Charles Brockden Brown es uno de los padres de la literatura norteamericana. Escribió sobre todo novela histórica y gótica, y es a este último género que pertenece "Arthur Mervyn", escrita y publicada a fines del 1700.
Por Alfredo Valenzuela
La novela ‘Arthur Mervyn (o memorias del año 1793)’, del novelista, periodista e historiador estadounidense Charles Brockden Brown (1771-1810), considerada “la gran obra del padre de la novela estadounidense”, acaba de ser publicada por primera vez en español por la editorial El Paseo.
Esta obra ejerció una “influencia expresa” en Mary Shelley, Walter Scott, Hawthorne, Poe, Keats, Lovecraft y Faulkner, entre otros grandes autores hoy considerados clásicos, coinciden en señalar el traductor de la obra, Miguel Cisneros, y el director de la editorial española, David González.
González destaca la “extraña calidad” de esta novela que aún hoy proporciona “una excelente lectura, siendo de finales del siglo XVIII, y, sobre todo, explica por qué los anglosajones supieron explotar y sacarle gran partido al invento español de la novela”.
En esta obra, añade el editor, “del pícaro pasamos a la novela de formación o adaptación, porque el héroe a veces lo que hace, como el pícaro, es adaptarse al mundo urbano”.
“Pero este caso es muy especial, porque se trata de una vuelta de tuerca más, la de la novela que se adapta a la fundación de Estados Unidos, mediante su capitalismo colonial y salvaje, la fundación inestable de sus ciudades y poblaciones, y aborda asuntos como la esclavitud, silenciada en Europa, la corrupción mercantil o el papel de la mujer”, agrega.
“Mientras vas leyendo la novela te das cuenta de cómo se forma el ‘maremágnum’ que es Estados Unidos”, observa el editor, al exclamar: “No entiendo cómo esta novela no se había traducido nunca” al español.
“Se ve muy claramente cómo Brockden Brown, que parte de los modelos de las novelas góticas y sentimentales inglesas, los adapta a la realidad de un país en formación y crea o refunda una nueva sustancia novelesca y otro lenguaje adaptado a la movilidad y la relatividad de ese mundo inestable; esta novela se despoja de los ropajes de género de sus otras obras, muy góticas”, concluye.
La primera novela estadounidense
Por su parte, Cisneros resalta que “hay investigadores y escritores, como William Dunlap y Joyce Carol Oates, que la consideran la primera novela verdaderamente estadounidense, temporal y espiritualmente”.
Algo que atribuye “a la época en la que se publicó, en los últimos años del XVIII, a su calidad y, sobre todo, a los temas que trata y la perspectiva desde la que los aborda, una mirada eminentemente estadounidense”.
“El propio protagonista encarna los ideales americanos del hombre hecho a sí mismo; está muy presente el capitalismo, concretamente la idea de excepcionalismo estadounidense”, apunta.
Sobre su contenido, el traductor enumerara “las fortunas coloniales, en decadencia, se transmutan en nuevos ricos, que prosperan pescando en las aguas revueltas de las revoluciones; la prostitución, el mercado de esclavos y de seguros del comercio marítimo y los estragos de la fiebre amarilla que asola Filadelfia, capital de Estados Unidos por aquel entonces”.
“Los lectores, que acaban de sufrir una pandemia con confinamientos, miedo al contagio y miles de muertos, se sentirán especialmente reflejados”, comenta.
Para Cisneros, no se trata de una narración lineal, sino que hace “un uso magistral de la técnica del narrador no fiable; se compone de testimonios de los personajes, varios incluso contradictorios, que a su vez cuentan lo que les han dicho otros”.
“Es como un juego de muñecas rusas, con la diferencia de que el lector no puede saber si son reales; es decir, si lo que van narrando los distintos personajes es cierto o no”, concluye.
EFE.