Calenna Garbä prepara un concierto para la Usina del Arte en Buenos Aires y, además, organiza para octubre su segunda estadía musical en Manhattan. Más músicos y nuevas composiciones de esa "música ligera" que tan bien expone.
Consciente de la necesidad de un crecimiento numérico para que la orquesta que dirige diversifique sonidos y sume calidad en el repertorio ejecutado, la compositora Calenna Garbä amplió a doce la cantidad de integrantes de su formación, que se dedica a interpretar sus propias composiciones.
“La idea de ampliar la línea de cuerdas y vientos siempre estuvo presente. Es por ello que este año decidí sumar más músicos para que la experiencia auditiva sea fantástica -contó a LA CAPITAL-. Mi música es instrumental orquestal, está pensada para sinfónica y la diversidad en la orquesta está planteada: los músicos marplatenses que la integran ejecutan el primer violín, el segundo violín, la viola, el cello, la flauta, el oboe, el clarinete, la trompeta, la primera percusión, la segunda percusión, la guitarra eléctrica, el bajo eléctrico y el piano” que ejecuta ella.
Ahora, mientras la orquesta se prepara para el concierto que dará el 8 de junio en la Usina del Arte, en Capital Federal, también ensaya nuevas obras con los ojos puestos en Manhattan, Estados Unidos, el destino al que volverá Garbä. Con sus músicos de Mar del Plata busca que el público local recuerde las obras clásicas de su universo sonoro y conozca el nuevo material que surgido recientemente.
“La música, esa fábrica de historias traducidas a música, es constante. Las variables son constantes, trabajo sobre un estilo de cambios rítmicos y de climas”, contó y señaló que su estilo se encuadra dentro del género de “la música ligera”.
“Es un género muy vinculado a la banda de sonido de películas. Grandes maestros de este género como Ennio Morricone, Hanns Zimmer, Lalo Shifrin, Max Steiner entre otros grandes talentos, proveyeron a las imágenes el valor agregado para crear la magia de grandes escenas que recordaremos eternamente y que hoy son clásicos del cine mundial”, agregó.
Exigente, Calenna dijo no buscar la perfección en la ejecución instrumental en el seno de la orquesta de doce músicos. “El error es instalar a la perfección como objetivo, en una rama humanística como el arte, eso es justamente lo que no debemos hacer”.
“Eso conlleva frustraciones en el alma del artista. Ahora bien, exigencia sí, porque ella nos va a permitir un resultado más consolidado, más acabado, y esa exigencia será traducida en el placer de escucharnos ejecutar la pieza con todos sus detalles”.
“Muchas veces los músicos me dicen que ejecutar piezas de autores contemporáneos tiene el valor agregado de permitir vivir esa historia contada de primera mano, sin que el paso del tiempo la deforme. Y eso resulta muy interesante”, observó.
Calenna renovó gran parte de la ambición por crecer musicalmente a partir de un viaje a Estados Unidos, realizado el año pasado. Allí logró llevar su música. Dirigió la QUO Symphony Orchestra of Manhattan, una agrupación inclusiva.
“Estar en New York fue sin duda una experiencia increíble, aún con una agenda muy cargada. Ser invitada, en virtud de mi estadía allí, por comisionados de la ONU a una reunión muy productiva y por sobre todo cálida, tener además contacto con otras organizaciones de gran importancia socio cultural fue un mimo en mi alma de artista”, indicó.
Y, abierta al aprendizaje constante, dijo: “Todo es influencia en la vida, todo es ingrediente que se traduce en nuevas formas de ver las cosas. En Estados Unidos hice amigos, muchos de ellos colegas músicos. Muchos de ellos me acompañarán este año en octubre en el concierto que realizaré en Manhattan. Será una experiencia sumamente enriquecedora, la cita será el Consulado de New York, un ofrecimiento que me hizo el cónsul Eduardo Almirantearena, además, Nick Johnson, un colaborador y colega músico, me honrará siendo arreglador y coordinador en este concierto en New York”, adelantó.