Perdido en una galería del centro, la cafetería "Manotas" lleva 7 años de pie. Walter Bertinat, su propietario, evitó el cierre gracias a la ayuda de otros gastronómicos. La emoción de reabrir y la historia de un café que huele y suena como antes.
“Si fuese barrendero levantaría hasta el polvillo”, dice Walter Bertinat al definirse como “un apasionado” por todo lo que hace. Lo era a sus 14 años cuando entró a trabajar en una cantina del Puerto y lo es hoy detrás de la barra de su café “Manotas”, donde el viernes volvió a recibir -con la infaltable música de los grandes de la canción- a sus clientes más fieles que regresaron a “cafetear” en las mesas que se extienden hasta el pasillo de la Galería Luro, en pleno centro de Mar del Plata
Antes de las seis de la mañana Walter ya estaba ahí. Era la máquina de café, que necesita media hora para calentarse, pero también la ansiedad por reabrir luego de tres meses. Encendió las luces, se colocó el delantal, puso a todo volumen un disco con música de los ’60 y literalmente al compás de la misma sirvió los primeros cortados para sellar el reencuentro con su gente en el debut de la prueba piloto.
“Manotas” existe hace siete años dentro de la galería a la que se accede tanto por San Martín como por Luro, entre La Rioja y Catamarca. Allí desembarcó un verano por recomendación de una “ex patrona” suya, con la idea de trabajar una temporada, pero su atención, el café y el ambiente que creó lo hicieron perdurar en el tiempo.
Allí concurren asiduamente laburantes de overol y de traje y corbata; políticos y vendedores ambulantes, empresarios y desempleados. A todos los atiende por igual.
Con la reapertura de los locales, volvieron las “charlas de café” al local de Walter, en la Galería Luro.
“El cliente es sagrado. No podés perder una venta y menos un cliente, que valora la atención, el buen trato, la buena onda”, contó el bahiense fanático de Estudiantes que desde muy joven se instaló en Mar del Plata y lleva más de 40 años en gastronomía.
Walter Bertinat tomó trascendencia pública en las últimas semanas al llevar color, baile y alegría a las manifestaciones de los gastronómicos frente a la Municipalidad: al mozo se lo pudo ver vestido con su uniforme de trabajo y bailando con la misma bandeja con la que atiende a sus clientes. Necesitaba abrir. Debía impuestos de todo tipo, servicios y cinco meses de alquiler. Y sobre todo, extrañaba la rutina.
El mozo Walter Bertinat presente en una de las protestas de gastronómicos en la ciudad.
Colegas de otros cafés se unieron para ayudarlo: hicieron una colecta solidaria y en un gesto que le quebró la emoción hasta las lágrimas, lo sorprendieron al llevarle el dinero a su negocio.
“Fue emocionante, es algo que va a quedar guardado en mi mente toda la vida, lo pienso y lloro; son grandes amigos y colegas”, le contó a LA CAPITAL todavía movilizado y -buscando una explicación para esa ayuda- recordó: “Una clienta me lo dijo una vez: es lo que sembraste”.
Walter nunca bajó los brazos. Ni siquiera cuando el año pasado pasó de pagar 1500 pesos de luz a 9000, un tarifazo que puso a su negocio en la cornisa; ni con los vaivenes de su vida personal. Pase lo que pasa, él siempre está.
“Acá la gente viene temprano, de todos lados, no les puedo fallar, tengo que seguir”, contó.
Raúl, un cliente de siempre, escuchó esa frase y se metió en la charla: “Yo fumigo edificios, voy de acá para allá, y de donde sea, cuando corto vengo acá. Este café es espectacular, te atiende con buena onda, te lo hace rápido y es riquísimo. Hay esa amistad, esa cosa linda que es impagable de este lugar”.
Las paredes de “Manotas” intercalan fotos y escudos del “Pincha” con posters y tapas de discos de Tom Jones, Serrat, The Beatles, Julio Iglesias, Sandro, Armando Manzanero, Nicola di Bari, el Polaco Goyeneche, y otros tantos que no paran de sonar a todo volumen, generando un ambiente propio.
No es casual. Ya se dijo: Walter es un apasionado. Por el café, los tragos y también por la buena música. En “Melodías de la Noche”, el programa de radio que durante años condujo en FM Laser 89.5 (ganador de dos premios Sexto Sentido en 2017 y 2018), transmitía esa pasión por los clásicos, por las versiones de un mismo tema, como las tantas que existen de “A mi manera”, y por las historias de vida de aquellas grandes voces.
Walter ganó en dos oportunidades el premio Sexto Sentido por su programa de radio musical.
“Tengo todas las carpetas, biografías de todos los intérpretes, un montón de música de todos los tiempos, con grupos de los que muchos ya no se acuerdan pero que no pueden quedar en el olvido”, sostuvo.
Y eso es, en parte, lo que Walter pretende: perdurar. “Ojalá perduremos en el tiempo”, dice al hablar de su café, de la gastronomía, de la crisis provocada por el coronavirus, de sus clientes, de lo clásico.
“Disfruto lo que hago. Cuido al cliente porque se merece la mejor atención. Hay que pasar esta crisis, hay que hacer las cosas bien y cuidarnos para seguir trabajando”, dijo.
Walter no aspira a contar sucursales ni ostentar permanentes innovaciones de la pastelería. Bertinat es el ejemplo de que a veces para que un “cafecito” funcione alcanza con un producto cuidado, una buena atención, un poco de música amena y un ambiente cálido que invite a perderse en el tiempo y en una charla de café con una taza humeante sobre la barra.