Uriel Cisneros (4) había sido entregado por su madre a la “mae Rosa”, líder de un culto umbanda. El niño fue vejado, torturado y asesinado como ofrenda a deidades “oscuras” en un templo, en septiembre de 2015. El fiscal ya pidió cadena perpetua para cuatro personas y el lunes alegarán las defensas.
“Lo más aberrante que vi”. Así definieron distintas fuentes judiciales lo ocurrido con Uriel Cisneros, el nene de 4 años que en septiembre de 2015 fue torturado, vejado y sacrificado en un ritual umbanda, hecho que está siendo juzgado en el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 y por el que cuatro personas podrían recibir cadena perpetua.
En los primeros meses de 2015 Romina Hernández había sido desbordada por su situación personal. Había perdido una mano en un accidente laboral, su padre, quien la ayudaba a criar a sus hijos, había fallecido y en un hecho poco claro para la policía su casa había sido incendiada.
En el medio de la desesperación, Romina Hernández se acercó a un culto umbanda que la había aceptado y se sintió reconfortada por sus “hermanos religiosos” y, sobre todo, por la “mae Rosa”, Rosana Toledo (52).
La mae Rosa había sido pareja de un “importante y poderoso” brujo umbanda del Puerto, quien la inició en el culto. Luego de separarse del hombre, ella misma inauguró su templo, en Irala al 9600.
A ese templo, había llegado un escéptico exconvicto llamado Christian Acha, quien necesitaba que la “famosa” mae Rosa alejara a la policía de sus pasos, ya que era intensamente buscado.
Lo que sucedió en ese templo de Irala al 9600 cambió la visión de Acha del umbandismo y lo inició en el culto. La mae Rosa le tiró los huesos y le contó verdades que sólo él conocía y, además, por destino, casualidad o magia negra, la policía dejó de buscarlo. Inmediatamente la mujer ganó a un fiel más a su culto.
Romina Hernández sentía que ya no podía criar a sus hijos, Uriel, de 4 años y Alma, aún más pequeña. Ante esta situación, la mujer le entregó a Uriel a la “mae Rosa”, para que lo cuidara, sabiendo perfectamente lo que sucedía en el culto umbanda que manejaba, ya que ya había asistido a sacrificios de animales y otros rituales.
La “mae Rosa” entregó a Uriel al “cuidado” de otros dos integrantes de su culto umbanda: su hija y su yerno, Ivana Toledo (18) y Diego Grollino (23), quienes vivían en la casa de los padres del joven, en Solís al 4700.
La principal hipótesis del fiscal Juan Pablo Lódola es que Uriel fue rehén de fanáticos umbanda, quienes lo llevaban al templo de Irala al 9600 y en rituales dirigidos por la “mae Rosa”, era torturado, golpeado y vejado por Diego Grollino e Ivana Toledo mientras Christian Acha tocaba tombores para “convocar espíritus y deidades”.
Especialistas en umbandismo y africanismo explicaron durante el juicio en el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 que, para los umbanda, “lo más puro que hay es un nene” y es el medio por el cual las entidades en las que creen se incorporen.
La principal teoría es que a Uriel, durante días, lo degradaron tanto física como mentalmente para que una entidad pudiera entrar en su cuerpo. En medio de un ritual realizado el 10 de septiembre de 2015 en el templo de Irala al 9600, el nene de 4 años sufrió diversos cortes en la espalda, golpes en la cabeza y en el cuerpo, y diversas quemaduras, principalmente en la mano con un líquido caliente. Además, fue empalado y le introdujeron cabello, probablemente humano robado del cementerio.
Al día siguiente, el 11 de septiembre, la pareja que estaba al “cuidado” de Uriel llamó a una ambulancia, para que fuera a la casa de Solís al 4700 ya que, según dijeron, el menor estaba “descompuesto”.
Al llegar el personal médico al lugar, cerca de las 17, una enfermera constató que el nene yacía muerto en la casa y que presentaba claros indicios de haber sido golpeado, maltratado y quemado. Inmediatamente alertó a la policía.
En el lugar fueron detenidos Diego Grollino e Ivana Toledo; mientras que el cuerpo de Uriel fue llevado por personal de la Policía Científica para su posterior autopsia. La situación la vio desconsolada la madre de la víctima, quien lloraba y gritaba mientras intentaba llegar al cadáver de su hijo.
Desde un primer momento la causa fue compleja para los investigadores. Las personas no querían dar testimonios de lo que había pasado, ni se animaban a nombrar a la “mae Rosa” Rosana Toledo, ya que le tenían miedo e incluso, más de un testigo llegó a decirle a la policía que prefería ir a la cárcel antes de hacerla enojar y sufrir un “ritual de magia negra”.
Además del silencio de las personas, la causa fue compleja por lo aberrante de la situación. La autopsia confirmo lo inimaginable: el nene había sufrido torturas, quemaduras, vejaciones, empalamiento, golpes y se encontraba desnutrido. Según trascendió, una empleada judicial tuvo que abandonar la fiscalía por el espanto que provocaba la causa.
En diciembre de 2016, la “mae Rosa” Toledo fue detenida mientras caminaba por la vía pública, ya que para el fiscal Lódola, la mujer había sido la instigadora del aberrante hecho.
Para ese momento de la investigación, el fiscal ya tenía la hipótesis que en el templo que manejaba la “mae Rosa”, en Irala al 9600 se realizaban “sacrificios de gallinas y diferentes animales, ofreciendo su sangre a los espíritus adorados por los participantes, como así también se utilizaban diferentes restos humanos, como huesos o pelo obtenidos del cementerio”.
En mayo de 2017, otras dos personas fueron detenidas por el sacrificio del nene en un ritual umbanda: el exconvicto Christian Acha y otro de los hijos de la mae Rosa, Lucas Toledo. Según la investigación, Acha estuvo presente durante las torturas, vejaciones y sacrificio de Uriel; mientras que Toledo es acusado de haber mentido cuando dio testimonio en la comisaría tercera el día en que el nene fue hallado muerto.
Pasaron más de tres años del horror que sufrió Uriel y el juicio por su muerte está por terminar. El fiscal Lódola ya solicitó cadena perpetua para la “mae Rosa”, Rosana Toledo, Ivana Toledo, Diego Grollino y Christian Acha.
Además, pidió que la madre de la víctima, Romina Hernández, también sea condenada a 6 años y 8 meses de prisión, por haber “entregado” al nene. Y, finalmente, para el hijo de la “mae Rosa”, Lódola pidió la pena de 3 años y 6 meses, por haber mentido en su declaración testimonial.
El lunes será el turno de las defensas -en total hay tres defensores oficiales y dos abogados particulares- para que hagan sus alegatos y luego, los jueces Gustavo Fissore, Alfredo De Leonardis y Jorge Peralta tendrán un plazo de cinco días para dar a conocer la sentencia a los involucrados de uno de los hechos más aberrantes que sucedieron en Mar del Plata en los últimos años.