Desde que Arroyo llegó a la intendencia, varios de sus familiares y allegados accedieron a cargos decisivos y obtuvieron promociones.
La presencia de familiares, parientes y otra clase de allegados del intendente Carlos Arroyo dentro de la administración pública municipal quedó en el centro de la escena.
El anuncio formulado por el presidente Mauricio Macri de prohibir la presencia de familiares de ministros dentro de su gobierno, puso bajo la lupa a integrantes del círculo íntimo del intendente.
El caso más público y notorio es el de su hijo Guillermo, quien en las elecciones de 2015 encabezó la lista de candidatos a concejales por Cambiemos, lo que le permitió obtener sin dificultades una banca en el Concejo Deliberante, cuyo mandato se extenderá hasta 2019.
Desde el 10 de diciembre de 2015 Guillermo Arroyo no sólo es concejal. Por haber sido el primero de la lista de postulantes del oficialismo también tiene la responsabilidad de sustituir a su padre en caso de ausencia, por lo que ante cualquier circunstancia, la intendencia quedaría en sus manos. Guillermo Arroyo es además el presidente del bloque de la Agrupación Atlántica-PRO. Una aclaración: en caso de replicarse en la ciudad el decreto de Macri, el hijo del intendente no debería abandonar su banca ya que fue eligido por el voto popular.
Por su cargo, Guillermo tiene un rol decisivo al momento de resolver de qué manera utilizar los módulos asignados para la contratación de asesores.
Quizás por ese motivo hasta hace algunos meses el apellido Arroyo se repetía en el listado de empleados del Concejo, ya que Virginia, la hija del intendente Carlos y hermana del concejal Guillermo, se desempeñaba como secretaria del bloque oficialista.
Para ocupar ese puesto, Virginia decidió, en diciembre de 2015, abandonar la tarea que realizaba hasta entonces como empleada de la empresa de aguas municipal, Obras Sanitarias.
No obstante a mediados del año pasado la mujer volvió a cambiar de ocupación ya que se supo que fue nombrada en un “alto cargo” en el Instituto de Previsión Social de la Provincia. Así, Virginia dejó de frecuentar el Palacio Municipal, en donde trabaja su ex pareja Mauricio Loria.
Desde que Arroyo asumió como jefe comunal, Loria trabajó en el despacho principal del municipio ocupando distintos puestos hasta que en octubre de este año fue electo como concejal por los vecinos de Mar del Plata y Batán, al ocupar el sexto lugar en la lista de Cambiemos que encabezaba Vilma Baragiola. En la actualidad tampoco debería dejar su banca ya que fue elegido por el voto popular.
Existen otras personas del círculo más íntimo del intendente que desde el 10 de diciembre de 2015 ingresaron a la Municipalidad. Una de ellas es Susana Rivero, quien gozaba de su jubilación como docente desde hacía varios años cuando su pareja, Carlos Arroyo, se convirtió en intendente. Ambos habían compartido durante mucho tiempo la conducción de la Escuela Media Nº 2, él como director y ella como secretaria.
Con ese antecedente Arroyo consideró que Rivero tenía la capacidad suficiente como para transformarse en subsecretaria de Educación, cargo que desempeña desde hace más de dos años.
Otro de los casos tuvo como protagonista a Pamela, una joven nombrada como profesora de educación artística en el Instituto Almafuerte que estuvo en pareja con uno de los tres hijos de Rivero, quienes llevan el apellido Tedros.
Los tres Tedros -podría decirse “hijastros” de Arroyo y “hermanastros” de Guillermo y Virginia- figuran ocupando puestos de relevancia dentro del municipio.
Dentro del listado del personal municipal también figuran, con el cargo de jefe de Departamento, Mariano Tedros y con el de técnico especializado, Nicolás Tedros.