En la sección Nuevas Autoras/Nuevos Autores, la realizadora acompañó su historia, situada en un barrio multiracial y humilde de Haifa, atravesado por los conflictos sociales y la maternidad.
Es la primera vez que Sophie Artus visita la Argentina. La realizadora israelí llegó a Mar del Plata para acompañar su segundo largometraje “Halisa”, que forma parte de la sección no competitiva Nuevas Autoras/Nuevos Autores, de la 39° edición del Festival Internacional de Cine.
“Mi interés es mostrar la realidad social de Israel que no se suele ver en el cine” definió la guionista y directora, de esta película que profundiza en los vínculos, los deseos, los problemas, de dos mujeres muy distintas, que coinciden en un centro de salud del barrio más humilde, multiracial y con contexto social adverso de la ciudad Haifa, al noreste de Israel.
Antes de la última proyección del filme, que protagonizan Noa Koler, Dana Bercovici y Anatoly Beliy, la realizadora habló de la mirada que busca plasmar en su obra, la actual situación política en Israel y la importancia de que el Estado colabore en el financiamiento de la industria audiovisual.
– Hay un vínculo muy especial que se forma entre las dos mujeres que protagonizan “Halisa”. ¿Pensaste ese lazo desde una perspectiva feminista?
– Si. Creo que no se puede contar una historia de dos mujeres sin pensar en feminismo. No quiero hacer spoiler de la película, pero desde esa perspectiva feminista, el punto es que hay muy diferentes maneras de dar a luz, de formar una familia, aunque el feminismo no esté en mi agenda.
– ¿Puede ser que en algún punto lo que les pasa es que lo correcto se sobrepone al deseo?
– Es así. Igual creo que cada persona que ve la película puede interpretar y sentir lo que ocurre, desde su propia historia, su forma de pensar, sus expectativas y eso es lo maravillo del cine. En este caso hay una paradoja, una mujer que desea un hijo y no puede, biológicamente, tenerlo y trabaja con niños, es enfermera. Y esta otra mujer, muy joven, que no quería ser madre, pero le llega ese hijo y lo ama. Y demuestran que pueden complementarse.
– El tema de la maternidad ya lo habías abordado en un corto. ¿Tenés interés particular en explorarlo de distintas maneras?
– ¿Cómo sabías? Si, lo hice. No es una continuidad porque un corto es algo muy diferente, pero si, también es sobre la maternidad. Lo que me interesa en todas mis películas es el contexto social. Pero cuando me convertí en madre, sentí que tenía que escribir sobre eso. Y esta es mi forma de expresar mi visión sobre la maternidad.
– Nombraste tu interés por lo social. Eso también atraviesa tu obra en Valley y ahora en Halisa. ¿Buscás plasmar lo que ocurre en lugares, quizás, menos conocidos de Israel?
– Halisa es un barrio de Haifa, que es una ciudad grande. Es el barrio con mayores problemáticas sociales y también multicultural, con gente arabe, de etiopía, judía, rusa. Pero la situación es parecida en toda la ciudad de Haifa, es muy mezclada.
– ¿Las problemáticas sociales, están atravesadas por esas particularidades? Es lo que buscás mostrar?
– Mi interés es mostrar al público israelí y de fuera de Israel, realidades que no está acostumbrado a ver en películas. Muchas películas son muy realistas en Israel, no estoy sola en eso, pero algo especial en mí que quiero mostrar son cuestiones que no se abordan mucho en el cine. Poner en escena distintos lugares que no son tan conocidos y que también tienen historias para contar. Y fue exactamente lo mismo con Valley -película de 2014 en la que explora la vida de los adolescentes en las periferia de una pequeña ciudad del norte de Israel-. Incluso israelíes se acercaron a preguntarme ¿Dónde queda Emek HaYarden? Entonces creo que eso es bueno.
– La actual situación política, bombardeos, guerra, violencia ¿Atraviesa también el día a día y problemáticas sociales de la población que abordás en tu filmografía?
– Filmé Halisa antes de la guerra. Pero en este momento, en el norte de Israel, están bajo ataque. Recientemente Haifa fue atacada con 200 misiles. Mucha gente no sabe y no piensa en eso. Entonces, el punto en el que estoy contenta con mi película es que, a pesar de esta situación tan difícil, igual la gente está unida. Las dificultades sociales hacen que se mantengan unidos. Entonces en este momento, me pone contenta poder mostrar que no importa qué, estamos juntos. Y tienen situaciones del día a día, sentimientos, deseos, problemas y aún más problemas por el contexto. Todo es más difícil hoy en Israel.
– ¿Cuál es tu mirada sobre la situación de la industria audiovisual en Israel?
– Es un poco complicado responder. Quiero dejar de lado la política. Hoy, los realizadores y todo el mundo están muy enfocados en la guerra. Creo que las próximas películas estarán abordando la situación, la diversidad cultural, creo que va a haber una gran influencia al respecto.
– En Argentina está en debate el rol del estado en la industria audiovisual. ¿Cómo es en Israel y cuál es tu opinión?
– Escuché sobre la situación. En Israel está el “Fondo de Cine Israelí”, del que soy parte, junto a otros varios cineastas. El fondo tiene dinero del gobierno, pero está pensado como un organismo independiente. Invita a personas como yo, a formar parte de comités de lectura de guiones y de selección de los proyectos que se financiarán. Nunca hay suficiente dinero para todos. Eso es lo primero a tener en cuenta, pero tratamos de elegir lo que consideramos más significativo. Creo que es una buena manera de seleccionar proyectos. Y es bueno, por supuesto, que el gobierno ayude a la producción cinematográfica. Hay dos líneas más importantes y otras más. Pero no permite hacer una película solo con dinero de este fondo público. Tiene que haber también una mitad a través de otras vías de financiamiento privadas. El cine es arte, pero requiere mucho dinero para concretarse. Cada pequeña cosa que involucra una película requiere de dinero. El cine está muy conectado con el dinero, es una especie de negocio. Y en todos lados es igual.