Por Gerardo Gómez Muñoz
Aún no había asumido Gabriel Mestre como obispo de Mar del Plata -el primer nativo- cuando en declaraciones periodísticas afirmó que se iba a ocupar de los problemas e inquietudes de los marplatenses. A poco de andar se advirtió que sus declaraciones no eran mera retórica y que no comulgaba con la equidistancia en que suelen divagar muchos de sus pares, al hablar de los problemas concretos de la gente como si la responsabilidad de los problemas había que repartirla entre los que los sufren y los causantes. En la línea de Francisco, haya o no contradictores, se sigue el Evangelio de Cristo que vino a sembrar la contradicción entre los desprotegidos y los poderosos.
Sin estridencias, ni declaracionismos, ni reunionismos fue poniendo el pie en el lugar debido, convocado o no. No se va a intentar una reseña, basta citar algunos ejemplos, que patentizan diferencias a pocos meses de andar. Hay constancias de que cómo se ocupó en los momentos liminares de la vergüenza pública e irresponsabilidad de las autoridades, a los que se les moría “gente en situación de calle”. Movió a la preocupación de la propia gobernadora, hubo reuniones reservadas y algún acuerdo, para que se paguen deudas vergonzantes con el “Hogar de Nazaret” y se acordaron otras prestaciones de la Iglesia en escenarios que le competen al Estado insensible. Ha estado al lado de uno de los sectores más castigados por la injusticia, los recicladores, cuando la falta de gestión del intendente Carlos Arroyo, no impidió el colapso en el predio de recolección de la basura. El mismo obispo estuvo en persona para verificar cómo se alimentaban algunas familias de los restos menos podridos que rescataban de la basura. Esas mismas víctimas reconocerían, luego, que habían pasado “a comer de lo que les traía gente de la Iglesia”, que tiene allí diariamente una pastora. Saben de su presencia y aliento las familias reclamantes de las víctimas perdidas en el hundimiento del pesquero y qué decir de su acompañamiento permanente a los familiares de los submarinistas del perdido ARA San Juan. También se lo ha visto varias veces en los encuentros convocados en el Concejo Deliberante por otros sectores que piden soluciones.
“No hay respuestas concretas”
Monseñor Mestre muestra, también, un lenguaje distinto, indispensable para marcar los nuevos tiempos. Nos servimos como LA CAPITAL de declaraciones efectuadas al programa “Vencedores y Vencidos” del Canal Ciudad, en las que da a conocer las dificultades para hacer entender a nuestros módicos gobernantes que es tiempo de necesidades que no se atienden con palabrerío, “no veo una mala intención, pero veo que que no hay una respuesta a situaciones puntuales que le he planteado haciéndome eco de lo que percibo en la ciudad”. Además, aclarando que no quiere polemizar, reconoció que no está conforme en ciertos aspectos con la gestión de Arroyo “y lo he hablado con él”. Tanta renuncia y cambio de nombres “es una muestra fuerte”. Dejó sentado que “en el caso de la Iglesia Católica tenemos una suerte de trabajo de campo no formal, muy fuerte por la presencia de las parroquias y las capillas en los barrios”.
Mestre no se queda en los problemas de la contingencia sino que habla de “la pobreza que nos preocupa mucho. Sabemos que desde hace varios años seguimos siendo la primera o la segunda ciudad con más desocupación del país. Y esto lo hablé con el intendente, con la gobernadora y el ex intendente”. Realista al mango el obispo opinó que “con la llegada de Cambiemos la situación sigue igual y tal vez en algún punto se ha complicado. Hay responsabilidad en el ámbito político de muchísimos años atrás, incluso de antes del período del kirchnerismo”.
Las pequeñas cosas
A estas alturas es lógico no esperar más del gobierno de Arroyo las grandes soluciones para la ciudad, las que el oyó cuando perdía el tiempo en estos últimos veinte años en lo que él se regaló con extrema comodidad y harta holganza económica en el Concejo Deliberante. Para bien sí esperable esas cuestiones mayores serán, gracias a Dios, preocupación del gobierno provincial y, tal vez, del nacional, por razones electorales. Pero sí cabe una módica recorrida por los medios locales para recoger la retahila de reclamos de los pequeños, pero incordiosos problemas que le agrega la Municipalidad con su incuria a la trabajosa vida diaria del marplatense.
