Charla con la directora Anahí Berneri y con las actrices Erica Rivas y Mercedes Morán. El trío protagonista de este notable filme que pasó por el Festival de Cine de Mar del Plata desentrañó con LA CAPITAL todos los temas que aparecen retratados en la pantalla, a partir de la compleja relación entre una madre enferma y su hija.
Mar del Plata “está atravesada por el cine, hay buenas consecuencias de que sea una ciudad donde hace tantos años que hay un Festival, donde la gente puede ver las películas que no se ven habitualmente en los cines y que tenga acceso a tanta diversidad”, aseguró la actriz Mercedes Morán sobre cómo percibe la relación entre público y Festival de Cine.
A Mercedes se la ve contenta, acaso por el desafío que acaba de sortear con éxito en la pantalla grande: meterse en la piel, en el cuerpo y en el pensamiento de una mujer enferma de Parkinson, que pierde movilidad y es dependiente de medicamentos pero que, a su vez, está empecinada en vivir y en descubrir un misterio que tiene que ver con su hija.
Este es, de manera muy acotada, el germen narrativo de la película “Elena sabe”, una conmovedora historia dirigida por Anahí Berneri, sobre la novela de Claudia Piñeiro y con otra gran actuación, la de Erica Rivas, quien pone toda su capacidad para construir a Rita, una mujer inmadura que no puede salir del rol de hija y que debe cuidar a su madre incapacitada.
“Elena sabe” es una producción de Netflix que se vio en el Festival de Cine de Mar del Plata. Luego llegará a los cines y más tarde a la plataforma ondemand mencionada.
En una jornada dominada por las entrevistas, Berneri, Rivas y Morán analizaron para LA CAPITAL cada una de las capas y los temas que conforman esta película que, además, se caracteriza por tener dos parejas de madre e hija en la vida real. Morán comparte una escena final con su hija Mey Scápola y Rivas lo hace con Miranda de la Serna.
Con un tiempo disruptivo, que mezcla varios pasados y el presente, este filme también tiene secuencias filmadas en Mar del Plata: ciudad en la que Elena y Rita pasan unas vacaciones y donde también se evidencia las señas de una relación poco armoniosa.
-La película aborda un abanico enorme de temas. En menos de dos horas plasmás Anahí un fresco de las mujeres contemporáneas: la maternidad, la burocracia de la salud, el tiempo, la vejez, el deterioro, la enfermedad. ¿Cuál te parece que es el tema que predomina?
Berneri: -Me centré sobre todo en el vínculo madre e hija y en el momento donde las relaciones cambian, donde una hija pasa a ser madre de su madre. Creo que todos podemos identificarnos, todos los espectadores se pueden identificar con esa relación, si no es por sus madres, es por familiares. A partir de ahí creo que se dispara el resto de los temas. La adaptación de la novela de Claudia Piñero fue un desafío porque ya nos planteaba una multiplicidad de temas en su novela y había que llevarlo a lo cinematográfico sin intención que sean subrayados, ni que parezca una bajada de línea. Hay un desarrollo sobre las elecciones, de la maternidad, de la no maternidad, de elegir vivir o morir, padeciendo una enfermedad.
-Aparece lo religioso también.
Berneri: -Y de lo impuesto en una generación de mujeres que para ser exitosas han tenido que hacerse fuertes y muchas veces desprecian a otras mujeres porque no encuentran esa fortaleza que ellas tienen. Es un poco el caso de esta madre y de esta hija, que no se transforma en adulta.
-Erica, elaborás a una Rita que está siempre al borde del llanto, desbordada, ¿cómo fue meterte en este personaje?
Rivas: -No tengo una mamá como Elena, por suerte, pero sí tengo una mamá bastante difícil. Es una mamá que quiere que sus hijes sean brillantes. Lo que hice fue extraer una parte de esa relación y aumentarla. No porque yo padezca las cosas que padece el personaje de Rita, pero sí porque se lo que son las mujeres de la generación de nuestras madres, que tuvieron que salir a laburar pensando que estaban haciendo cosas que no estaban avaladas, porque el trabajo del hombre era lo más importante. Esto hace que las mujeres tengan que transar tanto con el patriarcado… muchas veces se genera algo de que la debilidad esté mal vista, o la fragilidad o la melancolía o el no poder con ciertas cosas. Eso me gusta pensarlo no solo en esta relación particular sino generacionalmente. Ese lugar en el que una tiene ser de una manera.
