La Ciudad

Un proyecto que se paralizó y otro anuncio que no se cumplió

El parque informático estaba diseñado en un predio de cinco hectáreas ubicado al sur de la ciudad. Los fondos estaban destinado pero la gestión de Carlos Arroyo no los giró y la propuesta naufragó.

Aticma impulsa la creación de un parque informático para la ciudad desde 2006. Dos años después firmó con la Municipalidad de General Pueyrredon un convenio marco de cooperación con el objeto de articular acciones que tengan por finalidad trabajar en forma conjunta por la concreción del Plan Estratégico del Sector TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) de Mar del Plata y zona de influencia.

El parque informático estaba proyectado en un predio de cinco hectáreas ubicados al sur de la ciudad, sobre la avenida Jorge Newbery, detrás del Bosque Peralta Ramos y en cercanías del barrio privado Rumencó.

La intención era financiarlo con un subsidio de $80 millones del Gobierno nacional.

El municipio licitó la obra en junio de 2015. La adjudicataria fue la empresa Solana, que inició los trabajos preparativos para la obra, que hubiera tenido un plazo de 15 meses, pero no los continuó porque el municipio no le giró los fondos.

“Pese a que en 2015 se obtuvieron los fondos necesarios para iniciar su construcción, el proyecto quedó parado por decisión del Poder Ejecutivo municipal”, explicó Aticma.

El proyecto contaba con un centro de incubación, que permitiría que los emprendedores que tengan proyectos para desarrollar empresas de bases tecnológicas recibieran todo el apoyo necesario para crearla, y la Escuela de Arte y Oficios Digitales, cuya construcción fue la única que avanzó. Ubicada en la avenida Jorge Newbery y Schoentatt – en el radio de lo que iba a ser el Parque Tecnológico -, fue financiada por la Corporación Andina de Fomento y ejecutada por la constructora Calchaquí con una inversión que se estimó en $20 millones.

“El proyecto contaba con tres partes: la educativa, representada por la Escuela de Artes y Oficios Digitales, la Incubadora, orientada a la formación, el asesoramiento y apoyo de nuevos proyectos tecnológicos y de industrias creativas, y el sector de las empresas. Ya habían transmitido su intención de instalarse 25 empresas y cinco universidades”, recordó un integrante de la Asociación.

Otro capítulo

Luego, hubo otro capítulo. En 2017, el intendente Carlos Arroyo anunció que impulsaría la construcción de un edificio al que definió como un “centro de emprendimientos” para la industria tecnológica junto al Museo Mar y sostuvo que al mismo tiempo fomentará la radicación de compañías de ese rubro en los alrededores de la estación ferroautomotora.

La nueva propuesta cancelaba definitivamente el proyecto del parque informático, diseñado en la gestión de Gustavo Pulti. “El lugar anterior era muy lejano. No es apropiado porque es bajo y no tenía servicios instalados de agua, de cloacas ni de nada”, le dijo Arroyo a LA CAPITAL, asegurando que la nueva iniciativa de su gobierno tiene “mayores ventajas desde el punto de vista económico”.

Según dijo, parte del proyecto para fomentar el desarrollo de las industrias TIC contempla la construcción de un “centro de emprendimientos” junto al Museo Mar, donde según explicó, “se dará software, me imagino, e investigación científica agregada a este tema”.

Arroyo indicó que sumado a esto su gobierno trabajaría para darle carácter de “distrito” a los alrededores de la estación ferroautomotora para favorecer la radicación de empresas relacionadas con las industrias creativas y tecnológicas.

El intendente no definió cuáles son los plazos que se manejan para concretar estos proyectos, aunque aclaró que se trata de algo que “tiene su tiempo”.

Finalizada su gestión, no se conocieron mayores avances que el anuncio inicial.

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