Apenas se ingresa es inevitable por la Autovía, encontrarse con pastizales, basura y descuido. Peor les va a los vecinos de Colina Alegre que luego de varios incendios menores, el sábado vieron peligrar sus casas por el incendio avivado por los restos de la podas de malezas y arbustos que desde hace tiempo esperan ser retirados, cosa imposible porque no hay máquinas “ad hoc”, están desde hace largos meses descompuestas. La comuna alegó que desde la delegación municipal de Puerto debe arbitrarse las soluciones. En Batán sin máquinas y recursos hay vecinos que se dan maña. Ni nafta oficial tienen, todo es a costo propio. En, otros como en el Alfar con 6 meses de total abandono de la gestión Arroyo, los vecinos pusieron de su bolsillo, para arreglar las calles, cortar las malezas, reparar veredas, etc. En el turístico Paseo Adolfo Dávila escasea la luz y varias columnas como los mástiles de los molinos ornamentales peligran por la oxidación que padecen, abundan las veredas rotas y sin baldosas. No le va mejor a la ciudad con la visión miope de los responsables de la administración que quiere gravar la exportación de la pesca, a los sufridos productores agropecuarios que lidera Roberto Velimerovich desde la asociación que los nuclea y se mete también con todos los medios, los libros y en fin con todos los instrumentos de la cultura como denuncia el concejal Ariel Ciano. La Casa del Puente, atracción turística y arquitectónica debió ser cerrada porque ni los visitantes ni trabajadores contaban con sanitarios. En el “Minella” hace tiempo que algún ascensor no funciona. En fin el concejal autónomo de Acción Marplatense, Santiago Bonifatti, del que se desconfiaba que andaba de arreglos políticos con Arroyo se destapó con la síntesis final: “La ciudad está sucia, el predio (recolección de residuos) colapsó y el gobierno no hace nada”.
Gran preocupación radical
Trascendió, antes a través de los medios que desde la sociedad política “Cambiemos” o sea la gobernadora Vidal, que se viene una gran reforma el sistema jubilatorio de los trabajadores estatales de la provincia de Buenos Aires. Obviamente según la lógica de la política económica del neoliberalismo imperante, la eventual reforma equivale a una dura poda de los ingresos de los trabajadores jubilados del sector.
Un alterado dirigente de la UCR, vociferaba en un café céntrico “estos no tienen límites, ni siquiera el vicegobernador Daniel Salvador fue enterado antes”. El agravio dolió tanto que de inmediato la UCR, orgánicamente se puso en pie y dispuso la creación de una comisión de alrededor de 8 miembros, todos conocedores del tema previsional para que analice los alcances, pro y contras del proyecto para formular propuestas al respecto. Todo se mueve con versiones y una ya confirmada es que el marplatense, con vasta experiencia desde los dos lados del mostrador, Gustavo Serebrinsky, es uno de los designados por el radicalismo.
El radical protestón de mentas, ya vertió su opinión desconfiada: “Bah, a éstos le sugerís algo y te contestan no se puede cambiar ningún punto, esto va enterarse. Bueno, entonces a prepararse, de nuevo María Eugenia y sus batallas, pero esta vez es contra gremialistas aguerridos que defienden derechos adquiridos y no con guardavidas indefensos.
El senador que rema
Mientras la gran mayoría de nuestros legisladores descansan, excepto Abad, hay otro como Lucas Fiorini, que aprovecha la calma chicha para moverse a sus anchas. Atrasado, pero cumplidor se dio una vuelta por la asociación de fomento Bernardino Rivadavia con su carga de regalos para los chicos del barrio. También interesado en los problemas del trabajo y de la producción, anduvo de reuniones con el secretario del ramo, interesándose por medidas y proyectos que atiendan del tema. Otro de los encuentros advertidos fue con el secretario general de la gobernación, claro operador y gestor de iniciativas que bajan directo desde La Plata.
Dos que están de acuerdo
Ante el cariz que toman los acontecimientos que tienen encallado al Concejo Deliberante, los dos peso pesados del organismo coincidieron en aclarar que la inacción del cuerpo deliberativo no se debe a diferencias en la interna de “Cambiemos”. Vilma Baragiola y Guillermo Arroyo coinciden en que se debe todo el conflicto a la resistencia de la oposición a reconocer la vigencia de los números que le dan a la alianza gubernativa el amplio dominio de las comisiones.