A más de una hora del operativo, el hombre fue escoltado hasta la Embajada de Rusia donde se le realizará un acta y el respectivo control.
Un conductor con auto diplomático ruso se negó a hacerse el control de alcoholemia en el barrio porteño de Recoleta y la Policía de la Ciudad, junto con personal de la Federal, debieron acudir al lugar. A más de una hora del operativo, el hombre fue escoltado hasta la Embajada de Rusia donde se le realizará un acta y el respectivo examen.
Según las primeras informaciones, el hombre, que dijo ser “diplomático”, no quiso presentar los papeles de su auto, así como tampoco someterse al control de alcoholemia.
En este marco, personal de Tránsito debió llamar a efectivos de la Policía de la Ciudad para que participe del operativo contra el conductor. Minutos después un agente de la Policía Federal se presentó en la inspección.
Desde el comienzo del procedimiento el conductor estuvo atrincherado en su vehículo y no prestó voluntad en salir.
Después de varias comunicaciones entre las autoridades nacionales y de la Embajada, desde el Ministerio de Seguridad confirmaron que en conjunto con la Cancillería, “enviaron al departamento de Seguridad Diplomática de la PFA para hacerse cargo y cumplir con la convención de Viena y la leyes que rigen las relaciones diplomáticas”.
De este modo, el hombre fue escoltado por la Policía de la Ciudad hasta el edificio de representación diplomática, ubicado en la calle Rodríguez Peña al 1741.
Allí las actuaciones seguirán por canales federales y se espera que se le realice el control de alcoholemia correspondiente y un acta contravencional.
Durante el operativo también acudieron agentes que serían de la Embajada rusa, quienes en todo momento grabaron con sus celulares a los periodistas que están cubriendo el caso.
El artículo 41 de la Convención de Viena, en el que se establece el marco para la creación, interpretación y aplicación de los tratados entre Estados, indica que todas las personas que gocen de privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes y reglamentos del país receptor.
Esto explica que el hombre, pese a ser diplomático, tiene la obligación de someterse al control de alcoholemia establecido por las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires.