La Cámara Textil Mar del Plata ve con preocupación la ampliación para importar por "courrier" sin impuestos. "En vez de otorgarnos una rebaja en los impuestos a nosotros, se lo dan a los chinos", cuestionan. Advierten que podría ser un "golpe fatal" para las PyMEs y aclaran: "No pedimos proteccionismo, sino igualdad de condiciones para competir".
La reciente decisión del Gobierno nacional de ampliar las facilidades para la importación de productos mediante el servicio de “courier” encendió una alarma en la industria textil argentina. En particular, las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) del sector, como las fábricas que funcionan y generan trabajo en Mar del Plata, ya muestran su preocupación por el “impacto negativo” que esta medida tendría en su competitividad.
El anuncio realizado recientemente por el ministro de Economía, Luis Caputo, establece que a partir de diciembre se ampliará el rango de importación sin aranceles de los actuales US$ 1.000 a US$ 3.000 por paquete. Además, se permitirá la exención de impuestos para los primeros 400 dólares de cada envío, siempre y cuando se trate de productos destinados al uso personal, lo que significará que solo se deberá abonar el IVA del 21%.
La Cámara Textil de Mar del Plata, que representa a una amplia gama de fabricantes y comercios de indumentaria, ve con gran “gran preocupación” esta medida, que consideran podría ser un “golpe fatal” para las PyMEs del sector.
Según Guillermo Fasano, presidente de la cámara, “es una competencia muy difícil de afrontar, porque los productos que vienen de países con estructuras laborales de bajo costo, e incluso con mano de obra en condiciones de esclavitud, nos ponen en una posición insostenible”, afirmó Fasano en declaraciones a Frecuencia Pymes.
Seguido, el empresario cuestionó la lógica detrás de la medida del Gobierno, que, según él, se centra en el costo de la indumentaria sin abordar las causas profundas del problema. “Nosotros reconocemos que el costo de la ropa en Argentina es alto, pero la verdadera razón no está en la fabricación, sino en los costos impositivos, el alto costo del crédito y la falta de competitividad en el mercado local. En lugar de ofrecernos a las empresas locales una reducción de impuestos, lo que se hace es beneficiar a los importadores extranjeros, como los chinos, que operan con costos mucho más bajos”, cuestionó.
“Esta medida es desacertada e impactará a mediano y largo plazo. El error de hoy se va a pagar con una cuestión estructural que va a ser muy difícil de resolver”, alertó el empresario marplatense.
Guillermo Fasano, titular de la Cámara Textil local, y Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer.
Para el presidente de la Cámara Textil, la clave del problema no radica en la competencia externa como tal, sino en las “condiciones desiguales” bajo las cuales operan los productores locales y los importadores.
Desde el Gobierno, la medida se presentó como una forma de abrir la economía y ofrecer productos más baratos para los consumidores de cara la próxima Navidad. La idea es que, con más productos provenientes de mercados internacionales, se pueda generar una “presión” sobre los precios internos, favoreciendo una baja generalizada de los costos de productos de consumo masivo, entre ellos la ropa.
Sin embargo, en la industria textil, muchos sostienen que esta apertura no resolverá el problema de fondo. “Lo que están proponiendo es una solución superficial que no va a cambiar la estructura de costos que tenemos en el país. El problema de la indumentaria en Argentina es que existen altos costos comerciales, fiscales y operativos que dificultan la competitividad”, explicó Fasano.
De acuerdo con el titular de la Cámara, los costos de producción en el sector textil representan apenas un 18 a 20% del precio final de los productos en los mostradores. El resto del costo está vinculado a impuestos, márgenes de comercialización y distribución.
A su entender, “importando productos a precios más baratos no vamos a resolver el tema del precio de la ropa en Argentina”.
Seguido, planteó: “Le pedimos al Gobierno que nos ponga en un plano de igualdad. Si está bien cobrarle a los consumidores el 21% de IVA solamente y no cobrar ingresos brutos, impuestos municipales, impuestos al trabajo, Ganancias y tantas otras cosas que nos hacen pagar a nosotros, entonces que lo apliquen de la misma forma para el chino que para nosotros. ¿Es tan complicado de entender esto? ¿Es tan difícil comprender que la rebaja impositiva no tiene que venir de la mano de los chinos sino de los argentinos? ¿Tan complejo es entender que la salida de Argentina son las pymes y que no se pueden tomar medidas en contra?”.
“Nosotros no pedimos proteccionismo, lo que pedimos es que nos den igualdad de condiciones para competir”, completó Fasano.
El presidente de Fundación ProTejer, Luciano Galfione, quien recientemente estuvo en Mar del Plata y se reunió con las autoridades de la Cámara Textil local, aseguró que la flexibilización de las importaciones es “una amenaza para la recuperación del sector”.
“No estamos en desacuerdo con la apertura económica ni con la mayor eficiencia del Estado; pero estas medidas deben tomarse con cierto recaudo, inteligencia y con una temporalidad estratégica”, advirtió.
Las medidas -consideró- deben “tener en cuenta que la producción local arrastra problemas estructurales de competitividad que se agravan en el actual contexto de tipo de cambio apreciado y una inflación en dólares muy fuerte”.
“Si en este contexto, se toman medidas de baja de aranceles y desregulación de medidas de protección de comercio leal no hacemos más que seguir desnivelando la cancha en contra de nuestra producción, con posibles consecuencias estructurales que podrían ser irreversibles y con un daño enorme sobre capacidades construidas y sobre el entramado social”, agregó.
De acuerdo con ProTejer, el precio de una remera en un shopping se compone en un 50% por impuestos que en su mayoría van al Estado nacional; un 30% por alquiler y costo financiero; 12% logística, marketing y rentabilidad; mientras que la industria sólo representa 8% del precio final.
“El problema de la Argentina no es producir, el problema de la Argentina es comerciar”, aseguró Galfione.
En ese sentido, aseguró que “aunque importemos todo, no van a bajar los precios” y detalló que “la prenda importada se vende 7 veces más cara en Argentina que en Brasil”, por los costos agregados de impuestos y comercio.