Ramiro le contó a LA CAPITAL el momento en que se produjeron los incidentes en el recital del Indio Solari. "Tuvimos que romper las vallas de madera para poder irnos porque era imposible llegar a la salida", contó
“Me sentía desesperado cuando vi la avalancha tan cerca, pensaba ‘tranquilo, ya vas a salir‘”, contó Ramiro, un marplatense de 25 años que viajó al recital del Indio Solari en Olavarría, a LA CAPITAL.
El sábado por la mañana, bien temprano, Ramiro, aún asustado pidió no revelar su apellido, y un grupo de amigos cargaron en su auto todo lo que necesitarían para su viaje desde Mar del Plata hacia Olavarría. Al fin había llegado el momento que estaban esperando desde hace exactamente un año cuando viajaron a Tandil: el Indio Solari realizaría su última “misa ricotera”.
El grupo de amigos jamás pensó que la odisea que estaban a punto de emprender, terminaría con un saldo trágico: dos muertos y doce heridos.
“Entramos y fuimos directo a la torre uno que está a la derecha del escenario, a 150 metros de donde estaba el Indio, y tiene pantalla. Ya se sabe que esa es la ‘zona heavy’ pero también es la mejor para estar cerca del cantante”, comenzó su relato Ramiro. Y contó: “Hasta el segundo tema todo iba bien, pero cuando empezó el tercero levantaron las vallas y empezaron a entrar muchísimas personas, que eran las que no habían comprado la entrada”.
“Los veíamos entrar desesperados. Me sorprendió la cantidad de personas drogadas, parecían endemoniados empujando a la gente, sin importar nada”, indicó. Y describió: “Cuando nos quisimos dar cuenta estábamos muy apretados, era imposible moverse“.
A partir de ese momento, comenzó el descontrol. “Como podíamos, estábamos intentando movernos cuando vimos que a diez metros un chico se cayó y fue automático: una multitud de personas se cayó con él y otras empezaron a empujar“.
Tanta fue la inquietud del grupo de marplatenses que aseguran que “hubo dos canciones enteras que la prioridad era salir de la avalancha”.
En ese momento, el Indio Solari pidió a todos “que se calmen”. Sin embargo, Ramiro consideró que fue “contraproducente, porque cuanto más le hablaba al público, más todos empezaban a gritarle y desesperarse por llegar al escenario”.
El artista dejó de cantar cerca de 20 minutos. Sin embargo la tranquilidad que se sentía arriba del escenario lejos estaba de existir entre el público: “los socorristas corrían desesperados para el lado de la avalancha y querían sacar gente pero era tanta la presión que no podían avanzar. Se escuchaban los gritos de personas pidiendo ayuda, advirtiendo que había otras personas en el piso, asfixiadas por los que las pisaban”.
Ante este escenario, el joven escapó como pudo. “Tuvimos que romper las vallas de madera para poder irnos porque era imposible llegar a la salida”. Una vez afuera, la desesperación no terminó: “La gente se metía en las casas. Estaban todos desesperados pidiendo ayuda. Fue terrible”