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Peñarol, “The First Dance” de un ciclo inolvidable

A diez años de la segunda Liga Nacional conquistada por Peñarol. Con un triunfo por 80-60 sobre Atenas de Córdoba en el Polideportivo, ganó el primero de los cuatro títulos ligueros que consiguió entre 2010 y 2014. "Tato" Rodríguez, el capitán, recuerda aquel equipo que marcó una época.

por Sebastián Arana

 

“No sé, diez años no parece tanto tiempo, pero me parece muy lejano todo aquello. Ocurre que pasaron muchas cosas desde entonces, en mi caso tal vez más”. Peñarol tiene su propia celebración el 25 de mayo. Ese día se consagraba campeón de la Liga Nacional por segunda vez en su historia, dieciseis años después de la inolvidable gesta de 1994.

Ese día le puso el primer eslabón a una cadena que lo llevó a conquistar cuatro Ligas en cinco años. “The First Dance” de un ciclo impresionante. “Tato” Rodríguez, capitán y base titular de aquel plantel, guarda esa conquista como uno de los recuerdos más preciados de una carrera muy “milrayitas”.

“Tenía presente la fecha, cómo no, hoy a través de las redes sociales las recuerdan mucho. A mí ya me había tocado ganar una Liga con Boca, pero tenía la ilusión de hacerlo con Peñarol. Fue algo histórico y la valoro mucho más con los años”, dimensiona “Tato”.

Aquel equipo llegó a la final con Atenas de Córdoba, la segunda consecutiva -los “griegos” se habían impuesto 4 a 2 en la definición de la Liga anterior-, con el cartel de favorito, avalado por sus conquistas en el Súper 8, la Liga de las Américas y el flamante torneo Interligas con los equipos brasileños.

Sin embargo, la Liga Nacional tenía un sabor especial para los hinchas “milrayitas”. Había quedado muy lejos en el tiempo el título de 1994 y las finales perdidas con Boca y Atenas en 2007 y 2009 la habían convertido en una especie de obsesión para sus fieles.

“Más allá de todo lo que habíamos conseguido en la temporada, la necesitábamos ganar. Era la frutilla del postre para nosotros. Pero estábamos muy bien. El equipo tenía una mentalidad increíble, juego, dinámica, fe, cada uno conocía su rol a la perfección y los suplentes entraban y cambiaban el ritmo”, afirma el capitán.

Además de conseguir el título, el equipo estableció en aquel torneo su mejor récord histórico de triunfos y derrotas: 43-12. Con un promedio de 80,2 puntos a favor y 72,6 en contra. Números que lo candidatean firmemente al pedestal del mejor conjunto “milrayitas” de la historia.

“Tuve la suerte de integrar equipos muy buenos de Peñarol. El que perdió la final con Boca jugaba un básquet impresionante. Salvo Jason Osborne y yo, no teníamos jugadores que habían ganado antes, pero funcionábamos muy bien”, analizó “Tato”.

“Pero este equipo de 2010 tenía todo: temperamento y buen juego. Podíamos ganar hasta jugando mal. Y lo teníamos a Sergio Hernández, que no sólo te hace jugar a un nivel muy alto. También es capaz de sacar lo mejor de cada jugador”, continuó el capitán.

“La diferencia en relación a aquel equipo que perdió la final con Boca es que esta vez veníamos ganando y teníamos jugadores que habían ganado. Y es muy difícil frenar a un equipo que le toma el gustito a ganar. Sergio siempre buscaba jugadores que hayan conseguidos títulos”, completó la idea.

“Fue un año increíble, único. Éramos superiores a Atenas y al resto, lo veníamos demostrando a lo largo de la temporada. Cuando apretábamos el acelereador, quebrábamos a cualquier rival. Pero siempre fuimos respetuosos de todos”, definió.

Los números le dan la razón al base marplatense. Peñarol no sobraba los partidos y consiguió varios triunfos muy contundentes, ocho de ellos por veinte o más puntos, incluso dos por más de 45.

“Tato”, base inteligente y tirador letal en un mismo “combo”, puso en su sitio a las piezas claves de aquel equipo.

“Estábamos casi todos en nuestro mejor momento, teníamos bien cubiertas todas las posiciones, queríamos ganar y estábamos unidos. Yo siempre destaco el papel de Sergio. Más allá de cómo hace jugar a sus equipos, lo mejor que tiene es cómo lleva el grupo y que tenía contentos a todos con sus roles”, definió.

