Personal de la DDI detuvo a dos hombres por el asesinato de la portera Mirta Zabalegui, ocurrido el 6 de septiembre pasado. Ya había una persona acusada del homicidio.
El crimen de la portera Mirta Zabalegui (68) quedó a un paso de esclarecerse con la detención en las últimas horas de dos hombres, uno de ellos acusado de ser uno de los autores materiales del asesinato y otro de encubrirlo.
Carlos Alberto Oña (48) y Oscar Eduardo Lantes (65) se suman, de esta manera, a Carlos Juárez (48), quien había sido detenido a comienzos de este mes por entender el fiscal Leandro Arévalo que tenía una participación directa en el hecho.
Según los datos a los que tuvo acceso LA CAPITAL, Oña y Juárez están sindicados de ser quienes perpetraron el robo que acabó con el asesinato de Zabalaegui, en el interior de su departamento-portería de Bolívar al 2300 el pasado 6 de septiembre.
La mujer fue descubierta, ya sin vida, por un allegado y cuando la policía de investigaciones inició la labor en la escena del crimen determinó que había sido golpeada en la cabeza. También al revisarse el inmueble se concluyó en que el móvil había sido un robo, porque faltaban ahorros que la mujer tenía reservados para un viaje.
El crimen fue ubicado en el rango horario del mediodía de ese día viernes y las averiguaciones se orientaron a reconstruir las horas finales de Zabalegui. Uno de los datos que llamó la atención fue la presencia en el edificio, días antes, de un grupo de personas oriundas de Perú. Testigos aseguraron que los dos hombres y la mujer trans extranjeros habían ocupado por muy poco tiempo un departamento del sexto piso e incluso habían tenido contacto con Zabalegui.
En un operativo relámpago que pareció más orientado a calmar la demanda investigativa que a tener un futuro judicial, la policía localizó a los peruanos y los detuvo. Como se sospechaba por algunos indicios, en el procedimiento fue secuestrada droga pero no se logró imputarlos, en los días siguientes, del asesinato.
Eso sí, la historia de los tres peruanos permitió avanzar en la hipótesis de que ese departamento del sexto piso estaba relacionado con el crimen. Se descubrió que, en verdad, a los peruanos los habían estafado con el alquiler del inmueble –de allí su rápida mudanza- y que el autor de esa maniobra había sido Juárez, un hombre con antecedentes por prácticas similares. La misma consistía en alquilar por unos días un departamento y en ese lapso subalquilarlo por 2 años. Al acabarse el tiempo del alquiler inicial, llegaba el desalojo.
Ese dato agregado a un testimonio que sostenía que Juárez había hablado con Zabalegui colocó a aquel en el centro de la investigación. El análisis de cámaras de seguridad reveló que una camioneta que Juárez usaba estuvo estacionada cerca de la puerta del edificio en el mismo horario en el que se estimó el asesinato.
Lo cierto es que para el fiscal Arévalo había motivos para notificar a Juárez sobre lo que sucedía en el expediente, de acuerdo al artículo 60 (avisa a una persona que se la investiga aún sin estar imputada) y cuando la policía días atrás fue a hacerlo lo terminó deteniendo por la posesión ilegal de un arma.
Mientras tanto, Oña ya había sido citado a declarar como testigo por ser parte del entorno directo de Juárez. Sin embargo las sospechas sobre él aumentaron de forma radical con la declaración de Juárez, quien admitió haber sido el “entregador” de Zabalegui y que Oña había participado. Se confirmó entonces que Juárez había mantenido una charla con la portera y, en su transcurso, la mujer había manifestado su necesidad de cambiar la moneda de sus ahorros. Juárez, falsamente, se habría ofrecido a realizarle la transacción. Ya con el dato de que la mujer contaba con ahorros en el departamento, Juárez desplegó el plan para el robo.
Personal de la DDI abocado a la pesquisa unió distintos cabos para construir la hipótesis acusatoria con mayor grado de certezas. De ese modo supo que el “Goma” Lantes había sido posiblemente quien le entregó el arma con la que fue detenido Juárez y que, también, al ser consultado por la fiscalía como testigo habría pretendido desviar la investigación.
En las últimas horas, con toda la prueba la Justicia autorizó allanar domicilios en Carlos Gardel 48, Juan B. Justo y 180, 9 de Julio 3059 PB 1 y Mitre 2981. En esos procedimientos quedaron detenidos Oña, por el delito de homicidio en ocasión de robo, y de Lantes por falso testimonio en concurso ideal con encubrimiento agravado.