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Un regreso rápido a la elite pero igualmente sufrido

A Aldosivi le llevó sólo un año volver a la máxima categoría. Pero no fue fácil. Pasaron tres técnicos y una campaña con altibajos.

por Víctor Molinero

@vhmolinero

El regreso de Aldosivi a la elite del fútbol argentino fue rápido pero no sencillo. A un año de perder la categoría, el conjunto portuense terminó abrochando el ascenso a la Súperliga al ganar un irregular torneo de la Primera B Nacional, donde Aldosivi -como todos- tuvo altibajos a lo largo de las 25 fechas.

De hecho pasaron tres entrenadores a lo largo del camino. El torneo comenzó con Walter Perazzo al frente, quien había llegado para dirigir al equipo en las últimas siete fechas del campeonato de Primera División y se quedó para rearmar el plantel. La historia comenzó bien, con un triunfo en Tandil ante Santamarina (2-1), una goleada como local ante Nueva Chicago (3-0) y un empate en Tucumán frente a otro candidato como San Martín (0-0).

Pero a partir de la cuarta fecha, justamente en un partido frente a Almagro en el José María Minella, aparecieron las dudas. Los de José Ingenieros ganaron 3 a 1. Pareció que Aldosivi podía recuperarse rápido con un empate en Córdoba frente a Instituto (1-1) y un triunfo como local ante Juventud Unida (2-0).

Sin embargo, una caída en Carlos Casares ante Agropecuario (0-2) y un inesperado empate como local ante el débil Flandria (2-2) colmaron la paciencia de la dirigencia, que terminó por despedir a Perazzo.

Con Carlos Orsi como interino, Aldosivi viajó a Puerto Madryn para visitar a un Guillermo Brown que llegaba en alza y arrasando en cada presentación como local. El técnico que coordina las inferiores del club, “acomodó” el equipo, puso su toque con Emiliano Ellacópulos por derecha y Aldosivi se trajo un valioso empate (1-1), que le permitió recuperar la confianza.

Para sorpresa de muchos llegó para hacerse cargo del plantel Gustavo Alvarez, que tras coordinar inferiores en Temperley, había asumido como entrenador de la primera del “gasolero” unos meses atrás y esa era su única experiencia de un plantel superior. Alvarez encontró resultados rápidamente. Al punto que con él al mando Aldosivi sumó siete de los nueve puntos antes del receso y en total estuvo 8 partidos sin conocer la derrota. Aún sin encontrar nunca una fisonomía de juego Aldosivi rendía al máximo en las dos áreas (con un Fernando Telechea intratable arriba y un Sebastián Moyano seguro bajo los tres palos) y así logró mantenerse siempre en la pelea de arriba.

Una derrota con Quilmes como local (1-3) y otra caída en Junín frente a Sarmiento (0-1) volvieron a traer los fantasmas al puerto. No obstante, un gol de Nahuel Yeri (clave en la recta final) para el 1-0 ante Villa Dálmine y un triunfo de campeonato en Jujuy ante Gimnasia (2-1, tras estar abajo desde el arranque) a volvieron a posicionar a Aldosivi como candidato.

Todo parecía estar servido en bandeja. Por la posición de privilegio en la tabla y porque los rivales pendientes para las tres fechas finales no presentaban un riesgo mayor. Pero un agónico empate como local ante Los Andes (otra vez Yeri salvando las papas) y la caída ante Deportivo Riestra mandaron al equipo del primer al tercer lugar en las posiciones de cara a la última fecha.

Entonces llegó el triunfo con Estudiantes de San Luis (con la vuelta de Telechea al gol), el empate de Almagro en Madryn y la caída de San Martín de Tucumán en Adrogué que le permitió a Aldosivi forzar un desempate con el equipo de Sebastián Battaglia en cancha de Arsenal. Y ahí, en Sarandí, la experiencia de su plantel hizo el resto. Con un rendimiento parejo de todos. Con un Cristian Chávez notable para vestirse de Telechea pero también con las ganas de siempre de “Pitu” González, Iñiguez y Yeri, la seguridad de Moyano, los muy buenos aportes de Ellacópulos, Canever y Quilez, y el aplomo de dos veteranos de mil batallas como Velázquez y Somoza, de irregular aporte durante el año pero pero claves en el partido consagratorio, para contagiar su experiencia al servicio del equipo.

Así Aldosivi entregó su mejor versión en el partido más importante del año. Porque esta vez entendió de qué iba la cosa. Se jugaba una final y la encaró como tal del primero al último jugador que entró a la cancha de Arsenal. Fue casi siempre más que Almagro y le terminó ganando muy bien para festejar un rápido regreso a la elite. Sufrió, claro está, a lo largo del torneo. Pero ya está otra vez en Primera División. Listo para volver a convertirse en una piedra en el zapato de los grandes.

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