Cultura

Una piedra de la AMIA, eje de una muestra sobre la memoria 30 años después del atentado

Fue rescatada por el artista Marcelo Brodsky y forma parte de la muestra 'Falta Compartida', que se inauguró en el Museo Judío de Buenos Aires.

Por Verónica Dalto

Trescientos camiones llevaron los escombros del edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) tras el atentado terrorista del 18 de julio de 1994, el peor de la historia en el país, hacia la costanera de Buenos Aires, pero el Río de la Plata devolvió dos piedras de 3 toneladas.

Ese testigo de la tragedia recibe a los visitantes de la muestra ‘Falta Compartida‘, que se inauguró en el Museo Judío de Buenos Aires.

Una de ellas corresponde a la punta de la inicial de AMIA, y el artista que la encontró, Marcelo Brodsky, marcó en rojo el trozo en una foto de archivo en blanco y negro de la fachada original.



“Nos parecía fundamental tenerlas (las piedras) en la muestra porque es como un talismán, es como tener el testigo que vivió esta explosión en carne propia”, explica a EFE Florencia Giordana Braun, directora de la galería Rolf Art, donde en 2019, en el marco del 25° aniversario del atentado a la AMIA, se creó esta muestra, que reúne a diez artistas latinoamericanos que han trabajado sobre la memoria.

“Marcelo hace esta reflexión de decir que el río le devolvió la memoria de lo que fue el atentado. Y trajo a la orilla una piedra de 3 toneladas, que es, ni más ni menos, el frente de la fachada”, destaca Braun, y agrega: “Encuentra estas piedras (…) como algo que el agua ni siquiera puede procesar”.

Para el 30 aniversario del atentado, la curadora Nicole Moises restauró esa exposición en el museo contiguo al Templo Libertad, que tiene un muro homenaje a los 85 muertos y 300 heridos del ataque.

“Esperamos un público recurrente, que vuelva y que esté invitado a reflexionar sobre estos sucesos traumáticos que pasamos en la historia de la comunidad judía, pero también de la comunidad argentina en general”, dice Moises a EFE.

Impunidad

El atentado perpetrado en 1994 -dos años después del cometido contra la Embajada de Israel, que causó 22 muertos- sigue impune; una deuda de la Justicia argentina, que considera que el ataque respondió a una decisión política de Irán, ejecutada por la organización terrorista Hezbollah.

El fiscal encargado del caso, Alberto Nisman, fue hallado sin vida el 18 de enero de 2015, cuando tenía previsto denunciar a la entonces presidenta, Cristina Fernández (2007-2015), por supuesto encubrimiento a iraníes sospechosos. Su muerte, caratulada como asesinato, continúa sin resolverse.

Buenos Aires se transformó en “la capital de la impunidad”, dice a EFE Sergio Berman, rabino emérito del Templo Libertad y presidente de la Unión Mundial para el Judaísmo Progresista, porque, señala, en Argentina no hubo consecuencias y las víctimas “mueren dos veces”, el día del ataque y cada año en que no hay justicia.



En otra pared, la obra de la artista chilena Voluspa Jarpa habla de los miles de documentos clasificados sin resolver y la falta de justicia; frente a ella, late la ausencia de las víctimas mediante los retratos de los familiares y los objetos que estuvieron en contacto con los fallecidos en sus últimas horas, obra de Santiago Porter, que cubrió la masacre como fotoperiodista.

Para Bergman, el aniversario del atentado es “un ícono” y debe ser “transversal”.

“No sirve inscribir lo de AMIA a una localía ni a una identidad, sino entenderlo como un desafío para toda la humanidad”, dice el rabino, quien señala que el actual posicionamiento de Irán, Rusia y China es “un desafío” de la agenda global.

De nuevo

Este aniversario se cumple en medio del reverdecer de antisemitismo, tras el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023 y la posterior guerra en Gaza: “A la comunidad judía global se le terminó el ‘waiver’ (exención) de la ‘Shoa’ (Holocausto)”, afirma Bergman.

El rabino considera que Argentina “no es un país antisemita”, como muestra el alineamiento con Israel del presidente, Javier Milei.

Pero hay “miedo” y “estado de alerta constante”: “Tengo que tener cuidado al hacer mis actividades religiosas” porque “puede volver a suceder en cualquier momento”, se sincera Moises.

La curadora de la muestra comparte la “sensación de identidad” al repasar la historia, porque como judía pudo haber sufrido el holocausto en 1944, el atentado a la AMIA o el ataque del 7 de octubre, por lo que valora el “recuerdo” y el “hacer valer la memoria” en esta exposición que permanecerá abierta hasta el 20 de diciembre.

EFE.

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