Opinión

Un impacto en el gabinete

por Ramiro Melucci

Como una muestra de su administración de “puertas abiertas”. Así presentó el intendente Carlos Arroyo su aceptación de un funcionario de Buenos Aires para que venga a coordinar las secretarías municipales. No lo es. Si la gobernadora María Eugenia Vidal le pidió que un hombre del PRO desembarque en Mar del Plata es porque está al tanto de las falencias que hay en el gobierno municipal. Como para no estarlo: el gabinete tuvo cinco bajas en poco más de 100 días.

Cuando el miércoles, en la reunión que mantuvo con ella en La Plata, Arroyo inclinó la cabeza para aceptar el pedido de Vidal, no hizo otra cosa que admitir los errores de su gestión.

El intendente casi no dio precisiones del “coordinador” que vendrá. Sólo dijo que iba a facilitar la coordinación entre las distintas secretarías. Pero, ¿qué funcionario va a acatar sumiso la coordinación de un foráneo? ¿No hay en el gabinete ningún secretario capaz de cumplir esa función? Y si no lo hay, ¿no debería elegirlo de afuera el propio intendente?

El secretario de Gobierno, Alejandro Vicente, apuntó que el funcionario llegaría para oficiar de nexo con la Provincia y la Nación. Lo dijo con la buena intención de aportarle algo de contenido a un anuncio carente de exactitudes, y hasta pasó desapercibido que la función que describió, la de articular al municipio con las jurisdicciones superiores, se parece demasiado al rol que debería ejercer un intendente.

Lo cierto es que la llegada de un funcionario capitalino incomoda al gabinete. “No cae bien, claro que no cae bien”, admitieron en las últimas horas dos funcionarios de primera línea. Quizá por eso al día siguiente del anuncio cerca del propio intendente relativizaban la noticia y se permitían dudar de que, efectivamente, desembarcara algún “coordinador”.

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