Yésica Cerro es una balcarceña que cumple condena en la Unidad Penal N°40 de Lomas de Zamora. Desde allí realizó las llamadas extorsivas y envió mensajes simulando ser la ayudante fiscal Laura Molina para extorsionar a una mujer. De eso lo acusa la propia Molina y el fiscal Rodolfo Moure.
Una mujer que cumple condena en la cárcel de Lomas de Zamora y que cuenta con amplios antecedentes delictivos resultó ser quien se hizo pasar por la ayudante fiscal de Balcarce, Laura Molina, para perpetrar una extorsión.
La voz femenina detrás de la maniobra fue la de Yésica Cerro, quien en la jornada de ayer fue imputada en su lugar de residencia: una celda de la Unidad Penal N°40 de Lomas de Zamora.
Cerro permanece detenida en ese centro penitenciario luego de que en marzo de 2019 el Tribunal Oral N°3 de Mar del Plata la condenara por vender drogas en la localidad serrana.
Ayer, cuando el personal de la Sub DDI Balcarce se presentó en la celda, Cerro intentó destruir el teléfono celular con el que realizó la llamada teléfono extorsiva el pasado 16 de noviembre.
El caso revela una gran labor investigativa de la policía balcarceña y un sensacional reflejo jurídico de la propia Molina y la fiscalía Descentralizada que encabeza Rodolfo Moure, a partir de la denuncia de una mujer sobre los llamados extorsivos que estaba recibiendo.
La secuencia se inició en la tarde del 16 de noviembre cuando la mujer vio en su teléfono unos mensajes en los que se le solicitaba dinero para no incriminar a su sobrino en una causa por estupefacientes. La mujer, conocedora de ciertas actividades que realizaba el joven, se interesó en la situación y avanzó en el intercambio de mensajes hasta que del otro lado, hasta eso momento por medio de textos, le dijeron que quien se comunicaba era la ayudante fiscal Laura Molina.
En un momento le solicitaron la entrega de 150 mil pesos para eliminar un expediente y cuando la mujer pidió más pruebas de la veracidad de todo aquello, recibió una llamada de “Laura Molina”. No obstante, la mujer desconfió, además, por los groseros errores de ortografía en los mensajes. Por eso fue que se dirigió a la policía, desde donde se puso en conocimiento de la situación a Molina.
La ayudante fiscal de inmediato pidió que se continuara con la “negociación” y se acordó la entrega de 50 mil pesos en un sector de Balcarce. Los policías encubiertos no tuvieron demasiadas dificultades en detener al hombre que fue a cobrar el dinero y a su cómplice, que aguardaba en un auto a poca distancia de allí.
La investigación
Cuando el fiscal Moure tomó declaración a uno de los detenidos, éste le dijo que solo habían ido a cobrar una deuda por droga y que desconocía toda la historia de la extorsión y de que alguien se había hecho pasar por la ayudante fiscal.
Como se sabía que una mujer había participado también del hecho, se asignó a un grupo de la SubDDI Balcarce la labor de investigar esa línea. Primero surgió el dato de que el otro detenido, aunque no llevaba el mismo apellido, era familiar directo de Cerro. Luego, el análisis de los teléfonos entregó un dato definitorio: la comunicación extorsiva, tanto los mensajes como la llamada, se había realizado desde un número que estaba a nombre de Yésica Cerro.
Ante el análisis de impacto de antenas y geolocalización las dudas se despejaron aún más, ya que esa línea telefónica estaba afincada en la Unidad Penal N°40 de Lomas de Zamora, precisamente el lugar de detención de Cerro.
El fiscal Moure solicitó a la Justicia de Garantías autorización para allanar la celda y el juez Saúl Errandonea entregó la orden para que se hiciera efectiva. Una comisión de la Sub DDI Balcarce viajó hacia esa ciudad del conurbano bonaerense, donde coordinó con las autoridades del penal la requisa del calabozo.
Cuando Cerro observó que los policías y el personal penitenciario llegaban a su celda, comenzó a dañar su teléfono celular, pero no logró su cometido. Pese a que rompió la pantalla de cristal, pudo ser recuperado tanto el chip como el dispositivo.
Cerro fue imputada del delito de extorsión e indagada por medio de videollamadas por el fiscal Moure, aunque se negó a declarar.
Esta mujer recibió una condena a 5 años y 6 meses de prisión por vender droga en Balcarce junto a su pareja, otra mujer a la que le aplicaron la misma pena. Lo singular de su caso fue que su “negocio” quedó al descubierto casi de manera fortuita, cuando la policía en una requisa sobre un colectivo le encontró a la pareja de Cerro una mínima cantidad de cocaína. Sin embargo, al secuestrársele sus pertenencias la policía vio que el teléfono estaba prendido en los mensajes de Facebook y allí se veía gran cantidad de pedidos de droga.
A partir de ese dato se formó una investigación que permitió allanar una vivienda en Chacabuco y 33, donde la policía encontró a Cerro y a su pareja manipulando un bloque de marihuana. Ese secuestro y la información previa consolidaron la prueba de que ambas vendían droga, y por eso fueron condenadas. A Cerro le unificó una pena previa de 3 años que tenía en ejecución condicional.
Un dato más que hace coincidir las dos historias es que el cobro de la extorsión se realizó frente a esa vivienda de calle Chacabuco y 33.
Ahora son al menos tres los integrantes de la familia Cerro que están en conflicto con la Justicia. El padre de Yésica Cerro es Daniel “El Paisa” Cerro, quien se encuentra detenido y espera juicio por ser considerado uno de los asesinos del jubilado Nicolás Bagazette en septiembre de 2018, también en Balcarce.