El informe de la autopsia da cuenta que se trata de un hombre con una edad situada en el rango de los 50-60 años, que medía 1.65 metros de estatura y que la muerte podría datar del mes de diciembre.
El cadáver encontrado a fines del mes último en una remota playa de Centinela del Mar no deja de suponer un misterio para los investigadores aunque una pequeña pieza de metal abre esperanzas para poder identificarlo.
El pasado 28 de marzo el cuerpo sin cabeza y con faltantes en pies y brazos fue descubierto sobre la gravosa playa ubicada a 34 kilómetros al sur de Mar del Sud, dentro del partido de General Alvarado. Un trabajador rural de la zona lo avistó cuando caminaba por allí y en ese momento se dio un escenario de absoluto desconcierto tanto en autoridades policiales como judiciales por desconocerse todo sobre la procedencia de ese cuerpo.
Lo primero que la fiscal Ana Caro requirió fue un informe preliminar para establecer el sexo, ya que por el estado en descomposición en que se encontraba el cadáver, sumado ello a la acción de las mareas y de la fauna marina, era imposible determinarlo en una inspección ocular.
Los médicos forenses realizaron la autopsia y determinaron que se trataba de un hombre con una edad situada en el rango de los 50-60 años. También que medía 1.65 metros de estatura y que la muerte podría datar del mes de diciembre.
Pero entre estos datos hay dos que son de alta incidencia para poder avanzar hacia su identificación. El primero de ellos es que el cuerpo no presentaba signos de violencia y que todo parecía indicar que los faltantes eran no vitales, es decir que no murió por el cercenamiento de la cabeza sino por, probablemente, asfixia por inmersión. También que por algunas características de la fauna que lo afectó, el cadáver estuvo en un sitio alejado de la costa. Por este detalle, la fiscal Caro solicitó informes a Prefectura Naval sobre incidentes en alta mar con algún tripulante de una embarcación.
El otro dato es que en el tobillo izquierdo se observó la colocación de un clavo quirúrgico. Ahora esa pieza será analizada con la aspiración de rastrear algún número identificatorio y su implantación.
Vale recordar que los forenses intentaron recuperar papilas dactilares de los restos de la mano izquierda, pero pese a los esfuerzos no lo lograron y se esfumó entonces la posibilidad de una identificación directa.