Por Federico Bagnato
Yo preguntaba… Porque no había otro modo o porque era siempre la forma de llegar a ella. Porque nadie nunca me decía nada y no pude manejarlo. Me exasperaba pararme frente a ella a esperar, me hace acordar a mi gato cuando se sienta detrás de una maceta a mirar todo lo que hago para llamar su atención con una rama. Yo preguntaba, por si acaso ella no estaba acompañada. Pero en ese momento, ella dejaba de hablar. Extrañamente podía mantener su gran boca escupiendo palabras durante todo el día, excepto cuando le preguntaba algo. Pensé que pudo haber sido la complejidad de mi pregunta, pero ¿qué tan complejo puede llegar a ser un “qué hacés mañana por la tarde?”. Entonces dejé de preguntarle y de incomodarla, porque un día, cuando respondió, me lo dijo: “Tus preguntas me incomodan”. Y no supe qué más hacer porque nunca me dijo nada más que eso y yo, en esos términos, ya no podía volver a hablarle. Y me pregunté cada día qué pasó que podía decirle sin que tuviera la necesidad de responderme, pero que fuera algo que le interesara como para escucharme, porque ya cuando me veía se atajaba y me esquivaba y yo me quedaba sin chance de hacer nada. Entonces un día ella estaba de espaldas y la agarré por sorpresa. Le soplé cerca de la oreja y cuando se dio vuelta casi me grita del susto, pero por alguna razón no lo hizo y nos quedamos callados, mirándonos, como si ella supiera que le diría algo importante. Y así fue… le dije que la tiraría al piso con toda mi fuerza y saltaría sobre ella con cierto permiso, pero avanzando en un sentido no poético, sino más bien primitivo, algo que a ella le gustaría. Y seguiría hasta donde me lo permitiera, pero esperando que me frenara antes de quitarle la ropa o golpearla, porque bien sería lo mismo para mí. También le dije que dejara de tratarme como lo había hecho antes, porque podría ser la última vez que maltratara a alguien… Eso no me lo creyó, pero el resto sí. La fantasía que ella jamás había cumplido la mantenía bajo cierta prepotencia y desconsideración… Lástima que fuera una mentira.