Cultura

Textos para una voz de espiga nueva

La escritora Raquel Guidi, recientemente fallecida a los 93 años, atesora una rica obra literaria dispersa en varios libros. LA CAPITAL publica algunos textos que seleccionaron sus hijos, como modo de tributo a quien se consideraba una marplatense por adopción. Los textos pertenecen a los libros “Temáticas de vida”, “En aulas del trino” y “Poemas emancipados”.

Raíces

Entraña pampa y hembra.

Uniforme de patria.

Pollera territorio a vuelo gaucho

enjoyada de historia y democracia.

Hoy te canta mi voz de espiga nueva.

En el bronce esculpido de la raza

se repite MUJER.

Mujer de tierra brava

hecha raíces donde ardió la flecha

investigando pampa.

Cruz

Sólo una cruz clavada en tierra mansa.

Quién sabe de qué tiempo suelta herrumbre

y corona de olvido y triste lumbre

el cuerpo que si es polvo no descansa.

Aquí el pájaro duerme si se cansa.

No le importa si es blanco o es alumbre

el techo que Dios hizo una costumbre.

Es el trigo y el suelo que lo amansa.

Ya la muerte no es muerte sino amiga

en procesión de panes en su boca:

El buey que arranca la amasada miga

si la zarza los surcos equivoca.

Tal vez la cruz espera que le diga:

Deja a mis pies la estrella que me toca.

El pan

Tantos te han cantado

con palabras de harina

y memorias de molienda.

Tantos te alabaron

en la canasta tímida del pobre

y en la panera grabada de opulencia.

Tantos

que viéndote sobre la mesa

regalando a mi hogar

la gracia de tenerte

no encuentro palabras

que no hayan dicho los poetas.

Pero te ofrezco

pan de mis hijos

pan redondo y rebanado

pan

mis manos de mujer

para amasarte

en la hora con sal de las ausencias.

Vestido para hacer poesía

Para andar de poeta

uso todos los vestidos.

A veces

me envuelve una cortina sencilla

y me voy con el viento

a juntar pájaros perdidos.

Otras

me cubro de follaje

de burbujas

de piel de estrellas

de heno renovado

y salgo a elegir castañas

del color de la vida

Vestido

delantal de mi sueño

suelta los hilvanes de tu falda

prepara el carrusel de flores

de aceitunas

de ángeles solos.

Tiéndeme de sol

o de luna

o de cualquier satélite.

Deja que me encuentre

con antiguos poemas.

¿Ves? Ya vienen.

Los rostros sonríen

el clavel de labios amarillos

la tristeza del paraguas

sostenido de la copa del cielo

la biblia de unas manos

el hombre y la mujer del trigo

la música de un ángel

el cascabel del gato

el barrilete loco

y la guitarra.

Amo jugar con ellos.

Los hago hablar.

Algunos dejan la sonrisa y lloran.

Para que no sufran

me desvisto de poeta

clausuro el guardarropas

y regreso a otro mundo:

el que me lleva a consultar

los precios del mercado.

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