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Surf y rock, las dos pasiones de los Cianciarulo

“Surfear y hacer música son similares porque ambas trascienden la actividad. Son dos cosas hermosas que siempre te dan ganas de más, como si fueran sanas adicciones”. Flavio Cianciarulo, más conocido como Sr Flavio, el histórico bajista de los Fabulosos Cadillacs, compara sus dos pasiones y las de sus hijos, Cocó y Jay, quienes ya empezaron a transitar el camino del surf profesional, luego de arrancar con el skate y nunca dejar la música. Primero, hace unos años, arrancó la hija (hoy de 15 años) y actualmente es una de las joyas del surfing argentino y latinoamericano. Y ahora, en este 2020, comenzará a competir el hijo, de 20. Astor, el mayor (22), “el mejor músico de la familia” –según Sr Flavio- por ahora sólo lo practica como amateur, casi como un ritual familiar que incluye al padre (55), famoso por ser cantante, compositor, escritor y productor pero también surfista de corazón.

Los tres, ciudadanos de Chapadmalal, ya son miembros respetados de la tribu de surfistas que potencia a un deporte que fue panamericano en Lima 2019 y en este año, en pleno auge, debutará como olímpico en Tokio 2020.

Todo comenzó cuando Sr Flavio decidió volver adonde se había criado, a la costa. “Cuando mis padres se separaron me fui de Mar del Plata a Buenos Aires con mi mamá. Pero siempre quise volver y lo hice ya de grande, con mi familia. Primero veníamos de noviembre a marzo y luego ya nos quedamos, en Chapadmalal, a dos cuadras de la playa.

Justamente con la idea salir de la megalópolis, colapsada de tránsito, stress y vorágine, de vivir de forma más sencilla y estando en contacto directo con la naturaleza y puntualmente del mar”, dice el músico, quien volvió a surfear y hoy disfruta de su pasión casi todos los días. “Fue la mejor decisión que pudo haber tomado. La vida en el mar es felicidad. A mí el surf me hace feliz”, agradece Jay. Los hijos destacan las sesiones en familia, con mamá Jenny mirando o con la cámara desde la costa. “No hay nada más hermoso que compartir esos momentos en el agua con mis hijos. Es algo espiritual que trasciende lo deportivo”, admite Flavio.

El creador de temas populares como Vos Sabés de los Cadillacs, un himno a la paternidad, prefiere el free surfing sobre la competencia, pero ahora apoya a los dos hijos que eligieron ir por los trofeos… “No soy amante de la competencia, ni siquiera miro campeonatos, pero tampoco la descalifico eh. Ellos la eligieron y los apoyo, sin dar opiniones ni consejos. Les doy un beso antes de entrar al agua y que se diviertan. Lo bueno es que ellos traen desde el skate esa forma más relajada de competir, poniéndole una sonrisa y sin caer en amargarse o frustrarse por un mal resultado”, comenta Flavio, quien es embajador cultural de Quiksilver. “Es un honor que una marca histórica que prestigia al surfing y a su industria y cultura me haya elegido. Y más aún cuando han sumado a mis hijos como riders de sus grandes equipos”, devuelve Flavio, uno de los fundadores de los Cadillcs en 1985.

Cocó arrancó a los 10 con el surf, tras iniciarse en el skate. “Siempre me gustó competir, me siento cómoda. Lo hice desde muy chiquita”, cuenta. En 2018 fue campeona nacional, a la vez, en las categorías M14, M16 y M18. Y terminó segunda entre las profesionales. En 2019 repitió en M16 y M18, además de empezar a tener resultados a nivel internacional. Una explosiva irrupción que hizo que Roxy, la marca de surf por excelencia de las mujeres, la eligiera para su team. Hoy tiene dos coaches (Martín Passeri en Argentina y Rubén Muñiz, cuando viaja a Brasil), un PF (Sergio Magnani) y hasta un coach de natación (Paul Ursino). Este 2019 muy productivo, con buenos resultados fuera del país. Fue segunda en el Pro Junior WSL en Brasil y luego en una fecha del circuito Latinoamericano (ALAS) en Chile. Y resultó la mejor latinoamericana en el Mundial Junior ISA, ocupando el 13° puesto. “Estoy muy contenta con los resultados y las experiencias”, dice ella. “Se lo toma con seriedad pero, a la vez, se divierte. Tiene talento y personalidad”, resume Passeri, director del primer centro de alto rendimiento de surf en el país ubicado en el balneario Honu Beach. “Coqui es muy picante. Tiene un power surf que no se lo veo a nadie. Y como competidora es muy buena”, elogia Jay.

La novedad familiar para este 2020 es que Jay, quien surfea desde los seis pero siempre lo había tomado como un hobbie, empezará a transitar el camino del profesionalismo. “Para mí el surf es más que un deporte. Es un estilo de vida y, a la vez, un arte. Surfear una ola es como pintar un cuadro o escribir una poesía. Y yo lo vivo así, el surf me permite expresarme de la manera que yo quiero. Sin reglas ni nada que me frené. No tiene límites, es pura diversión”, explica quien competirá representando a Argentina y a Quiksilver, la marca que lo sumó en Argentina. Jay lo hará en longboard, una categoría con tablas largas (más de 2m75) en las que los surfistas caminan y hasta hacen piruetas mientras surfean la ola. Estilo, creatividad y dificultad son tres ítems valorados. “Yo empecé a surfar con tablas cortas, pero había días con pocas olas que me metía con el tablón de mi viejo y me encantó la sensación. Fue un amor a primera vista. Simplemente me di cuenta de que era lo mío. No hay nada más hermoso que la sensación de ir fluyendo con la ola. Es un arte”, cuenta. Jay correrá los torneos clasificatorios de la World Surfing League representando a Argentina. “Ya es hora de ir a buscar esos campeonatos, dar todo de mí, poder mostrar mi surfing y también compartir con otros longboarders”, reconoce Jay.

La hermana está tan motivada como él. “Me pone muy contenta que mi hermano haya dado este paso. Yo lo veo entrenar y surfar todos los días, realmente lo hace muy bien. Lo admiro mucho”, tira Cocó. El padre muestra su orgullo al ver la actitud de ambos ante un reto más exigente. “Lo que destaco de ambos es que están muy enfocados en lo que este camino exige: responsabilidades con el trabajo y rutina exigente”, describe Flavio. Está claro que el surf les pegó fuerte a los Cianciarulo, aunque sin dejar que la música mantuviera un rol fundamental en sus vidas. Por eso en este 2019 crearon una banda familiar llamada Lost Marplas. Cocó es la bajista, Jay está en guitarra, Astor en guitarra rítmica y papá se suma en voz, la guitarra y la experiencia. “Somos muy unidos y hacemos muchas cosas juntos. Disfrutamos mucho del surf y la música, con la misma intensidad, porque son actividades que trascienden la vida, en las que siempre hay algo más atrás”, dice Sr Flavio. “¿Cuál me gusta más? Es muy difícil decidirlo, las dos cosas me vuelven loco y ambas van de la mano”, cierra Jay.

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