Participarán 7 panaderos, que llevarán sus panificados elaborados en horno a leña. Se podrán disfrutar de otros productos típicos de Mercedes.
El pueblo de Tomás Jofré en el municipio de Mercedes, celebrará este domingo 4 de agosto la 4ª Fiesta de la Galleta de Campo, todo un emblema de la vida rural.
“Había que hacer un pan que durara más tiempo que el pan común .En la época de nuestros abuelos se hacía reparto en el campo y no se iba todos los días, se iba una o dos veces por semana y la gente de campo-que era mucha -necesitaba un pan que durara y así se inventa la galleta de campo”, detalló Adrián Manazzi, dueño de la panadería familiar La Espiga de Oro, que elabora productos con horno a leña y está ubicada en calle 12 entre 39 y 41 de la ciudad mercedina.
Manazzi, “panadero de toda la vida”, así se define, echó por tierra esta idea que circula en el imaginario sobre que la galleta se elabora en el campo, en realidad se “hacía en la ciudad y se repartía en el campo”.
Este hombre que representa a la tercera generación de su familia abocada a la panadería fue el ganador del certamen que premió a la mejor galleta durante la primera y tercera edición de la fiesta mientras que en la segunda integró el jurado. Consultado sobre las características que se evalúan enumeró: “la textura, la miga, el color, la forma en la que está abierta- tiene que abrirse en el horno, porque es una masa- chata y por supuesto el sabor”. En tanto indicó que cuanto más aireada es la masa más tiempo dura.
Asimismo, informó que para esta fiesta participarán 7 panaderos, que llevarán sus panificados elaborados en horno a leña, imprescindible para hacer esta galleta.
Durante la fiesta también se podrá disfrutar otros productos típicos de Mercedes como el salame, además habrá patio cervecero, artesanos, shows en vivo y los mejores productos con la tradicional elaboración local. La entrada es libre y gratuita y este año contará con un estacionamiento de 2 hectáreas debido al caudal de asistentes que hubo en 2018.
En Mercedes se vive la fiesta con gran expectativa, y Adrián también, ya que pone a prueba su amor por este oficio: “Si bien dicen que la vida del panadero es sacrificada, es cierto pero lo hago con pasión y trato de transmitirlo a mi familia y a los empleados”.