En la segunda entrega de la serie Perpetua, entrevistas en la cárcel de Batán, Yang Lin toma la palabra. De niño esclavo en China a "sabandija" en las calles porteñas. Una historia que, por ahora, termina entre barrotes. Su esperanza es lograr una identidad y un futuro.
El 22 de agosto de 2002 Yang Lin asesinó al dueño del supermercado que le había dado trabajo horas antes. El comerciante lo invitó a cenar con su familia, en el mismo domicilio de Villa Lynch donde funcionaba el negocio, y fue en ese momento que se produjo el asesinato.
Sin conocer el idioma y por ello incapacitado de comunicarse en su acción de defensa, Yang Lin –nombre que heredó sin papeles de un pasado confuso- recibió prisión perpetua. Él asegura que solo se trató de un robo y que el disparo fue durante un forcejeo. La Justicia entendió que tras disparar exigió 20 mil dólares a la familia del hombre ya muerto. Se fue del lugar con 6 mil pesos.
Aunque transitó por distintos penales, en los últimos tiempos encalló en Batán. Para el Servicio Penitenciario es un preso ejemplar. Tiene 37 años, estudia todo lo que tiene a su alcance y espera que le den una identidad, ya que desde que ingresó a Argentina, en 2002, está indocumentado.
Entrevista exclusiva con Fernando del Rio para LA CAPITAL correspondiente a la serie Perpetuas en Batán.