo ubicaron del lado de la oposición que obstruye y radicaliza diferencias, en un contexto dominado por el enfrentamiento de Cristina Kirchner y La Cámpora con el presidente Alberto Fernández.
En otro momento, el kirchnerismo hubiera apelado a la vieja receta de Marcos Gutiérrez, que en su época de jefe del bloque opositor solía hablar de “los oficialismos” para chicanear a Acción Marplatense. Esta vez, fruto del diálogo abierto con AM de cara al armado de 2023, se limitó a marcar que el gobierno local carece de “un proyecto de ciudad” y a transmitir su desconfianza sobre el cumplimiento del acuerdo. En el debate legislativo por el aumento de tasas, Virginia Sívori ejemplificó con la reestructuración de la Tasa de Servicios Urbanos, prometida en 2020 y todavía no concretada.
En medio de estos entretelones, Montenegro marcha hacia la aprobación del presupuesto, el aumento del 45% en las tasas, el cálculo de gastos y recursos de Obras Sanitarias y el incremento del 48% en la tarifa del agua. Restan despejarse solo dos dudas en el escenario legislativo: la suerte del expediente de las fotomultas y el aumento de boleto.
Por lo pronto, no habría pase de magia posible para que el convenio de seguridad vial con la Universidad Nacional de San Martín sea aprobado en las comisiones de Legislación y Hacienda sin la anuencia de Acción Marplatense. El destino, a partir de mañana, sería el archivo en Legislación, que supondría el regreso del proyecto a la Comisión de Seguridad, la primera que lo aprobó.
El aumento de boleto a $ 74,38 tendría por su parte la misma deriva de años anteriores: la cesión de facultades para que defina Montenegro. La decisión volverá a estar enfocada en lo que haga o deje de hacer el bloque Acción Marplatense, proclive por estas horas a negar sus votos para que el Concejo apruebe el incremento por su cuenta, pero también a entornarle la puerta al oficialismo para que efectúe una salida airosa.