Arte y Espectáculos

Toto Castiñeiras, el marplatense que deslumbra en Sép7imo Día

Con una vasta carrera artística, es el responsable del cuadro de comedia y uno de los tres argentinos del espectáculo que combina el talento del equipo del Cirque du Soleil y Soda Stereo. "Si nos referimos al mundo artístico como un negocio, prefiero permanecer al margen", aseguró a LA CAPITAL.

El espectáculo del Cirque du Soleil sobre la emblemática banda argentina de rock nacional, Soda Stereo, ya sorprendió a miles de espectadores que show tras show aseguran la excelencia de los artistas que se encuentran en escena. El marplatense Guillermo “Toto” Castiñeiras es uno de ellos y tal como lo hizo hace más de una década atrás con “Quidam”, deslumbra a un público que todas las noches no escatima en reconocer su trabajo con grandes ovaciones.

“Sobredosis de Tv” es el cuadro donde protagoniza a un hombre sumido en la vorágine del aparato electrónico y las sensaciones que éste genera. Es uno de los momentos más cómicos del show, donde el artista desorienta al público con su apariencia de traje y termina robándose las risas de todos los presentes.

Dueño de una gran carrera artística que incluye participaciones en festivales nacionales e internacionales como actor, autor, clown y director, Castiñeiras es uno de los artistas más destacados dentro del mundo del clown. Fue por ello que en 2004 fue convocado por el Cirque para convertirse en el actor principal de su espectáculo Quidam. Con la compañía tuvo la posibilidad de recorrer el mundo y demostrar su talento en países como Canadá, los Estados Unidos, México, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, China, Portugal, España, Bélgica, el Reino Unido y Brasil.

En los últimos años había decidido dedicarse exclusivamente a sus espectáculos y talleres de actuación, pero la propuesta de Soda Stereo cautivó su atención de tal manera que supo combinar a la perfección sus múltiples actividades.

A poco de comenzar la gira por latinoamérica con Séptimo Día, y haciéndose espacio entre “Gurisa” y “Las del Barranco”, obras que lo tienen como director, en cartelera, Castiñeiras le concedió una entrevista a LA CAPITAL donde habló sobre sus comienzos y los desafíos de sus apuestas actuales.

¿Cuándo te diste cuenta que querías dedicarte al mundo artístico y cómo empezaste a trazar ese camino?

– No sé si todavía me di cuenta. Prefiero dejar las cosas mas liberadas al azar. Voy dedicándome a lo que me toque hacer. El mundo artístico no es algo que este disociado de la realidad. Decirte que tracé un camino en lo artístico sería mentiroso. Uno aprende a caminar, el arte va implícito en esos primeros pasos. No existe tal cosa para mí. Hablar de mundo artístico seria como armar un planeta del arte, y otro de árboles por ejemplo, que sería el mundo arbolado. Si nos referimos al mundo artístico como un negocio, prefiero permanecer al margen. Creo que todo es mucho mas caótico, que el arte está en todas partes. Soy una persona dedicada: si hay que hacer algo le meto dedicación.

Pero cuando empezaste, ¿te imaginabas encontrarte donde te encontrás hoy?

– Mis imágenes suelen acompañarme. Siempre me imaginé estudiando, indagando y comunicando. Así me encuentro.

¿Cómo fueron tus inicios en el Cirque du Soleil?

– En el 2004 me convocaron para armar unas rutinas para el espectáculo Quidam. Me invitaron a Montreal y allí estuve armando dos rutinas por casi dos meses. Luego estrené en Vancouver y salí de gira con el show hasta el año 2015. En el medio fui cambiando mi trabajo dentro del show, coordiné entrenamientos en clown y actuación, trabajé como coach y organicé audiciones para clowns y actores físicos.

Recorriste el mundo con tu arte, compartiste escenario con artistas de diferentes nacionalidades y ante públicos de otras culturas. De todo eso, ¿qué aprendizaje o experiencia queda, además de la profesional?

– La experiencia del desapego y de la adaptación. Volverme más animal, más intuitivo, más paciente. También el aprendizaje de la soledad y la ajenidad que muchas veces son experiencias no tan felices para mi estructura de personalidad. Tiendo a sociabilizar y a armar grupo, pero el movimiento constante desorganiza un poco esas cuestiones.

Teniendo en cuenta la fuerte expectativa que se generó antes de su lanzamiento, ¿Qué desafíos y sensaciones te despierta formar parte de una apuesta como lo es Sép7imo Día?

– La misma que me genera cualquier proyecto en el que me involucro. La idea es la de llegar y conmover al público. La expectativa sería que cada espectador que pagó su entrada, al momento de comer la fugazzeta reflexione sobre el trabajo que hacemos en escena (diría un maestro que tuve). Que sienta que asistió a un evento y que lo sienta familiar, lo atesore de alguna manera entre sus memorias emotivas. Esos momentos entre el espectador presente, el artista ausente y la pizza en el plato son trascendentales. Por mi parte que sienta identificación, el clown trabaja directamente para el publico, sin artilugios. Que de alguna forma, el eco de mi rutina sea un pensamiento que ayude a espectador a reflexionar sobre el aquí y ahora, sobre la condición humana. Con esta rutina, un espectador se refirió al trabajo como una “metáfora de la paranoia”. Ahí hay reflexión, ahí la propuesta se vuelve interesante.

Gurisa es otra apuesta que reestrenas este año. ¿Qué te llevó a hacer una obra que juegue con los límites de género? ¿Cuál fue la reacción del público?

– El público se enamora del espectáculo. Los temas que incluyen la problemática de género siempre me convocan. Mis últimas obras abordan estos temas. Podría decir que Gurisa es una entidad sin límites de género. Gurisa ganó la Fiesta de Teatro de CABA del INT, fue seleccionada para la 32° Fiesta Nacional de Teatro en Mendoza (mayo) y ya tiene invitaciones para Brasilia y Quebec, Canadá. El año pasado viajó al Teatro La Comedia de Rosario.

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