La Ciudad

Un tiempo de consensos después del enfrentamiento permanente

Montenegro impulsa un diálogo fructífero con la oposición. Ya cosechó un puñado de gestos del Concejo. Las críticas a sus últimas designaciones se hicieron por lo bajo. Igual necesitará mantener un oficialismo sin fisuras.

Por Ramiro Melucci

En menos de dos semanas, el gobierno de Guillermo Montenegro ya superó en lo gestual los cuatro años de su antecesor: convocó a las autoridades del Concejo Deliberante y el interbloque oficialista a las reuniones de gabinete, se mostró junto a su principal oponente en una recorrida por el Parque Industrial y recibió en su despacho a los jefes de bloque de la oposición.

Montenegro envía con esos movimientos el mensaje unívoco de que el diálogo político será prioridad en su gestión. Es una diferencia categórica con el estilo de Carlos Arroyo, que se volvió de enfrentamiento permanente cuando asumió en la secretaría de Economía y Hacienda Hernán Mourelle.

La convocatoria a las autoridades legislativas y del interbloque oficialista a dos días de asumir y el llamado a los representantes de la oposición una semana después son tomadas en el Concejo como una señal del cambio de época.

Los gestos son mutuos. El cuerpo avaló con premura el proyecto del intendente para prohibir la pirotecnia sonora. Montenegro lo planteó el miércoles en una reunión de gabinete y lo ratificó un día después ante los jefes de bloque opositores, que se comprometieron a acompañarlo. El proyecto de ordenanza llegó al cuerpo el viernes al mediodía y un rato después ya era un decreto del presidente del Concejo, Ariel Martínez Bordaisco. Entre el planteo inicial y la aprobación pasaron dos días. El tratamiento exprés es un gesto de reciprocidad del Concejo a los buenos modos de Montenegro.

Como toda prohibición, la norma tiene sus bemoles. Para que se respete a rajatabla haría falta un ingente cuerpo de inspectores, del que la municipalidad carece. Por ahora es más una cuestión simbólica.

El Concejo también aprobó la semana pasada los nombres propuestos por el intendente para presidir los entes descentralizados y Obras Sanitarias. El dato relevante es que lo hizo por unanimidad, sin siquiera abstenciones.

Dos imágenes fueron citadas por el titular del bloque del Frente de Todos, Marcos Gutiérrez, para argumentar el apoyo de la principal bancada opositora: el gesto de Fernanda Raverta de ponerse rápido a disposición del intendente para colaborar tras el incendio de Torres y Liva; la recorrida junto a Montenegro por el Parque Industrial. La actitud de la ministra de Desarrollo bonaerense tiene su reflejo en el recinto.

Pero más allá de lo que los concejales dicen en público hay que considerar lo que piensan y musitan en reuniones privadas. En el bloque del Frente de Todos creen que el intendente incumplió en la última tanda de designaciones dos premisas que había establecido para su gabinete: la idoneidad y la cláusula de no haber sido funcionario de Arroyo. La primera la ponen en duda en los casos del Emtur y el Emsur. La segunda corresponde al Emvial.

Parte de este planteo lo hizo el propio Gutiérrez en las reuniones de presidentes de bloque, en charlas informales previas al tratamiento en el recinto y hasta en la reunión con Montenegro del jueves al mediodía. ¿Hubo debate al interior de la bancada? Sí. ¿Se discutió votar en contra algún nombramiento? También. Pero primó la intención de mantener la coherencia con aquellos guiños entre Raverta y Montenegro, que tienen un caparazón superior: Axel Kicillof logró aprobar en la Legislatura su emergencia económica después de hablar con María Eugenia Vidal.

¿Tiene fecha de vencimiento la luna de miel en el plano local? En el Frente de Todos hay quienes hablan de cien días para que el gobierno se acomode. Es lo mismo que decir la temporada, la época del año en que Mar del Plata se convierte en la vidriera del país. ¿Qué pasaría después? Las disidencias empezarían a marcarse a viva voz y en votos negativos en el recinto. En el gobierno piensan que no habrá motivos para que no se mantenga la buena sintonía. Después de los cien días las elecciones legislativas seguirán quedando lejos.

Como sea, el intendente necesitará mantener unida a su tropa legislativa. Las señales de estos primeros días lo ilusionan. No hubo fisuras en el tratamiento de las designaciones de los entes y Osse. El radicalismo está alineado. Vilma Baragiola trabajó el proyecto de pirotecnia y esquivó el protagonismo. La Coalición Cívica, en otros tiempos postergada, ahora presenta proyectos consensuados con el Ejecutivo, como el de la eximición del pago de tasas para los propietarios afectados por el incendio de la distribuidora.

El episodio del domingo pasado, de una voracidad pocas veces registrada en la historia local, marcó los primeros días de la intendencia de Montenegro. Hay que reconocer en ese punto un hecho inobjetable: el jefe comunal metió en la agenda política la necesidad de que el municipio cuente con un protocolo de emergencia conjunta de los entes de servicios, las fuerzas de seguridad y Bomberos tres días antes de que ardiera Torres y Liva. Lo hizo en la primera reunión de gabinete, cuando nadie esperaba que fuera un tema urgente. No imaginaba, claro, que iba a tener que activar el protocolo de hecho, antes de cualquier debate de forma, cuyo inicio también tenía fecha: el lunes pasado. Las circunstancias obligaron a suspenderlo.

El Concejo también aprobó la prórroga hasta el 10 de enero para la presentación del presupuesto. Alejandro Carrancio, jefe de uno de los bloques oficialistas, anunció que esta vez el paquete presupuestario llegará completo: el cálculo de gastos y recursos, las ordenanzas fiscal e impositiva y la ordenanza complementaria, que establece las remuneraciones, bonificaciones y compensaciones del personal municipal. Es toda una novedad: en tiempos de Mourelle esa norma estaba escondida en un cajón.

Hubo en la semana otro dato clave. El secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti, cerró sin ruido la paritaria de los guardavidas. Con algunos detalles para tener en cuenta. El acuerdo quedó levemente por debajo de lo que pactaron los municipales (41,6 contra 42,2%). La diferencia es que la de los guardavidas ya está cerrada, mientras que la del personal comunal que dejó Arroyo tiene una cláusula para empardar la inflación comunicada por el Indec más un 5% destinado a recuperar puntos perdidos el año pasado.

El acuerdo con los guardavidas también incluye incrementos a cuenta de la paritaria 2020. Para el gobierno, lo fundamental está en otra línea: las conversaciones se reanudarán recién el 2 de marzo, con la temporada ya extinguida y el poder de presión de los gremios disminuido. No es lo mismo una amenaza de paro en pleno verano que cuando los chicos ya están yendo a la escuela.

El monto que cerraron los guardavidas que se desempeñan bajo la órbita del municipio constituye, a la vez, un precedente para la paritaria del sector privado, que los sindicatos negocian con la cámara de balnearios (Cebra).

Más desapercibido pasó otro asunto. El gobierno sacó del Concejo el pliego de la licitación del transporte público que había enviado Arroyo. Es un claro gesto de desaprobación a lo que había escrito la gestión anterior. Se le presentaba la alternativa de corregir el proyecto que ya estaba confeccionado, pero optó por retirarlo para elevar uno nuevo. A Dante Galván, el subsecretario de Movilidad Urbana, le espera una ardua tarea: adaptar el sistema a los cambios que experimentó la ciudad en los últimos 15 años. Cuando el pliego del transporte se vuelva a discutir, será con las cláusulas que proponga la nueva gestión.

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