-Y Rita tiene ese llanto que no puede controlar, un llanto inconveniente.
Rivas: -Lo que pasa es que (Rita) no tiene dique, no puede, no tiene un lugar en donde relajarse, está todo el tiempo en el frente de batalla, no puede ser como es nunca, en ningún momento y eso te genera que no podés, yo te lo digo y soy de llorar en cualquier lado. Las mujeres en general, porque cómo sería… no sabes dónde hay que llorar.
-Además, muchas veces no se puede disimular.
Berneri: -Sí y aparte nos lo han dicho, eso de “Ya se puso a llorar, ya está, mirá la minita cómo llora”.
Rivas: -O cuando te dicen “Cuando llorás no sé qué hacer”.
Berneri: -Claro, “no sientas”.
-Mercedes a pesar de la enfermedad que representás de manera tan evidente en pantalla, Elena tiene un costado de humor, es una mujer políticamente incorrecta, sin filtro. ¿Cómo fue trabajar estos dos aspectos?
Morán -Eso del humor es algo que no puedo evitar, no es algo que me lo proponga ni que lo hayamos pensado, después resultó, estaba en algún lugar, esa incorrección política es graciosa siempre, porque es inesperada, además porque de alguna manera es lo que todos queremos hacer y pocos nos atrevemos. Escuchaba a las chicas y pensaba en esto que tiene Rita de no crecer y esta cosa tan dual que tiene esta madre que, por un lado está muy fastidiada porque sigue sintiendo que su hija no termina de crecer, los berrinches que hace, usa ese pelo largo… Pero al mismo es responsable, toda la historia de Elena es la de no poder hacerse responsable. Está la negación que necesita para poder sobrevivir a lo que le pasa.
-¿Anahí cómo trabajaste el tiempo en la película?
Berneri: -Fue desde el guion. Fue pensar en una forma de adaptación para que las idas y venidas en el tiempo no generaran un corte en la identificación del espectador, porque si te cambio de espacio y tiempo, puede ser muy brusco. (Estos cambios temporales) se transformaron de alguna manera en el relato de la cabeza de Elena, en el multiverso donde es el tiempo del duelo, uno sigue conviviendo con esa presencia, con ese ser amado, que ya no está y que vuelve para hablarle, para darle claves y respuestas a las preguntas que se va haciendo.
-Erica vos habías trabajado con Anahí en la película Por tu culpa, ¿notás que hay algún punto en común con ese personaje de Por tu culpa, una madre desbordada por el trabajo, y este de Rita?
-Sí, trabajar con Anahí es súper interesante. En las películas de Anahí no hay buenos ni malos. Hay esa cosa, sobre todo me pasa a mi en la maternidad y como mujer, algo que te precede, que te está sobrevolando, una tiene que meterse como extranjera en general,en algo que no nos es cómodo. Ese lugar me gusta explorarlo en el set también con respecto a lo físico, a las formas de decir, a la relación con los demás, eso es algo que la hace Anahí única. Ves dos minutos de sus películas y ya sabés que es de Ana.
-¿Anahí que es lo más importante que tiene que tener una directora de cine?
-Lo que yo quisiera poder mantener o sostener en mi trabajo es la capacidad lúdica, el juego y contar con un equipo, con un elenco y con un equipo técnico que también quiera explorar y seguir jugando y no quedar encerrada o entrampada en la idea de ego, de decir mi mirada, mi visión, mi única visión, la directora es la que sabe cómo es. Si uno va abierto a un set a encontrar, esa es la clave, encontrarse con los demás, encontrarse con otras humanidades, con otras ideas y juntos construir aquella visión y aquella mirada única para la película.