Cultura

Una muestra pone en valor el legado de Antonio Bonet en Mar del Plata

Oscar Cañadas, quien ha co-organizado y co-curado la exposición con Hernán Bisman de Bisman Ediciones, dialogó con LA CAPITAL sobre la relevancia del arquitecto catalán para nuestra ciudad. Planos, maquetas y fotografías conforman esta exposición itinerante, abierta al público hasta el 10 de diciembre en la Casa sobre el Arroyo.

Por Rocío Ibarlucía

El Terraza Palace, ubicado en Boulevard Marítimo y Saavedra, es un ícono arquitectónico de Mar del Plata. Cuando se inauguró en 1959, era el único edificio de varios pisos en Playa Grande, entonces una zona de casas familiares. Por su estructura escalonada, llamó la atención de locales y turistas que rápidamente lo bautizaron como “La Máquina de Escribir”. Incluso se instaló el rumor de que el edificio pertenecía a la compañía Olivetti, aunque en realidad fue obra del reconocido arquitecto catalán Antonio Bonet Castellana (1913-1989), por encargo del empresario papelero Norberto Blumencweig.

Durante su inauguración, fue publicitado con el eslogan “Jardines flotantes sobre el mar” ya que cada terraza estaba decorada con plantas, muchas de ellas exóticas. Pensada para un sector socioeconómico de ingresos altos, esta joya arquitectónica incluía detalles vanguardistas, como una recepción solo habitada por las sillas BKF que llevaron el diseño argentino al mundo, creadas por el grupo Austral. Hoy en día, el Terraza Palace representa un ejemplo excepcional de la arquitectura moderna en armonía con el paisaje marino.

La muestra itinerante “Trazos modernos: Antonio Bonet entre el río y el mar”, abierta al público desde el pasado 31 de octubre hasta el 10 de diciembre en la Casa sobre el Arroyo (Quintana 3998, esquina Funes), pone en valor el Terraza Palace así como otra obra experimental de Antonio Bonet en Argentina: la Casa de Estudios para Artistas.

Declarada de Interés Cultural por la Municipalidad de General Pueyrredon, la exposición ha sido co-curada por Oscar Cañadas y Hernán Bisman de Bisman Ediciones, en colaboración con diversas instituciones locales, de Buenos Aires e internacionales.

Foto: Marcela Golfredi.

La exposición exhibe maquetas de ambos edificios, realizadas por el Museo de Maquetas de la Universidad de Buenos Aires (MuMA), junto con textos curatoriales, fotografías y planos originales procedentes de archivos de la UBA, la Municipalidad de General Pueyrredon, el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) y de Victoria Bonet.

En una entrevista con LA CAPITAL, Oscar Cañadas, arquitecto y decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Atlántida, señala que la muestra brinda la oportunidad de ver “los planos dibujados a mano y con herramientas de la época, como el tablero y la regla T, elementos que hoy en día han caído en desuso ya que se trabaja prácticamente con medios digitales”.

Además, la documentación exhibida incluye materiales únicos, muchos de ellos inéditos, que ofrecen “una visión de cómo se pensaba la arquitectura, cómo se dibujaba y cómo se imaginaba el futuro, porque todo proyecto implica una pretensión de futuro –sostiene Cañadas–. En el caso de Bonet, se nota que había una claridad acerca de qué tipo de arquitectura hacer”.

Y aclara que “si bien estos materiales pueden parecer muy específicos, en realidad todos vivimos en un entorno de arquitectura. El 95% de nuestras vidas la pasamos dentro de la arquitectura”. Por eso, el propósito de la muestra, explica, consiste en “promover la cultura arquitectónica, acercando a los visitantes a los conceptos por los cuales una mejor arquitectura hace un mejor mundo”.

Con este objetivo, Cañadas expresa su deseo de que “se acerque más gente, más allá de arquitectos, a conocer la obra de Bonet, tan representativa del movimiento moderno en Mar del Plata, estudiada y reconocida a nivel mundial”.

Casa de Estudios para Artistas

Antonio Bonet es una figura fundamental en la historia del modernismo catalán y argentino. “En el mundo se lo reconoce como uno de los arquitectos representativos del punto más alto de la arquitectura moderna”, afirma Oscar Cañadas.

Si bien comenzó sus estudios en Barcelona, el estallido de la Guerra Civil Española obligó a Bonet a exiliarse en París, donde tuvo la oportunidad de formarse con Le Corbusier. Poco después, en 1938, se trasladó a Buenos Aires, donde fundó el grupo Austral con sus colegas Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy, con quienes creó la icónica silla BKF.

Maqueta de la Casa de Estudios para Artistas, realizada por el MuMA (FADU, UBA) y exhibida en la muestra “Trazos modernos”. Foto: Marcela Golfredi.