“Dentro de la cancha, Leo Gutiérrez era el que te empujaba para adelante y al mismo tiempo te daba tranquilidad. A él lo único que le importaba era ganar, era clave tener un líder como él o como Martín Leiva, quien también fue clave con su temperamento ganador”, afirmó.

Peñarol tenía en aquel plantel a dos jugadores que luego rayaron a gran altura. Uno en Europa, Facundo Campazzo, y otro en la propia Liga Nacional, Marcos Mata. “Facu era muy joven, para ya venía pisando fuerte y te dabas cuenta de que iba a ser algo serio. Pero nadie podía imaginarse que podía llegar a semejante nivel, no deja de sorprender y emocionarme”, señaló sobre su entonces suplente.

“En cuanto a Marcos, cualquier jugador de la Liga te va a decir: ‘Damelo para mi equipo’. Defiende siempre al mejor, si tiene que tirar, lo hace y la mete. Muchos dicen que hace las cosas que no se ven. Te puedo asegurar que nosotros las veíamos y siempre queríamos que esté en la cancha porque nos cubría a todos. Y, además, buena gente, dedicado al equipo”, completó.

Con esos nombres Peñarol se transformó en una de las grandes Dinastías de la Liga Nacional. Un equipo ganador durante años. Y aquel de 2010 fue su propio “First Dance”.

 


Entonces capitán, hoy manager

“Lo único que extraño es la adrenalina de salir a la cancha”

No se puede decir de “Tato” Rodríguez que viva aferrado al pasado. Confiesa no añorar su etapa de jugador. Pero tampoco está blindado a un “cachito” de nostalgia. “Lo único que extraño es la adrenalina de salir a la cancha. A una cancha con mucho público. Ese momento en especial. Una vez hablé con Claudio Morresi y me dijo que iba a ser lo único que iba a añorar y así fue. Es una vivencia única y no puede compararse con otra. Y también sé que nunca más la podré disfrutar”, sentencia.

“Tato” Rodríguez, sin embargo, no se alejó del básquet. “Miramos mucho y charlamos mucho de básquet con mi hijo, que también juega. Y gracias a Dios, estoy ligado otra vez al club y eso me tiene muy feliz. Amo con locura a Peñarol”, confiesa el hoy manager del club.

“Me siento bien con mi nueva función. Fue mucho más fácil de lo que esperaba al lado de dirigentes como Domingo Robles y todos los que tenemos en el club. Estoy contento porque creo que hemos logrado los objetivos que nos propusimos para mi primera temporada con el equipo de Liga: no jugar para abajo y equilibrar un poco la economía.

En ese sentido, hasta la suspensión del torneo, pasamos por una temporada más tranquila que las anteriores. Pero está durísimo”, finalizó.

 

Síntesis de la final

 

Peñarol (80): S. Rodríguez 9, K. Lamonte 18, M. Mata 5, L. Gutiérrez 23 y M. Leiva 9 (FI); S. Vega 0, A. Diez 0, F. Campazzo 12 y A. Reinick 4. DT: Sergio Hernández.

 

Atenas (60): J. P. Figueroa 1, J. M. Locatelli 4, A. White 0, D. Lo Grippo 38 y D. Kanté 6 (FI); D. Osella 0, C. Romero 9, F. Pais 0 y F. Ferrini 2. DT: Oscar Sánchez.

 

Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.

Árbitros: Daniel Rodrigo-Fernando Sampietro-Diego Rougier.

Parciales: 24-24, 44-37 y 59-47.

 

El plantel

 

Kyle Lamonte, Leonardo Gutiérrez, Michael Jones, Brian Woodward, Sebastián Rodríguez, Martín Leiva, Marcos Mata, Facundo Campazzo, Sebastián Vega, Alejandro Diez, Alejandro Reinick, Raimundo Legaria, Leonardo Cañete y Alejo Sánchez. DT: Sergio Hernández.

 

El título en síntesis

 

El destacado: Leonardo Gutiérrez (15,5 pts, 5,4 reb. y 1,6 asist)

Más presencias: Alejandro Diez, 55 partidos.

Serie final: 4-1 vs. Atenas.

Campaña: 43-12.

El dato: Tremenda campaña en condición de local: 28-1. Si se tienen en cuenta los clásicos como visitante con Quilmes, el récord en el Poli trepó a 30-1.

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