Está escrita por Verónica Rozas. "Escribí una novela que me hubiera gustado leer", señaló la autora, que es marplatense y también se dedica a la música. Cómo las experiencias vividas en pandemia nutrieron esta historia fantástica.
A lo largo de cien páginas, la escritora marplatense Verónica Rozas propone, en su primera novela “Damdhalla, el joyel único” (Gogol), conocer las aventuras que vive el pueblo Aguapy para encontrar una nueva tierra que recomponga el equilibrio perdido, tras la devastación de su comarca original.
Verónica Rozas.
Varias mitologías, como la celta y la griega, nutren esta historia, que abreva en el género fantasy y que la autora decidió acompañar con un juego de cartas, diseñadas por Miriam Vicente, y con un dije de cerámica, elaborado por la ceramista Gisella Telechea.
A partir de estas colaboraciones, Rozas prefiere llamar “obra co-creada” a su novela que, al igual que su música y sus poesías, trasuntan un ideario basado en el respeto a la naturaleza, la responsabilidad con el medio ambiente y el descubrimiento de la fuerza femenina como motor de cambio y como espacio de contención.
Rozas es también autora del poemario “Incoherencias del tiempo”, del libro de cuentos “Mi condición de bruja” y también editó el disco “Canto Raíz”. Además, es docente de literatura en escuelas de Mar del Plata y de Santa Clara del Mar. E integró la murga La Gorda Nelly y el grupo de percusión Las durgas.
“Damdhalla, el joyel único” le llevó dos años de escritura. Aunque la idea daba vueltas en su cabeza desde hacía rato, fue el tiempo de pandemia el que terminó por definir la historia.
“Cuando me puse a escribir, en pandemia, algunas de las vivencias afectaron a la historia, como el encierro, el sentimiento de estar perdido, de no saber adónde ir, el desconcierto”, dijo Rozas a LA CAPITAL.
También ayudaron a definir la trama del libro aquella urgencia por buscar una salida, tan propia de 2020, y la colaboración comunitaria de la que fue testigo en su propio barrio, en Playa Dorada.
“Cada uno de los vecinos elaboró sus productos y los comprábamos entre nosotros. Esa experiencia fue muy linda y de alguna manera apareció inconscientemente en el libro. Por ejemplo, en Playa Dorada nos quedamos aislados, porque para llegar a Mar del Plata teníamos que pasar un retén”, recordó sobre la sensación de soledad que la rodeó en aquellos días.
El protagonista es Aluxi, un niño huérfano que busca, al igual que todo su pueblo, una joya que contiene la unión de todos los elementos de la naturaleza, los que son necesarios para la supervivencia en el planeta. Es esa joya la que recrea el dije de cerámica que acompaña la edición.
“Existe una profecía que asegura que aunque la joya esté destruida, se puede restaurar para recomponer el orden perdido, siempre que esté en manos positivas”, agregó y dijo que en persona vende este libro (en Instagram se la encuentra como vero.rozas.ar).
Motivada por las literaturas de Liliana Bodoc y de la norteamericana Ursula Le Guin, Rozas se reconoce más narradora que poeta. “En la novela encontré otros desafíos, todos distintos y hermosos. Me emocioné al escribirla y luego cuando la corregí me volví a emocionar. Es una novela que me hubiera gustado leer”, dijo y reconoció que gran parte del empuje para sentarse a escribir vino del grupo de amigas.
“La contención entre mujeres es súper importante -reconoció-, no sé si hubiera escrito un libro o una canción sin un grupo de contención. Esta es una obra co-creada, en la dedicatoria están todas las mujeres que me acompañaron. La novela surgió de las charlas, de cómo nos animamos a hacer y a crear, de inspirarnos, de darnos confianza”.