En 1939 Bonet construyó su primera obra porteña, la Casa de Estudios para Artistas, realizada en colaboración con Ricardo Vera Barros y Abel López. Este edificio, situado en la esquina de Paraguay y Suipacha, estaba integrado por cuatro locales comerciales en la planta baja, dos plantas superiores con siete atelieres y una terraza-jardín. Cañadas lo describe como un espacio donde “Bonet plasmó las ideas con las que empezó a construirse como arquitecto durante su paso por el estudio de Le Corbusier”, aunque adaptadas al contexto urbano de Buenos Aires y combinadas con materiales industriales.

La Casa de Estudios para Artistas se convertiría, como indican los textos curatoriales de esta muestra, en “un verdadero manifiesto iberoamericano” que expone el programa experimental de Bonet que continuará desarrollando en las siguientes décadas.


“Los proyectos de Bonet en Mar del Plata son de las obras de mayor escala que hizo en toda su carrera”, afirma Oscar Cañadas. 


“La Máquina de Escribir”

El Terraza Palace es definido por Cañadas como “uno de los primeros edificios en altura que se empiezan a hacer sobre la costa. Su geometría tan particular, escalonada, tiene su origen en el respeto por la primera barranca, en ser amigable con el mar, que no genere sombra en la playa, pero también en su experiencia trabajando con Le Corbusier en arquitecturas que tenían este corte para el norte de África”.

Además, sostiene que su arquitectura “tiene que ver con una máxima que se dice entre los modernos: ser moderno significa ser de tu tiempo. O por lo menos tu arquitectura tiene que representar los valores culturales y sociales del momento, que entonces tenían que ver con el higienismo –por eso, las ventilaciones– y con la industrialización, una producción formal y estética nueva que estaba más emparentada con las posibilidades que había otorgado la aparición de nuevos materiales, como el hierro y el hormigón armado. Esto posibilitaba mayores luces, otra expresión y eso acompañado con nuevas lecturas acerca de lo que era el arte”.

Maqueta del Terraza Palace. Foto: Marcela Golfredi.

El proceso de aprobación del Terraza Palace no fue sencillo, dado que para concretar su proyecto experimental, debió superar las estrictas normativas del municipio. En ese sentido, cuenta Cañadas: “Para todos los arquitectos que somos parte del hacer ciudad y los que estamos también en la Academia, proyectistas como Bonet son los que llamamos casos de referencia o de estudio. Sus obras permiten estudiar la respuesta que hace un arquitecto a las condiciones que le toca actuar. En Bonet, se puede notar su pertinencia no solo con el contexto geográfico y paisajístico, sino también programático, de presupuesto. En las cartas que envía en 1957 al comisionado municipal, pueden verse sus convicciones y cómo tiene que sortear obstáculos burocráticos. Él tiene un forcejeo para lograr patios mínimos o elecciones de materiales que tienen que ver mucho con la materialización de la arquitectura que quería hacer”.

El municipio, entonces, exigía fachadas de piedra y ladrillo y techos de teja o pizarra, que iban en contra de su proyecto vanguardista. Finalmente, esos artículos fueron derogados, lo que permitió que el Terraza Palace pudiera finalizarse en 1959.


“En este edificio quise hacer un ensayo de bloque escalonado que quitara ese aspecto de gran masa, de fachada monstruo sobre el mar que suelen tener muchos edificios costeros”, dijo Antonio Bonet en 1958 sobre el Terraza Palace, como se puede leer en la muestra “Trazos modernos”.


Además del Terraza Palace, que es su obra más conocida, Bonet tuvo a su cargo otros proyectos en Mar del Plata: diseñó las galerías Rivadavia y de las Américas, así como chalets de la zona sur, como la casa Daneri de Chapadmalal. Sobre las huellas del arquitecto catalán en la ciudad, Cañadas sostiene: “Sus trabajos en Mar del Plata son una de las obras de mayor escala que hizo en toda su carrera. Además de su tarea como proyectista y arquitecto en Buenos Aires y Punta del Este, tuvo una producción interesante y muy importante como arquitecto acá, con obras diseñadas ya en su madurez y plenitud, antes de regresar a España”.

Oscar Cañadas explica que el objetivo de la muestra es “promover la cultura arquitectónica”. Foto: Marcela Golfredi.

Dos universos que se juntan

La exposición “Trazos modernos: Antonio Bonet entre el río y el mar” no solo pone a dialogar dos obras emblemáticas de Bonet, sino que también las conecta con otro universo arquitectónico, el de Amancio Williams y Delfina Gálvez, al exhibirlas en la Casa sobre el Arroyo.

La casa-museo de los años 40, ya abierta al público para recorrer todos sus espacios mediante visitas guiadas, se presenta como el escenario ideal para conocer las ideas de Bonet plasmadas en sus edificios de las décadas del 30 y 50. Este cruce de miradas permite apreciar la evolución de la arquitectura moderna en Argentina y, particularmente, en Mar del Plata, así como notar la vigencia de las concepciones de Bonet y Williams sobre el diseño de espacios en armonía con el entorno natural y funcionales a la vida cotidiana.

“La clave de la exposición ha sido juntar estos dos universos para mostrar cómo el modernismo sigue siendo una propuesta relevante y actual”, concluye Cañadas.

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