El problema del gas atraviesa transversalmente a Mar del Plata, todos sufren de una u otra forma esta cuestión: hogares, comercios, hoteles, transporte, industria. En primer lugar aparece la cuestión vinculada a los precios: las tarifas exorbitantes que vendrán en el próximo bimestre por no considerar el frío clima que nos caracteriza en época invernal sin que nos categoricen como zona patagónica o pampeana va a afectar sustancialmente el bolsillo de los ciudadanos, sólo considerando el uso normal que cada uno realice en su casa. Imponernos valores y categorías de Capital Federal o el norte argentino, cuyas temperaturas son superiores a las nuestras, no resiste ningún análisis de sentido común, y sin embargo es lo que hoy sucede, lo cual nos expondrá a tarifas domiciliarias imposibles de pagar.
Pero también los comercios se verán afectados con mayores costos, justamente en un invierno que será durísimo por el decaimiento económico que sufre nuestra ciudad luego de una magra temporada que será para el olvido.
El turismo, que es uno de los motores de la costa atlántica, pierde competitividad con la patagonia, ya que el sector hotelero debe incrementar sus tarifas para poder cubrir la alta demanda de gas que implica brindar ciertos servicios que requieren sus clientes, lo cual nos pone en desventaja con destinos turísticos del sur de nuestro País que pueden ofrecer menores precios al consumidor, convirtiéndose en una competencia desleal e inequitativa para estos actores centrales y emblemáticos de nuestra ciudad.
A esta cuestión de los precios se le suma el inconveniente que hoy no contamos con suministro suficiente de gas para nuestra ciudad, porque la inversión del gasoducto que debiera aumentar la provisión no se ha realizado, y la paralización de las tarifas con valores del 99 tampoco ayuda. De esta forma no podemos ampliar la red de gas natural en los barrios de nuestra ciudad que con justificada ansia solicitan tantos vecinos. La industria de la construcción se ve afectada también pues no se autorizan nuevas conexiones para los edificios que se construyen, lo cual tiene paralizados nuevos emprendimientos y demora la comercialización de los ya realizados. Ni hablar de la dificultad que tenemos para atraer nuevas empresas, que sin energía disponible para producir terminan eligiendo otros destinos para instalarse, y así perdemos el crecimiento del producto bruto y del empleo que tanto necesitamos generar.
El problema se extiende y llega hasta los usuarios de GNC para el transporte automotor: ayer nuevamente se cortó el suministro, dejando a pie a particulares, y aumentando los costos de taxistas y remises que utilizan este combustible. No hay marplatense que se salve del problema que sufrimos por el gas: por el precio -si no recategorizamos- que vendrá para el uso residencial, y por el suministro -si no invertimos- que requiere nuestra ciudad y hoy llego al límite. Precios justos y razonables, junto a inversiones públicas y privadas para ampliar su volumen en General Pueyrredón. Es lo que pretendemos y necesitamos. Para eso debe trabajarse con seriedad, pensando en lo urgente pero también en las soluciones estructurales. Hay que elevarle -como hemos hecho- a las autoridades nacionales un detalle técnico de la situación y las soluciones, que existen. Señalamos a Nación porque tanto la determinación de la recategorización -que evita los aumentos desmedidos que se avecinan- como la concreción de las inversiones para el prometido gasoducto que ampliará la provisión -acercándonos el gas que escasea en Mar del Plata- son decisiones y recursos que están en la órbita y al alcance del Ejecutivo Nacional.
Este tema debe ser tomado como una política de estado para nuestra ciudad, pues si es llevado con determinación, prioridad y respaldo no puede ser obviado por el poder central. Si se comprende que así debe trabajarse, sobre todo desde la representación política y social, obtendremos las soluciones que requerimos. Esta es la manera de gestionar con eficacia y protegiendo los intereses de los marplatenses en su conjunto que llevamos adelante e intentamos sea compartida como un camino hacia los cambios para bien que todos anhelamos. Precios accesibles y gas suficiente: es posible para Mar del Plata y debe ser eje de nuestras acciones.